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Trono de la Arcana Mágica - Capítulo 57

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  3. Capítulo 57 - 57 Agarrar al destino por la garganta
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57: Agarrar al destino por la garganta.

57: Agarrar al destino por la garganta.

Editor: Adrastea Works 11:40 de la mañana, interior de la oficina del director de la Asociación de Músicos.

—Tienes que escoger uno ahora.

Estos son todos tus buenos trabajos del pasado —dijo Othello con el ceño fruncido—.

Te hemos estado esperando durante unos veinte minutos.

—Lo siento, Señor Othello…

¿Puedo…

puedo tener algo más de tiempo?

—La cara de Víctor tenía una palidez mortal.

Sus ojos confundidos habían estado perdiendo la concentración por un tiempo, y las notas musicales no tenían ningún sentido para él.

Wolf también estaba allí, sentado frente al escritorio con el director Othello.

Una sonrisa despectiva apareció en su rostro.

—Deja de luchar, amigo mío.

Simplemente, escoge uno al azar, a mí me parecen bastante similares.

El Señor Othello aún tiene que almorzar con Su Alteza más tarde.

—Bueno…

—Othello sacó su reloj de bolsillo—.

La comida será a la una en punto.

Te daré…

otros diez minutos.

Si aún no has podido tomar una decisión para ese entonces, me temo que la asociación podría necesitar a alguien más para el concierto.

Wolf acaba de regresar del Palacio de Ratacia.

Debería ser capaz de manejar el asunto.

El Palacio de Ratacia era la sala de conciertos real del Ducado de Orvarit.

Wolf no pudo contener su emoción.

—Víctor, lamento verte luchando.

Pero nosotros, como músicos de nuestra asociación, debemos considerar el interés de nuestra asociación como la máxima prioridad.

¿Qué piensas?

Víctor no dijo nada.

Después de otros dos minutos, Víctor se recostó en la silla y señaló un pedazo de papel: —Ese entonces.

Las dos palabras le quitaron toda su fuerza, pero también se sintió un poco relajado.

Víctor no quería gastar más tiempo y esfuerzo en la obra en la que había estado trabajando durante nueve años.

«Quizás sea algo bueno,» pensó Víctor para sí mismo.

—Bien —Othello aplaudió—.

Me alegra que hayas tomado la decisión finalmente.

Tengo algunos medicamentos que pueden ser útiles para tu estado mental, pero pueden tener algunos efectos secundarios.

De todos modos, tengo que echarme una pequeña siesta, ya pueden irse.

Tras salir ambos de la oficina, Wolf lanzó una mirada amarga a Víctor.

—Disfruta de tu última oportunidad de tocar en el Salón del Salmo.

No decepciones a tu esposa.

—Tú…

—La cara de Víctor estaba un poco distorsionada por la ira.

—¿Yo?

—Wolf resopló—.

Eres tú quien decepcionará a tu esposa, no yo.

Entonces bajó las escaleras rápidamente Víctor se sintió muy enfermo y la cabeza le daba vueltas.

Lott, Felicia y Herodotus, quienes estaban esperando fuera, se acercaron rápidamente a su maestro.

—¿Está bien?

— Preguntó Felicia con preocupación.

—Estoy bien.

Solo necesito descansar un poco.

Empezaremos a practicar esta tarde —respondió Víctor con voz débil.

… Lucien estaba corriendo bajo la fuerte lluvia.

No se había recuperado completamente de su lesión.

Sosteniendo el paraguas, el viento le impedía correr más rápido, pero tenía que hacerlo.

Cuanto antes pudiera llegar a la asociación, mayores serían sus posibilidades de darle al Señor Víctor el nuevo trabajo antes de que la princesa viera la lista de canciones.

Finalmente, dobló su paraguas debajo de su brazo, para poder correr más rápido.

Él solo quería hacer todo lo posible, no quería ningún lamento.

… A Lucien solo le llevó seis minutos llegar a la asociación desde la casa de Víctor, un cuarto del tiempo normal.

12:40 de la tarde.

Lucien abrió la puerta, empapado, con gotas de agua cayendo de su cara al suelo.

—¡Lucien!

—Elena se acercó a él a toda prisa desde el mostrador—.

¿Estás bien?

—Estoy bien, Elena.

¿Dónde está el señor Víctor?

—Preguntó Lucien sin demora.

—Debería estar en su propia oficina.

Vi que Felicia le había traído el almuerzo —respondió Elena.

—¡Gracias!

—Dejando su paraguas en la puerta, Lucien corrió escaleras arriba.

—¿Qué está pasando?

—Se preguntó Elena.

… Fue Lott quien abrió la puerta, cuya cara tenía un aspecto bastante sombrío.

Lott no le preguntó a Lucien por qué estaba allí.

Él solo asintió con la cabeza a Lucien.

Lucien entró en la oficina de Víctor.

Vio que estaba sentado detrás de su escritorio, luciendo muy distraído.

La bandeja del almuerzo estaba frente a él, sin tocar.

Lucien vio que Rhine también estaba allí.

—¿El Seño Víctor entregó la lista de música para el concierto?

—Preguntó Lucien.

Lott, Felicia y Herodotus simplemente lo ignoraron.

Solo Rhine asintió con la cabeza.

—Sí, la tercera (pieza musical) era una obra anterior del Señor Víctor.

Respirando hondo, Lucien fue directamente a Víctor y le dijo en voz alta.

—Señor Víctor.

¡Escribí una gran pieza de música!

¡Espero que me concedas la oportunidad de escucharla!

¡Estoy seguro de que mi trabajo puede inspirarte!

¿Podemos cambiar la lista después?

Lucien tenía demasiada urgencia y nerviosismo para seleccionar sus palabras.

Sonaba demasiado directo, casi estúpido.

—¿De qué diablos estás hablando?

—Herodotus se sorprendió.

Lott caminó hacia Lucien y estaba a punto de retirar a Lucien de la mesa de Víctor.

Escondiendo el rostro en sus manos, Víctor respondió débilmente.

—No, no podemos.

El director Othello fue a comer con Su Alteza hace diez minutos.

La lista ya ha sido enviada.

Ahora no podemos cambiarla.

—Señor Víctor, ¡está lloviendo mucho en el exterior!

El Señor Othello puede estar de camino aún.

¡Todavía tenemos una oportunidad!

—No, no la tenemos —murmuró Víctor como si estuviera en un sueño.

Él no estaba escuchando.

Al ser retirado por Lott, Lucien no sabía qué decir.

El resto de los estudiantes también se habían rendido.

—Detente, Lucien.

Lo intentamos, y eso es todo.

—Es demasiado tarde.

El señor Othello debe estar en el Palacio de Ratacia ahora.

—Incluso si aún no está allí, es demasiado tarde para escribir una nueva pieza sinfónica.

Será mejor que practiquemos solo lo que tenemos ahora…

todavía puede ser un éxito.

—…

—Lucien retrocedió unos pasos, sintiéndose bastante cansado.

Tal vez fue obra de Dios.

Tal vez fue Dios quien le impidió ir a trabajar hoy a la asociación.

«De todos modos, no es mi concierto, no es mi asunto,» pensó Lucien para sí mismo, y también se tornó melancólico, como el resto de la gente en la oficina.

Sin embargo, cuando Lucien estaba sentado en el sofá, las imágenes del Señor Víctor enseñándole, cuidándolo y alentándolo durante los últimos meses, golpearon la mente de Lucien de repente.

Recordó el arduo trabajo que el Señor Víctor, los otros estudiantes y él tuvieron que practicar para el concierto, y de su esfuerzo para correr bajo la lluvia torrencial.

Sin embargo, mirando ahora a estas personas en la sala, ¿por qué sus esfuerzos no pudieron dar frutos?

Lucien no quería que esto acabara así.

Mientras existiera una pequeña posibilidad, no podía darse por vencido y aceptar el resultado.

Mientras todavía estuvieran allí, tenía que haber algo más que pudieran hacer en lugar de quejarse.

Mientras tenga esperanza y fe, debe seguir luchando hasta el último segundo.

Y este no era el último segundo todavía.

Respirando profundamente, Lucien miró alrededor de la oficina y caminó hacia el piano.

—¿Qué estás haciendo, Lucien?

—Lott le gritó.

Lucien no le contestó.

Sentado frente al piano, Lucien apoyó ambas manos en el teclado.

Incluso Rhine estaba muy sorprendido.

No tenía idea de qué clase de música, como nuevo aprendiz de música, presentaría Lucien.

Sin embargo, las primeras notas sorprendieron a todos en la oficina.

Las notas eran más poderosas que nunca.

Víctor levantó la cabeza y se volvió para mirar el piano, confundido.

Los siguientes compases de la sinfonía llegaron como una tormenta abrumadora, rápida, intensa y feroz.

Eran como las desventuras de la vida, una tras otra, como enormes olas furiosas en el océano, como la llamada continua al campo de batalla y como innumerables enemigos que vienen a por ti.

Hubo algunos compases de alivio, pero fueron continuados por luchas aún más intensas y desesperadas.

Sin embargo, la lucha de los guerreros nunca se detuvo.

Nadie se rindió jamás.

Siguieron luchando: los marineros luchaban contra las olas monstruosas en la parte superior de sus barcos; los soldados luchaban contra sus enemigos en el campo de batalla.

Las personas morían en oleadas y flechas, en lágrimas y sangre, pero había más recién llegados en camino.

Los estudiantes se sorprendieron.

Rhine se levantó del sofá.

Lucien siguió tocando con todo su esfuerzo.

¿Por qué rendirse?

¿Por qué?

Todavía tenían tiempo.

Podrían alcanzar al barón Othello.

Si fallaba, todavía podrían persuadir a la princesa Natasha con el encanto de la sinfonía.

¿Por qué rendirse?

Todavía había un rayo de esperanza.

¡No podían rendirse!

El primer capítulo de la sinfonía se hizo cada vez más intenso.

Lott y Felicia estaban temblando de miedo y emoción.

¿Fue el destino el que te hizo rendirte, o fuiste tú mismo?

¿Fue el destino el que te derrotó, o fueron las dificultades y los obstáculos?

La música estaba preguntando.

El músico estaba preguntando.

Víctor se puso de pie.

Sintió el interrogatorio.

La pregunta también estaba dirigida a él.

El alma de Lucien estaba completamente dedicada a la música.

Más pensamientos surgieron en la mente de todo el mundo —Quiero tener una vida pacífica.

Extraño a mi familia.

Pero de alguna manera vine a este mundo y lo perdí todo.

«Vi gente aquí quemando a una mujer.

Fui a través de las alcantarillas.

Quería aprender a leer y quería una vida mejor, pero fui golpeado por mafiosos.

Quería aprender magia para protegerme, pero ser un brujo aquí, en Aalto, significaba que tenía que arriesgar mi vida todos los días, vagando entre la luz y la oscuridad.

¿Me rendí?

¿Me quiero rendir?

¡No!

¡Seguiré luchando contra el llamado destino hasta el último segundo de mi vida!

Puedo cambiar el destino.

¡Puedo cambiar mi vida!» Lucien casi sufrió un ataque al corazón.

Simplemente dejó escapar toda su emoción.

Quería hablar en voz alta.

«¿Fue el destino lo que te hizo perder la esperanza, o fuiste tú mismo?

¿Fue el destino lo que te hizo bajar la cabeza, o fuiste tú mismo?

¿Es el destino el que decide tu vida, o eliges tu propio destino?

Yo, Lucien, Xiafeng, nunca cederé al destino.

Agarraré al destino por la garganta y venceré todas las dificultades.

¡Nunca dejaré de avanzar!

Víctor se levantó de su silla, con ambos puños apretados con fuerza.»

Fuente: Webnovel.com, actualizado en Leernovelas.com

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