Trono de la Arcana Mágica - Capítulo 49
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49: Sinfonía del Destino.
49: Sinfonía del Destino.
Editor: Adrastea Works Víctor no relajó el puño hasta que la puerta del salón se cerró lentamente.
Dando un largo suspiro, se dio la vuelta y dijo a Rhine y al resto de la orquesta.
—Voy a volver a mi despacho a terminar mi trabajo.
Sigan practicando, por favor.
—Señor Víctor, no se esfuerce en exceso por favor —Rhine dejó su violín y se acercó a Víctor.
Su rostro estaba serio—.
No creo que se le ocurra una buena melodía en su estado actual.
Su mente se encontraba atacada por la fatiga, la depresión y la rabia al mismo tiempo.
Víctor asintió.
—Gracias Rhine, solo… necesito descansar.
—Lucien, Lott, ustedes acompañen al señor Victor a su despacho.
Felicia y Herodotus, sigan practicando —dijo Rhine a los estudiantes.
De camino a la tercera planta, Victor permaneció en silencio.
Ni Lucien ni Lott supieron que hacer, así que le siguieron en silencio Antes de salir del despacho, Lucien notó que Víctor contemplaba un retrato a tamaño real colgado de la pared.
En él había una hermosa joven sonriendo.
Tenía el cabello y los ojos negros.
Cuando cerró la puerta, Victor seguía mirando el retrato como una estatua.
… Cuando Lucien y Lott volvieron a la sala de prácticas de la cuarta planta, vieron a Felicia y Herodotus sumidos en sus pensamientos.
—Bueno…—Lott intentó romper el silencio—.
Todo lo que ha pedido el director Othello era dar un concierto fluido, puede que el señor Víctor no esté tan estresado ahora.
Al parecer, sus palabras no ayudaron.
—Venga ya… Me importa mucho la actuación del señor Víctor, ¿vale?
—Añadió Lott rápidamente—.
Ya vieron a mi primo Mekanzi.
Si el concierto del señor Victor es un gran éxito, puedo hacerme conocer como el alumno de un gran músico, lo que me ayudará con mi prueba de calificación.
Felicia frunció un poco los labios.
—Sí, todos estamos conectados al señor Víctor.
Estoy preocupada por él.
Si el concierto va mal, no puedo imaginarme lo que le espera.
Al otro lado, Herodotus inclinó la cabeza contra su violín, murmurando.
Lucien fue ignorado otra vez, pero no le importaba en absoluto.
También estaba ocupado pensando.
Para poder corresponder a la amabilidad de Víctor, Lucien buscaba una obra maestra musical de su mundo como plan B.
Antes de eso, comprobó todas las canciones de su biblioteca mental para asegurarse de que no hubiera nada similar a lo que iba a escoger.
Fue más fácil de lo que pensó, ya que todas las canciones estaban almacenadas en su biblioteca mental y podía buscarlas fácilmente.
Después tenía que buscar la forma adecuada de dársela al señor Víctor.
Afortunadamente, Lucien había terminado la parte difícil; traducción.
Cuando practicaba la lectura musical, marcó muchas obras maestras de su mundo con las notas que aprendió aquí.
Durante este periodo de tiempo, Lucien tenía un mayor entendimiento del estilo musical de este mundo.
Viéndose afectada por la iglesia, la música en Aalto ofrecía una estructura tradicional y un estilo religioso.
Lucien quería elegir una que encajara en el estilo.
Por tanto, Bach fue el primero que se le ocurrió ya que su música también era de carácter religioso.
Sin embrago, tras comparar el trabajo de Bach con muchas de las obras de este mundo, descubrió que, de alguna forma, eran muy similares entre sí.
Se alegró de ser lo suficientemente cauto.
Después se dirigió a Beethoven.
Por suerte, ninguna de sus obras coincidía con la música de este mundo.
Lucien no quería perder mucho tiempo eligiendo, así que decidió usar una de las obras maestras más conocidas de Beethoven; la Quinta Sinfonía.
Aún recuerda cuando la escuchó por primera vez, le impresionó la gran fuerza de la sinfonía.
La parte más difícil que tenía que pensar era como “dársela” a Víctor.
No podía darle una hoja de papel con una obra musical de tal excelencia sin más, diciéndole a Víctor que la encontró en un libro de la biblioteca.
Por otra parte, sería incluso más sospechoso afirmar que él mismo había creado la melodía, puesto que el que un principiante como él escribiera una pieza así no tenía ningún sentido.
Lucien deseó saber hacer hipnosis, pero su poder espiritual no era suficiente para infundir una sinfonía entera en la mente de Víctor.
Al final, se decidió a reescribir la Quinta Sinfonía pero en vez de revitalizarla, iba a “degradarla”.
Tenía que destruir toda la estructura de la obra, pero dejar algunos fragmentos para Víctor.
Lucien esperaba que su profesor se inspirase con estos fragmentos.
Tras escribir una pequeña pieza de la melodía en papel, Lucien se sentó al piano y pulso las teclas con fuerza.
—¡Dang, dang, dang, dang!
Fue tan alto que Herodotus casi se cayó de su silla.
Tras el magnífico comienzo, el resto de la melodía era un desastre.
—¿Qué demonios estás haciendo?
—preguntó Lott frunciendo el ceño.
—Quiero ayudar al señor Víctor.
Lo que he visto hoy me ha deprimido, pero también me ha enfadado, y esta combinación de emociones me ha dado algo de inspiración.
Voy a anotarlo —explicó Lucien.
—¿Qué?
—Lott casi se reía—.
¿Dices que estás escribiendo una sinfonía?
—¿Cuánto llevas estudiando música?¡Todavía no entiendes cómo tocar el piano!
—Felicia alzó la voz.
Extendiendo las manos, Lott replicó directamente.
—No, no puedes ayudar al señor Víctor, Lucien.
Entiendo tu voluntad pero eres un principiante.
—¡¿Crees que cualquiera puede escribir una sinfonía solo por tener eso de ‘inspiración’?!
—Herodotus se burló—.
Lo que acabas de tocar es basura.
¡Deja de alardear delante del señor Víctor para complacerle, bufón!
—Lucien, para por favor —Felicia agitó la cabeza con depresión—.
¿Puedes parar?
No hagas esto más difícil.
Pero Lucien también agitó la cabeza con firmeza.
—No.
Estoy inspirado.
Puedo escribir una buena.
Lott, Felicia y Herodotus miraban a Lucien como si estuviera loco.
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