La Princesa Olvidada - Capítulo 7
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Capítulo 7: La princesa y su caballero (2) Capítulo 7: La princesa y su caballero (2) —¿Qué sucede abuelo? —pregunté curiosa.
—Sabes que cada príncipe y princesa de la familia real tiene un caballero personal que sirve como su guardaespaldas cuando cumplen catorce años —dijo el abuelo.
—Sí, yo lo sé abuelo. Mis hermanas tienen sus propios caballeros personales que les siguen a donde sea que vayan. Verónica tiene a Vince como su caballero personal y Elizabeth tiene a Bradford como el suyo.
—He seleccionado un caballero personal solo para ti —dijo el abuelo.
—¿Para mí? —pregunté curiosamente—. Pero creí no tener derecho a tener mi propio caballero personal. Recuerdo que mi madrastra estaba en contra de la idea cuando mi padre lo mencionó.
—No te preocupes por Erica. Yo fui quien seleccionó a tu caballero personal para ti. Ella no puede hacer nada al respecto —dijo el abuelo.
—Gracias abuelo. Me siento conmovida por lo que el abuelo ha hecho. Siempre ha sido bueno conmigo, él y Ricardo. Ellos fueron los únicos que me mostraron bondad en este palacio.
—León, ven aquí —llamó el abuelo.
Desde la sombra emergió un joven. Tenía cabello castaño oscuro ondulado y ojos marrones. Vestía el uniforme de los caballeros negros. Cuando se acercó vi que tenía un rostro apuesto y era bastante alto.
—Alicia, este es Leon Fitzgerald. Tiene dieciocho años y es uno de los jóvenes caballeros más destacados de la guardia real —dijo el abuelo—. León, esta es mi nieta, la tercera princesa de Alvannia, Alicia Roselyn Von Heist.
—Princesa Alicia —León me saludó y yo asentí como saludo.”
—Haremos una ceremonia privada de investidura para que Leon sea tu caballero Alicia, ¿está bien? —preguntó el abuelo.
Es costumbre aquí en Alvannia que al ordenar un caballero personal a un niño real, se celebre en el gran salón del palacio. Muchas personas serían testigos al tomar el juramento del caballero frente a su señor o señora, y a su vez el señor o señora ordenaría al caballero, vinculándolo para siempre con su juramento.
—Está bien abuelo. No necesito que muchas personas sean testigos. Los que importan para mí están todos aquí presentes. Ustedes serán mis testigos —dije y sonreí. Miré a todos los que me rodeaban. Del abuelo a Ricardo y Guillermo que están a mi lado. Ellos fueron los que me mostraron amabilidad en esta vida. Y estoy feliz de tenerlos.
—Está bien —sonrió el abuelo—. ¿León, está bien para ti?
—Señor Roberto, ya es un honor para mí servir a la familia real como un caballero personal de la tercera princesa. No pediré reconocimiento ni gloria, solo el hecho de cumplir con mi deber me dará una gran alegría —sonrió Leon.
Mirando su sonrisa no puedo evitar preguntarme si la he visto antes. Simplemente no puedo recordar dónde.
Leon caminó hacia mí. Se detuvo a un metro de distancia y se arrodilló ante mí. Desenvainó su espada y me la ofreció.
—Yo, Leon Fitzgerald, un caballero de la guardia real, prometo solemnemente desde este día en adelante que mi espada será utilizada con el propósito de proteger a la tercera princesa de Alvannia, Alicia Roselyn Von Heist. Prometo brindarle para siempre mi servicio. Mi cuerpo y mi alma estarán unidos por mi juramento solo a ella ahora y para siempre —dijo Leon. Me presentó su espada. La tomé lentamente de él.
—Yo, Alicia Roselyn Von Heist, tercera princesa de Alvannia, he escuchado el juramento de Leon Fitzgerald. Acepto su espada que será utilizada para protegerme. A partir de este día utilizaré su servicio, lo recompensaré cuando haga el bien y lo castigaré cuando haga el mal. Siempre llevaré tus palabras en mi corazón junto con tu cuerpo y tu alma que estarán unidos a mí por juramento —Levanté su espada y golpeé sus hombros uno después del otro.
Le devolví la espada y la volvió a envainar. Leon toma mi mano y besó el dorso de ella. Este gesto me hizo sonrojar.
—Levántate, sir Leon, mi caballero personal —dije un poco incómoda.
Leon se levantó frente a mí y sonrió. Su sonrisa fue impresionante. Aún no puedo evitar notar que he visto esa sonrisa antes.”
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