Lo qué el viento no se llevó - Capítulo 6
Tamaño de Fuente
Tipo de Fuente
Color de Fondo
6: Capítulo 6 6: Capítulo 6 Nunca en mi vida había experimentado de cerca el duelo.
Mis abuelos fallecieron cuando aun no tenía conciencia de mí mismo, así que no sabía qué era y como sobrellevarlo.
A lo largo de mi vida, he compartido con personas que han perdido a sus seres queridos, hasta hoy que sé lo que realmente se siente.
He de decir que hace un par de días se encontraba perfectamente bien y que hoy, sencillamente ya no está con nosotros.
Siempre conservamos la esperanza de que la vida nos dará un día más, sin saber si realmente será así.
Lo que si he podido aprender y eso lo demuestra Mónica ahora mismos llorando de la risa con nuestras historias.
Vera sabía perfectamente como hacerla reír, lo que me empiezo a cuestionar que tan cercanos serían Thomas y ella en el tiempo que estuve ausente y aún más, en el tiempo que ella terminó con Alex, no podía culpar a Thomas de poder fijarse en alguien como ella, pero sabía que Vera no era de su tipo.
No tuve necesidad de preguntarle a ella o a alguien más que haría, aunque teníamos años que no nos hablábamos conocía todavía sus buenas costumbres, sabía que después de su trabajo iría a visitar a Mónica, ya que me había dicho que la conmovía dejarla sola pasando una situación tan difícil, lo que no tuve la oportunidad fue de saber a que hora estaría en su casa.
Cuando llegué Mónica me recibió muy amistosamente, sus ojos lucían un poco hinchados con unas ojeras que la acompañaban.
Durante un par de horas estuvimos hablando de Thomas, aunque era una conversación que evitaba tener para que no fuera doloroso para ella, ella insistió en tenerla.
Me contó todas las anécdotas de Thomas, sus relaciones amorosas fallidas y como Vera había llegado a sus vidas hace un par de años.
—Pobrecita.
—dijo ella.
—Sin tener a donde ir le suplicó a Thomas que la aceptara, creyendo que diría que no.
—¿Duró un tiempo viviendo aquí?
—pregunté atónito ante la historia, puesto que ella había omitido esa información.
—Ella es igual a mí, hijo, sin tener a quien acudir.
Por ello es lo bonito de tener amigos y personas que te quieran.
—dijo ella sorbiendo de su taza de café.
—Mis amigos no han dejado de visitarme y hablarme todo el día.
Debe estar por llegar.
Al terminar la frase, como si Mónica hubiera sentido su presencia, sonó el timbre.
El rostro de Mónica se iluminó, levantándose del sofá para abrir la puerta.
Por el pasillo se asomó la cara de Vera, llevaba su mochila encima con su ropa formal de trabajo, aunque se encontraba un poco despeinada, lucía igual de hermosa que siempre.
—Que bueno es verte de bueno.
—dijo Vera acercándose a mí para depositarme un beso en la mejilla.
—Quiero compensar el tiempo que no pasé con Thomas.
—Hijo, él estaba muy feliz de ti.
—dijo Mónica ofreciéndole café a Vera.
—Siempre me hablaba de ti.
—Mónica, ¿sabes si por casualidad dejé un cuaderno por aquí?
Es uno color crema.
—Fíjate si está en el cuarto, querida.
Vera se levantó y anduvo por la casa como si ella hubiera habitado en ella durante muchos años, compartiendo una vida con ellos.
Sentí un poco de envidia por Thomas, que estuvo compartiendo techo con ella quien sabe por cuánto tiempo, pero a su vez, me alegraba saber, que, aunque no estuviera con él cerca, tenía un buen amigo a su lado que lo acompañó hasta los últimos días.
Fuente: Webnovel.com, actualizado en Leernovelas.com