Pequeña señorita diablita: la esposa traviesa del presidente - Capítulo 49
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49: Capítulo 49.
Un gran golpe para su vanidad 49: Capítulo 49.
Un gran golpe para su vanidad Editor: Nyoi-Bo Studio Duan Yong había estado interesada en Shen Yi desde que lo conoció, hace mucho tiempo.
A pesar de los rumores sobre su homosexualidad, los cuales eran ridículos, ella se rehusaba a dejar ir esos sentimientos hacia su jefe.
Una vez al mes, Shen Yi debía visitar su sucursal para supervisar y ver el rendimiento mensual de su equipo y Duan Yong pacientemente esperaba la oportunidad para seducirlo.
Estaba tan emocionada al saber que Shen Yi había venido y se tomó tiempo para prepararse.
Aún así, fue tan decepcionante cuando entró al salón de conferencias y lo vio hablando con una mujer desconocida.
No hubo una introducción apropiada, pero como el jefe la llamó”Lu Xinyi”, nadie se cuestionó por qué la había llevado a ella y no a Qiao He.
Su emoción se desvanecía al ver el aura de comodidad y sociabilidad que ellos emitían juntos.
No había necesidad de palabras para ver que Lu Xinyi y Shen Yi estaban familiarizados el uno con el otro.
Todos le dieron una mirada socarrona a Lu Xinyi cuando vieron que ella jugaba con su teléfono, la cual ignoró.
¿Cómo se atrevía esta mujer a ignorar su presencia?
Ni siquiera le prestaba atención a Shen Yi cuando hablaba, ¿quién se creía que era?
—¿Crees que sea la novia del jefe Yi?
—le preguntó uno de sus subordinados en el receso.
Duan Yong estaba realmente irritada con la presencia de Lu Xinyi.Shen Yi ni siquiera la miró y lucía irritado en la reunión.
Ella no tenía idea de que su perfume era lo que le molestaba.
—Imposible.
El jefe Yi nunca ha sido visto con una mujer —exclamó Xuan Ling, su asistente—.
Si hubiese alguien que pudiese llamar su atención, esa debiese ser nuestra señorita Duan.
El mal humor de Duan Yong fue dejado atrás con las observaciones de su asistente.
Ella era aclamada como “la belleza y el cerebro” del equipo y la sucursal.
La mayoría sabía que ella estaba enamorada de su jefe, pero Shen Yi nunca le había hablado fuera del trabajo.
—Quizá sea un familiar o una amiga —comentó Duan Yong con una vaga y falsa sonrisa mientras que preparaba el café que le llevaría a Shen Yi.
—No lo creo, no parece venir de una familia adinerada como la del jefe Yi.
Luce simple y aburrida —Xuan Ling sacudió la cabeza y le dio palmaditas al hombro de Duan Yong.
—Supongo que deberíamos irnos —dijo Duan Yong cuidadosamente, mirando a todos sus subordinados seguirle el paso.
La puerta se abrió de golpe y Duan Yong se quedó plantada en ella junto con el resto del equipo, confundidos.
Algo andaba mal.
Fue tomada por sorpresa al ver a la joven pareja enredados en sus brazos, besándose y disfrutando de ellos mismos.
Duan Yong podía escuchar su propio corazón siendo destrozado.
Sabía perfectamente que Lu Xinyi era un tanto especial para Shen Yi dado que él no permitía que ninguna mujer se le acercase.
Nadie podía ignorar que él le había traído.
Había un poco de rivalidad entre ella y Lu Xinyi por la atención de Shen Yi, pero Duan Yong no se dio cuenta de que había sido vencida antes de que la pelea empezase.
Ella esperaba tener algún tipo de ventaja dado que conocía a Shen Yi desde hacia tiempo atrás, aunque su relación nunca sobrepasaba lo laboral.
Mientras tanto, Lu Xinyi había llegado de la nada y nadie sabía quién era ni de dónde venía.
Fallar al conseguir la aprobación de Shen Yi ya era un gran golpe para su vanidad.
La decepción corría por sus venas, haciendo que se le cayera la taza de café y que esta se hiciera pedazos en el suelo, tal y como su corazón lo había hecho.
La mirada en la cara de Shen Yi les decía que no le importaba un carajo lo que habían visto.
—Ninguna palabra saldrá de este lugar acerca de lo que acaban de presenciar.
—Su voz fría y amenazadora les sacudió las entrañas.
Obviamente nadie se atrevería a desobedecerlo, sus palabras eran ley en la compañía.
Shen Yi se devolvió a su asiento como si nada hubiese pasado, mientras que Lu Xinyi acomodaba su ropa con las mejillas sonrojadas.
Duan Yong miró a Lu Xinyi y pudo jurar que la vio mirándola con ojos maliciosos, como si estuviese burlándose de ella.
—¡Esta bruja!
¿Qué clase de vudú le habrá hecho al jefe Yi para encantarlo?
—Duan Yong la despreció en silencio.
Apresuradamente, Duan Yong salió del salón y cerró la puerta detrás de ella.
Había perdido estaba vez, pero eso no significaba que se daría por vencida.
Quizáél se había rendido ante los trucos de Lu Xinyi, pero ella se aseguraría de no perder la próxima vez.
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