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Lobo solitario, de vuelta al amor - Capítulo 4

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  4. Capítulo 4 - 4 El Encuentro en la Noche
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4: El Encuentro en la Noche 4: El Encuentro en la Noche Emma** Con cautela, sin apartar la mirada de aquella criatura enorme, me incorporo en el tejado de la cabaña.

Me lanzo al suelo con un movimiento fluido y silencioso, cayendo sobre mis pies con la precisión de un felino.

El lobo, oscuro y gigantesco, responde imitando mi tensión: avanza con pasos lentos, medidos, cargados de un instinto que electriza el aire entre ambos.

Cuando inhalo profundamente, el mundo entero se detiene un segundo.

El olor de la bestia me envuelve… y debajo de lo animal, lo salvaje, lo peligroso… hay humanidad.

Un licántropo.

*Genial.* De todos los lugares del mundo, venir a encontrarme con un hombre lobo aquí.

Él también me huele.

Y algo ocurre.

Lo noto en su postura, en el temblor mínimo que recorre su lomo, en la forma en que abre los ojos como si hubiera descubierto algo que no encaja.

Su reacción es desproporcionada.

Casi… personal.

Su pelaje se eriza, lanza un chillido entre dolor y desesperación, como si una chispa hubiera estallado dentro de él.

No solo es sorpresa.

Es algo más profundo.

Más visceral.

¿Y yo?

Siento… algo.

Un tirón diminuto que no debería existir.

Un impulso idiota de acercarme en vez de correr.

No tiene sentido.

Él se recompone para gruñirme de nuevo, mostrando esos colmillos enormes capaces de partirme en dos.

Me obliga a agacharme, lista para responder.

Mi cuerpo calcula rutas de ataque.

Mi mente calcula rutas de escape.

Pero mi instinto… mi instinto hace algo estúpido: quiere saber quién es.

Sé lo que sería un ataque de un lobo así.

Sé lo que yo podría hacerle si me veo obligada.

No quiero hacerlo.

Pero puedo.

Respiro hondo.

La voz de mi abuelo resuena: *“Las mejores guerras son las que se evitan.”* Levanto la mano despacio, como si intentara atravesar el aire denso que se forma entre nosotros.

Y él… Él se queda congelado.

Me mira como si jamás hubiera visto una criatura como yo.

Como si mi gesto lo desarmara.

—Así está mejor —susurro.

Sus ojos se clavan en los míos.

Oscuros.

Intensos.

No solo rabia: algo más.

Curiosidad.

Confusión.

¿Fascinación?

Siento un cosquilleo ridículo recorriéndome la espalda.

Doy un paso pequeño, lento, sin bajar la mano.

—No tengo intención de hacerte daño —digo—.

No sé quién eres.

Ni me interesa.

Solo quiero que sepas algo: este es mi territorio.

Yo llegué primero.

Así que… vete.

Y aquí no ha pasado nada.

¿De acuerdo?

Él no aparta la mirada.

Se la bebe.

La sostiene demasiado tiempo como para que sea normal.

Luego, finalmente, mueve la cabeza.

Negando.

Me quedo en blanco.

¿De verdad acaba de negarme?

¿Quién demonios se cree este chandoso?

Me llevo los dedos al puente de la nariz, tratando de calmar la mezcla de frustración y adrenalina que me hierve bajo la piel.

Y entonces noto algo más.

Él también está tenso.

No por odio.

Por… algo que no sabe manejar.

Y tampoco se transforma.

No dice nada.

Solo me observa con una intensidad que me enciende los nervios.

De pronto se mueve.

Lento.

Controlado.

Parece que se va.

Y, justo antes de desaparecer entre los árboles, lanza un bufido.

Un sonido que no sé traducir… pero que siente a burla.

A desafío.

A… coqueteo hostil.

—¡Imbécil!

—murmuro sin que me oiga.

Lo veo marcharse, confiado, seguro, con esa actitud de *no puedes tocarme* que me enciende la sangre por motivos equivocados.

Solo cuando ya no puedo oír sus pasos me doy cuenta de que la noche ha caído por completo.

Regreso a la cabaña.

Enciendo luces.

Cierro puertas y ventanas que no servirán de nada si él quiere entrar, pero me dan una falsa sensación de control.

Intento dormir.

No puedo.

Cuando lo logro, sueño con él.

Con su respiración.

Con su tamaño.

Con la forma en que me miró.

No con miedo… sino con una mezcla peligrosa de amenaza y atracción.

Como si estuviera a punto de morderme… y no para matarme.

Tres días pasan sin señales del lobo.

Tal vez se fue.

Y aun así… ¿Por qué demonios siento esta estúpida punzada de decepción?

Fuente: Webnovel.com, actualizado en Leernovelas.com

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