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Pequeña señorita diablita: la esposa traviesa del presidente - Capítulo 41

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41: Capítulo 41.

Pillado en el acto 41: Capítulo 41.

Pillado en el acto Editor: Nyoi-Bo Studio Lu Xinyi volvió a dejarlo para ir a comprarse un helado.

Él realmente no había pensado en cómo su matrimonio debiese funcionar, tampoco había anticipado que se engancharía tanto de ella.

Provocarla, ligar con ella…eran cosas que realmente disfrutaba hacer.

Shen Yi miró a su alrededor.

Tenían suerte de que la playa no estuviese repleta a esta hora.

Con un horario tan apretado como el suyo, nunca pensó tener tiempo para sucumbir ante actividades de ocio, tales como ir a la playa.

La mayoría de sus viajes de negocio consistían en reuniones, inspeccionar lugares y más trabajo.

Así que quizá este corto viaje con Lu Xinyi era un premio para él, así como para ella.

Un grupo de mujeres jóvenes voltearon a mirarlo mientras pasaban, susurrando y cuchicheando entre ellas.

Shen Yi solo podía mirar y preguntarse cuándo sería capaz de ver a su esposa con un bikini como los que usaban ellas.

Tenían las curvas y todo, pero no tenían el poder seductor de su esposa.

—Lindo trasero —comentó alguien detrás de su espalda, acompañado de un bajo silbido.

Shen Yi asintió distraídamente.

Segundos después, se congeló al darse cuenta de lo familiar que sonaba esa voz.

Este mes había traído un calor veraniego, junto con un fresco pedido de frutas y helado de las tiendas locales.

Justo como habían hecho las otras veces que salían, ella dejó a su esposo para ir a comprarse sus golosinas frías favoritos.

Cuando regresó, encontró a su esposo viendo unas mujeres con bikinis .

Este hombre…¿cómo podían saber que era gay, cuando era el mayor pervertido y mejor ligue que ella había conocido?

—Xinyi…

—se reprendió a sí mismo por dejar que su esposa lo pillara en el acto.

Ella lo fulminó con la mirada.

¿Cómo se supone que iba a explicarlo?

—¿Ya terminaste de turistear?

—preguntó.

Shen Yi cubrió su cabeza con una sola mano, intentando no reírse de lo que dijo su esposa.

Sería hombre muerto si se atreviera a hacer tal cosa.

En cambio, se decantó por agarrarla del brazo para caminar por la playa, y ella permitió que lo hiciera.

Con la mano derecha agarrando su helado y la otra al alcance de Shen Yi.

Lu Xinyi empezó a tomar paso lento y dejó que las olas lavaran sus pies descalzos.

Su esposo no se atrevió a acercarse a las olas pero siguió estando al alcance de ella.

Su otra mano sostenía sus zapatitos mientras la tenía cerca.

Shen Yi se dio cuenta de que realmente disfrutaba pasar más tiempo con ella.

Mientras le cogía la mano, se sorprendió al ver lo plácido que era sostenerla, suave y cálida, tal y como cuando sonreía cuando estaba realmente contenta.

Lu Xinyi estaba fascinada con todo lo que habían visto hasta ahora.

Desde los vendedores locales hasta las delicias horneadas en las esquinas; tal como las tiendas de baratijas que ella realmente apreciaba.

Ella era una mujer simple, no le demandaba mucho.

Se veía tan feliz porque él la dejase guiar el camino.

Cada vez que ella veía algo interesante, se detenía y le hacía preguntas.

Era un placer caminar con ella, hablar de cosas al azar sobre el área, ella absorbía cada palabra que él decía cuando le contaba historias.

Le gustaba especialmente el resplandor en su mirada cada vez que la llevaba a un mercado local.

Lu Xinyi escuchaba emocionada y plácidamente cada palabra.

Shen Yi hizo una nota mental: siempre llevar a Lu Xinyi a sus viajes de negocios.

Quería mostrarle el mundo que ella nunca había logrado ver antes.

Fueron a un banquillo cercano para sentarse.

—Esto está exquisito.

Nunca pensé que hicieran helados así—dijo Lu Xinyi sonriendo.

—La fruta en esta época es más dulce y más deliciosa —repuso él riendo.

Lu Xinyi tomó una bocanada de su helado de mango y gimió.

—Oh, es increíble.

Creo que necesito ir a la tienda y comprar una docena de estos.

Shen Yi no podía dejar de mirarle la boca.

Su pequeña y rosada lengua sobresalía a relamerse las comisuras de los labios para luego volver a meterse en esa boca que tanto le encantaba.

Cerró los ojos, intentando dominar su auto-control.

Empezó a contar.

Abrió los ojos y la volvió a mirar.

Se veía tan inocente, desconociendo lo había logrado en él.

Dios santo, realmente iba a volverlo loco si seguía luciendo así.

Se preguntó si siquiera ella sabía lo que estaba haciendo.

Se veía profundamente concentrada en la golosina que tenía en la mano.

Lu Xinyi le ofreció una probada de helado.

—¿Quieres un poco?

—preguntó.

Estaba tan cautivado por esos labios que encontraba realmente fascinantes, especialmente cómo brillaban cuando ella los relamía.

Se inclinó, pero en vez de aceptar su ofrenda, sus dedos se decantaron por dirigirse su cuello, inclinándola a ella para besarla; presionando su boca contra la de ella en lo que resultó ser un incómodo beso.

Lu Xinyi, sorprendida por sus acciones, dejo caer su helado.

Estaba tiesa, sus ojos muy abiertos mientras él la besaba.

Fuente: Webnovel.com, actualizado en Leernovelas.com

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