Pequeña señorita diablita: la esposa traviesa del presidente - Capítulo 47
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47: Capítulo 47.
Ven aquí para poder devorarte.
47: Capítulo 47.
Ven aquí para poder devorarte.
Editor: Nyoi-Bo Studio —Sé que no puedes simplemente admitir que nunca permitirás que salga con otra persona —Lu Xinyi rió.
Shen Yi ignoró sus palabras, pero el leve enrojecimiento en su cara que ocultó rápidamente le hizo saber a Lu Xinyi que estaba molesto al respecto.
Lu Xinyi estaba totalmente al tanto de que algo estaba cambiando entre ellos.
Aún así, no podía descifrar si era algo bueno o malo.
Shen Yi era el más atroz y descarado, pero el más deslumbrante y comprensivo… espera, ¿de qué estaba hablando?
Ah, ese beso aún le estaba afectando la cabeza, ¿verdad?
Y, justoahora, lo único que quería hacer era agarrarlo del cuello para continuar lo que no pudieron terminar antes.
—¡No!
Lu Xinyi, ¡basta con esos pensamientos!
—se regañó mentalmente.
¿Realmente se estaba enamorando de él?
Lu Xinyi le echó un pequeño vistazo antes de apartar la mirada.
Probablemente, pero no sonaba como una mala idea.
Ya estaban casados, y estar con él hacía mayor esa posibilidad.
Para ser justos, el amor no estaba en el contrato, así que no estaba violando ninguna regla.
—Xinyi.
—El sonido de su nombre la alteró.
Irguió la espalda y levantó la mirada.
—¿Sí?
—masculló, mirándole.
—¿Estás…estás bien?
Pero antes de que ella pudiese responder, el equipo ejecutivo de la sucursal de Ciudad H llegó y tomaron sus lugares.
Shen Yi estaba de mal humor, y Lu Xinyi estaba segura de ello.
Ella no tenía idea de qué lo había hecho enojar.
Jugar en su teléfono mientras la reunión se llevaba a cabo hacía que el equipo de él se sintiera incomódo.
Aún así, no pudieron reprimirla porque no estaban seguros de su relación con Shen Yi.
Era un día lunes y ella estaba ahí, sentada al lado de Shen Yi como si fuese su lugar correcto e ignorando a la gente que los rodeaba.
Ah, era tan genial que ella no trabajase en el mundo corporativo porque podía jugar que esa gente y sus charlas la aburrirían hasta la muerte.
Podía jurar que no entendía ninguna palabra cuando ellos empezaron a hablar sobre los porcentajes y la caída de las ventas de ese mes.
La matemática y los números eran una tortura para ella, estaba feliz de no tener que lidiar con eso nunca más.
Si tan solo supiera… Como sea, había algo que molestaba también a Lu Xinyi.
Esa mujer al otro lado de la mesa la fulminaba con la mirada.
Solo podía adivinar que esa mujer estaba detrás de su esposo.
Lu Xinyi ensanchó la mirada.
¿Qué hay de malo con esa señora?
¿Cuál era su nombre?
Ah, lo recordó.
Se la presentaron como Duan Yong, la jefa de propiedades de esta sucursal.
Duan Yong estaba sentada al lado izquierdo de Shen Yi.
Pensando en ello, Lu Xinyi intentó ocultar su risa al darse cuenta de por qué su esposo estaba de mal humor.
Duan Yong estaba usando un perfume muy fuerte que irritaba la nariz de Shen Yi.
Después de pasar tiempo con su esposo, Lu Xinyi se dio cuenta de que él era quisquilloso para la comida.
No comía ni tocaba nada antes de analizarlo cuidadosamente.
También odiaba los olores florales y los perfumes.
Su pequeña y pacífica casa estaba libre de cualquier olor fuerte que pudiese irritarlo a él o a sus perros.
Bueno, ella no podía culparlo.
Shen Yi estaba tenso en su asiento.
Una hora después, hubo un pequeño receso en el que todos abandonaron la sala excepto ellos dos.
Él se paró y abrió la ventana para poder dejar entrar el aire.
—Bueno, alguien es un tanto popular ¿eh?
Lu Xinyi lo siguió y miró por la ventana.
Se frotó los brazos, sintiendo un leve cambio en la temperatura.
—Es asqueroso.
Nunca entenderé por qué las mujeres se refriegan en esos perfumes —gruñó.
—La mujer no lo sabía.
Aguanta un rato.
—O podría fulminarla para deshacerme de ella.
Ha estado intentando conseguir mi atención cada vez que vengo a esta sucursal —dijo inclinando la mirada hacia ella mientras la escuchaba reír.
Lu Xinyi sacudió la cabeza.
—Aww, mi pobre esposito.
¿Acaso no sabes que para algunas mujeres, tus miradas frías podrían significar “ven aquí para poder devorarte”?
—¿Acaso eso funciona contigo?
—preguntó levantando las cejas.
—Hey, ¿cómo te atreves a relacionarme con esas normis?
—Lu Xinyi cruzó los brazos y refunfuñó—.
Y pensaba en ayudarte a deshacerte de ella.
Pudo sentir su mirada en ella.
Quizá era un truco de la iluminación, pero sus ojos se veían más suaves mientras que la miraba.
—Oh, ¿mi esposa me va a ayudar?
Quiero escuchar más.
Lu Xinyi le dio una sonrisa maliciosa.
Se aseguraría de que Duan Yong dejara de perseguir a su esposo.
Esto será divertido.
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