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Lobo solitario, de vuelta al amor - Capítulo 1

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  4. Capítulo 1 - 1 Anomalía
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1: Anomalía 1: Anomalía Emma.

Tranquilamente sentada en mi lugar favorito —el tejado de mi pequeña cabaña— contemplo el horizonte.

El atardecer pinta de naranja la nieve, y por unos minutos puedo perderme en la inmensidad silenciosa del Monte Logan.

El clima aquí es polar, brutal.

No hay residentes permanentes ni deseos de tenerlos.

Justo por eso lo elegí: en este lugar remoto, donde cada soplo de viento parece borrar las huellas de la vida, puedo existir sin ser vista.

Vivo aislada.

La mayor parte del tiempo estoy sola, a ratos aburrida, pero casi siempre tranquila.

Esta soledad voluntaria no es castigo, sino refugio.

La única forma que encontré de seguir adelante sin encajar en ninguno de los dos mundos a los que pertenezco y, al mismo tiempo, a ninguno.

Los humanos caminan por la vida ignorando lo que convive con ellos, criaturas que creen solo cuentos de terror.

Si supieran la verdad, el mundo no sería el mismo.

Soy prueba de ello.

Una anomalía de la naturaleza.

Un híbrido humano–vampiro.

Una improbabilidad viviente.

Nunca logré sentirme cómoda entre humanos ni entre vampiros, así que me alejé.

Si no existía un lugar para mí, debía inventarlo.

Aquí lo hice.

Los únicos con quienes alguna vez sentí verdadera pertenencia fueron mis abuelos maternos.

Ellos me criaron, me enseñaron todo lo humano que pudieron para silenciar al monstruo sediento de sangre que llevo dentro.

Pero ambos murieron hace años… y desde entonces la familiaridad cálida de mi infancia desapareció.

Ser casi inmortal significa ver partir a quienes amas sin poder seguirlos.

Esa es la condena más cruel.

A menudo recuerdo las conversaciones con mi abuelo.

Sus palabras se me quedaron grabadas como un mantra: —Emma, jamás olvides lo que tu abuela y yo te enseñamos.

Mantén siempre un perfil bajo.

Evita los conflictos innecesarios… Las mejores guerras son las que se evitan.

Cómo los extraño.

Daría lo que fuera por verlos una vez más.

Pero ni siquiera sé si algún día podré alcanzarlos en la eternidad.

Mi historia es simple y trágica: mi madre murió al darme a luz.

Yo le arranqué la vida desde adentro.

Y mi padre… un vampiro, por supuesto.

Aún no comprendo por qué decidió engendrarme en lugar de matarla, ni por qué la abandonó después.

Años más tarde regresó, acompañado de mi hermana Victoria.

Ambos vampiros.

Querían conocerme, llevarme con ellos, enseñarme a cazar humanos como si fuera un rito familiar.

Lo rechacé.

Los valores de mis abuelos ya latían en mí.

Jamás asesinaría un inocente para calmar mi sed.

Aprendí a controlarla a mi manera.

Debo reconocerle algo a mi padre: respetó mi decisión.

Y antes de marcharse me dejó una herencia suficiente para vivir sin depender de nadie.

Dinero, cuentas, seguridad.

Luego desapareció de nuevo.

Tiempo después supe que los buscaban por delitos dentro del mundo sobrenatural.

No sé si escaparon, si murieron, si siguen huyendo.

Solo sé que este mundo también tiene reglas, y quienes las rompen pagan las consecuencias.

Yo soy una consecuencia viviente.

Un crimen con piernas.

Respiro hondo y dejo que el aire helado me limpie los pensamientos.

Repaso mentalmente las características que me hacen única.

La mezcla improbable que soy.

Tengo sangre caliente, sueño, como y duermo como cualquier humana.

Pero soy más fuerte y resistente.

Puedo correr durante horas sin cansarme, tengo sentidos agudizados, reflejos imposibles y esa belleza sutilmente magnética que heredé de mi parte vampírica.

También la sed de sangre, que aunque no me domina, es una necesidad inevitable.

Los humanos se sienten atraídos sin entender por qué.

Los vampiros, en cambio, detectan lo que soy desde lejos.

Por eso los evito.

Por eso vivo aquí.

Sin darme cuenta, el sol ya casi se esconde.

Llevo horas inmóvil como una estatua.

Cosas de vampiro.

De pronto, mis sentidos se activan.

Un escalofrío me recorre los brazos.

Algo —alguien— está cerca.

Me incorporo lentamente y fijo la vista hacia la colina más alta.

Y entonces lo veo.

Un lobo enorme, de pelaje marrón rojizo, erguido al filo del pico blanco.

Es gigantesco.

Incluso a esta distancia, con mi vista agudizada, noto que en cuatro patas es casi tan alto como yo.

En dos me superaría por mucho.

No es un lobo normal.

No cabe posibilidad alguna.

¿Qué demonios hace una criatura así en este lugar?

Mis músculos se tensan.

Decido esconderme, pero ya es tarde.

El lobo gira la cabeza.

Sus ojos se clavan en los míos.

Me ha detectado.

REFLEXIONES DE LOS CREADORES Isabel_Montes_1272 Me gusta escribir y me encanta la fantasía, hace mucho tiempo me atreví a escribir un final alternativo para un personaje de un libro que amé mucho, cuyo final en la historia no me dejó conforme.

No obstante perdí esta historia hoy intento escribirla de nuevo, por suerte encontré esta App.

En este momento recomiendo la gracia de un lobo en esta misma plataforma, me despertó las ganas de volver a escribir…

Fuente: Webnovel.com, actualizado en Leernovelas.com

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