Leer Novelas
  • Completadas
  • Top
    • 👁️ Top Más Vistas
    • ⭐ Top Valoradas
    • 🆕 Top Nuevas
    • 📈 Top en Tendencia
Avanzado
Iniciar sesión Registrarse
  • Completadas
  • Top
    • 👁️ Top Más Vistas
    • ⭐ Top Valoradas
    • 🆕 Top Nuevas
    • 📈 Top en Tendencia
  • Configuración de usuario
Iniciar sesión Registrarse
Anterior
Siguiente

Lobo solitario, de vuelta al amor - Capítulo 12

  1. Inicio
  2. Todas las novelas
  3. Lobo solitario, de vuelta al amor
  4. Capítulo 12 - 12 La hostilidad inesperada
Anterior
Siguiente
Tamaño de Fuente
Tipo de Fuente
Color de Fondo

12: La hostilidad inesperada.

12: La hostilidad inesperada.

CAPÍTULO — EMMA De regreso al monte Logan conduzco a toda velocidad por la autopista principal.

El motor del Jeep ruge bajo mis manos y el asfalto pasa como una línea continua que apenas registro.

Me siento satisfecha: he conseguido lo que vine a buscar y eso me garantiza un par de meses de tranquilidad en mi solitario hogar.

Bueno… no tan solitario por estos días.

Es casi mediodía y calculo que estaré en casa antes del atardecer.

La transacción con Bernardo, el contacto del hospital, fue sencilla.

Sus ojos cargados de dudas me observaron con recelo mientras entregaba el pedido, pero bastó con que revisara la cifra reflejada en su cuenta bancaria para que su expresión se suavizara.

Me divierte que no se atreva a mirarme directamente.

Sus instintos primitivos reconocen el peligro antes de que su mente lo procese.

—Buen chico —pienso, divertida.

La historia oficial es simple: una enfermedad rara, transfusiones que el sistema de salud no cubre, la necesidad de recurrir a canales alternativos.

Técnicamente es verdad… solo que omite algunos matices esenciales.

Apenas recibí la sangre, me aseguré de saciar la quemazón que ya empezaba a incomodarme.

Para un humano la idea debe resultar repulsiva.

Para mí, en cambio, la tibieza del líquido es como beber agua fresca tras una sed prolongada.

No hidrata, pero despierta cada célula, las llena de energía pura.

El sabor no es como ellos lo imaginarían.

No es hierro.

Si tuviera que compararlo con algo, diría que es como café recién colado en la mañana: profundo, reconfortante.

Lo sé porque también lo disfruto.

Una de las pocas ventajas de ser, en parte, humana.

Cuando por fin llego al cobertizo y detengo el vehículo, algo me golpea antes incluso de bajar.

El aire.

La estela de su esencia está por todas partes.

El lobo estuvo aquí… y no hace mucho.

Me quedo inmóvil unos segundos, respirando despacio, dejando que el rastro se asiente en mis sentidos.

Recorrió el perímetro, se acercó más de lo necesario.

No parece una inspección casual.

¿Qué estaría buscando?

—A ti —dice una vocecilla traicionera en mi mente.

—Cállate —la reprendo de inmediato.

Transportar las provisiones requiere varios viajes.

No es difícil, pero sí exige cuidado.

Decido subir primero lo más perecedero: la sangre.

El peso extra no me ralentiza, aunque me obliga a ser meticulosa.

Mientras subo por el sendero noto algo más: esperaba verlo.

No conscientemente, no de forma abierta… pero lo esperaba.

Me sorprendo a mí misma buscando movimiento entre los árboles, una sombra familiar, el sonido de pasos que no llegan.

Qué absurdo.

Ya en casa empiezo a guardar todo en su lugar.

El silencio se siente distinto, más denso.

Me digo que es solo cansancio, que mi imaginación está exagerando.

Entonces lo percibo.

No el olor esta vez, sino su presencia directa, sólida.

Está ahí.

Salgo al claro y lo veo a unos metros, erguido, inmóvil.

Su postura es distinta a la de nuestro último encuentro.

Más rígida.

Más cerrada.

Sus ojos me recorren sin curiosidad, sin esa atención incómoda que había aprendido a reconocer.

—Veo que regresaste —dice, seco.

La frase es neutra, pero el tono no.

Asiento levemente.

—No tenía intención de quedarme fuera mucho tiempo.

El silencio que sigue es incómodo, áspero.

Él no se acerca.

Tampoco se retira.

Es como si hubiera levantado una barrera invisible entre los dos.

—No es un lugar seguro para… desaparecer así —añade finalmente.

No hay preocupación en sus palabras.

Hay algo más.

Algo que no logro identificar y que, contra toda lógica, me irrita.

—No sabía que tuviera que dar explicaciones —respondo, más fría de lo que pretendía.

Sus mandíbulas se tensan apenas.

Lo noto porque estoy demasiado atenta.

Porque esperaba otra cosa y eso me molesta más de lo que debería.

—Haz lo que quieras —dice al fin, dando medio paso atrás—.

Este bosque no es mío.

Ahí está.

La hostilidad, abierta, innecesaria.

Siento un pinchazo extraño en el pecho.

No dolor, no exactamente.

Algo parecido a la decepción… conmigo misma.

—Entonces no hay problema —contesto—.

Mantengamos distancia.

Las palabras salen antes de pensarlas.

Su efecto es inmediato.

Veo cómo algo cruza fugazmente su expresión.

No arrepentimiento.

No alivio.

Algo más oscuro.

Asiente una vez.

—Como quieras.

Me doy la vuelta sin despedirme.

Camino de regreso a la cabaña con pasos firmes, obligándome a no mirar atrás.

Cada metro que avanzo me pesa más de lo esperado.

Qué ridículo.

Dentro, el recuerdo me golpea sin aviso.

No su rostro.

No su nombre.

La sensación.

Esa frialdad calculada.

Esa distancia cargada de juicio.

La forma en que una sola mirada podía hacerme sentir pequeña… y aún así querer acercarme más.

Aprieto los dedos con fuerza hasta que las uñas se clavan en mi piel.

No.

No aquí.

No ahora.

El eco de ese pasado me deja un regusto amargo que no consigo sacudirme.

Me odio un poco por permitir que algo así resurja.

Por dejar que una actitud ajena toque una cicatriz que creía cerrada.

Fuera, sin saberlo, él se queda quieto unos segundos más.

Observa la cabaña.

Percibe el cambio en el aire.

La alteración en mi ritmo.

Algo se tensó… y no entiende por qué.

Sabe, sin embargo, que ha tocado algo delicado.

Y que no fue accidental.

Fuente: Webnovel.com, actualizado en Leernovelas.com

Anterior
Siguiente
  • Inicio
  • Acerca de
  • Contacto
  • Política de privacidad

© 2025 LeerNovelas. Todos los derechos reservados

Iniciar sesión

¿Perdiste tu contraseña?

← Volver aLeer Novelas

Registrarse

Regístrate en este sitio.

Iniciar sesión | ¿Perdiste tu contraseña?

← Volver aLeer Novelas

¿Perdiste tu contraseña?

Por favor, introduce tu nombre de usuario o dirección de correo electrónico. Recibirás un enlace para crear una nueva contraseña por correo electrónico.

← Volver aLeer Novelas

Reportar capítulo