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Super gen - Capítulo 55

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  4. Capítulo 55 - 55 Capítulo 55 - Diez Mil Por Bofetada
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55: Capítulo 55 – Diez Mil Por Bofetada 55: Capítulo 55 – Diez Mil Por Bofetada Editor: Nyoi-Bo Studio Han Sen sabía que Fang Jingqi lo había malentendido.

Le devolvió la sonrisa a Fang Jingqi.

—No vayamos al campo de batalla.

¿Jugarías un juego pequeño conmigo aquí en casa?

Xue Xi le lanzó a Han Sen una mirada de desaprobación, pero esta vez Han Sen no la respondió.

Han Sen sabía que un tipo como Fang Jingqi no se daría por vencido a menos que fuera derrotado.

—¿Que juego?

—dijo Fang Jingqi y frunciendo el ceño.

—¿Alguna vez has jugado manos rojas?

—preguntó Han Sen preguntó con una leve sonrisa.

Fang Jingqi masculló sin apenas abrir la boca: —Por supuesto, pero ese es un juego tan fácil…

“Manos rojas” era un juego que se jugaba entre dos personas.

Un jugador (el que recibiría el manotazo o el “percutado”) colocaba sus manos con la palma hacia abajo, sobre las manos del otro jugador (el que daba el manotazo o el “percutor”).

El percutor colocaba sus manos debajo del percutado, con las palmas hacia arriba.

Las manos de los dos jugadores debían tocarse entre sí.

El percutor estaba en la ofensiva, e intentaría llevar sus manos para golpear las partes posteriores de las manos de su oponente.

Esto debía hacerse con la velocidad suficiente, ya que el objetivo del percutado era tirar de sus manos, y fuera del área donde se superponen las manos, para así evitar el manotazo.

Si el percutor fallaba en pegar las manos del percutado, entonces los roles se cambiaban.

—Si nuestras manos se tocasen, sería fácil.

¿Qué tal si jugamos con las manos sin tocar?

—preguntó Han Sen, todavía sonriendo.

—No hay problema —dijo Fang Jingqi, riendo.

Las manos rojas principalmente probaban los reflejos de uno y Fang Jingqi confiaba en que sus reflejos eran superiores a los de Han Sen.

Además, Fang Jingqi estaba contento de que la regla de este juego fuera que, siempre y cuando el golpeador fuera capaz de golpear las manos de su oponente, sus roles nunca cambiaran.

Fang Jingqi quería aprovechar esta regla y golpear a Han Sen con tanta fuerza que no pudiera levantar el brazo.

—Por lo tanto, siempre que la mano del cazador se mueva, sería contada como un manotazo y no podría recuperarla —anunció Han Sen, estableciendo las reglas.

—Bien, te dejaré dar una bofetada primero —presumió Fang Jingqi.

Tenía mucha confianza y extendió sus brazos.

Han Sen no extendió los brazos, pero sonrió a Fang Jingqi.

—Jingqi, ¿dijiste que habría un alma de bestia mutante?

Fang Jingqi no era estúpido.

Aunque no le importaba un alma de bestia mutante, tampoco quería que Han Sen se aprovechara de él.

Dijo: —Un alma de bestia mutante es para una pelea en el campo de batalla.

Como ahora jugamos manos rojas, considerémoslo como un premio.

Puedes ganar si puedes darme un manotazo.

—Jingqi, esto no es divertido.

Y tampoco quiero aprovecharme de ti —reflexionó Han Sen—.

Olvídate del alma de la bestia.

Cambiemos el premio a diez mil dólares.

Cada vez que puedas darme un manotazo, te pagaré diez mil dólares y viceversa.

¿Qué dices?

Mewoth, la mascota de alma de bestia mutante que Han Sen recibió de Qin Xuan era una cosa inútil y comía demasiado.

Han Sen había aprendido una lección y pidió dinero, ya que no sabía qué alma bestia sería.

—Justo.

Estas empezando a gustarme.

Pero diez mil es muy poco.

¿Qué tal cien mil?

—desafió Fang Jingqi, contemplando a Han Sen.

Han Sen negó con la cabeza.

—Todos somos amigos.

Perder demasiado podría dañar nuestra relación Xue Xi rápidamente dijo: —Sí.

Es solo un juego.

No es necesario apostar demasiado dinero.

Diez mil ya es demasiado.

Como tienes miedo de perder, nos quedaremos con diez mil, —dijo Fang Jingqi y se encogió de hombros.

Han Sen no dijo nada, pero siguió sonriendo a Fang Jingqi.

Ahora en sus ojos, Fang Jingqi no era una persona, sino un cajero automático ambulante.

Fang Jingqi vino a él justo cuando estaba preocupado por el dinero.

Todo lo que tenía que hacer era aceptar.

Si el oponente no era mucho más fuerte que él, Han Sen creía que podía ganar a la mayoría de la gente jugando manos rojas.

Su comprensión de sus oponentes y sus reflejos se encontraban entre los mejores.

Antes de obtener el cristal negro, así se ganaba la vida.

Fang Jingqi, que pensaba que el juego era solo sobre reflejos, no sería competencia para él.

—Te dejaré empezar primero —concedió Fang Jingqi, extendiendo nuevamente las manos.

No creía que Han Sen tuviese una oportunidad.

A juzgar por la edad de Han Sen, había estado en el Santuario de Dios menos de un año, por lo que no pudo haber ganado muchos genopuntos.

Además, la situación de su familia tampoco le permitía comprar carne de criaturas avanzadas.

Fang Jingqi ya había estado en el Santuario de Dios por varios años y había ganado muchos genopuntos.

Por lo tanto, su estado físico y sus reflejos debían ser mucho mejores que Han Sen y es probable que Han Sen no fuera capaz de darle un manotazo.

—Bien —Han Sen puso sus manos bajo las manos de Fang Jingqi y se mantuvo un poco alejado de ellas.

Han Sen mantuvo las manos quietas y luego preguntó: —¿Puedo empezar?

—S… La mano de Han Sen golpeó la parte posterior de las manos de Fang Jingqi antes de que Fang Jingqi pudiera terminar su respuesta.

—Diez mil —dijo Han Sen—.

Xi, anótalo.

—Anótalo —dijo Fang Jingqi apretando los dientes.

Xue Xi abrió rápidamente el tablero de notas holográficas en su comunicador y trazó una línea.

—De nuevo Fang Jingqi extendió sus manos.

—¿Puedo comenzar?

—preguntó Han Sen de nuevo.

Fang Jingqi solo asintió, mirando las manos de Han Sen incondicionalmente sin parpadear.

Con la lección aprendida, Fang Jingqi juró que no volvería a engañar a Han Sen.

Han Sen no se apresuró esta vez y se volvió para hablar con Xue Xi.

—Xi, ¿quieres escuchar una historia graciosa?

—¿Ahora?

—respondió Xue Xi, sorprendida.

Han Sen asintió y comenzó: —Un adorable cachorro estaba viajando por el desierto, había traído suficiente agua y comida, pero murió después de dos días.

¿Puedes adivinar por qué?

—¿Una tormenta de arena?

—No, el clima estaba bien.

—¿Porque se perdió?

—Había mucha agua y comida, así que no moriría aunque se perdiera —dijo Han Sen.

—No puedo adivinar.

¿Por qué murió?

Xue Xi ya no quería adivinar porque estaba nerviosa por el resultado de las manos rojas.

—Como ese lindo cachorro no encontró un poste de electricidad en el desierto, su vejiga explotó—dijo Han Sen riéndose.

Xue Xi se sonrojó.

—Sen, eso es tan tonto…

—Ordinario …—dijo Fang Jingqi con rostro adusto, y de repente sintió un dolor en el dorso de sus manos.

¡Plaf!

Fuente: Webnovel.com, actualizado en Leernovelas.com

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