Trono de la Arcana Mágica - Capítulo 862
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- Capítulo 862 - 862 La reunión destinada a suceder
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862: La reunión destinada a suceder 862: La reunión destinada a suceder Editor: Adrastea Works Lauren dijo un poco tontamente.
—Fernando, no has venido, el Señor Liga…
Fernando lo ignoró directamente y cruzó corriendo a Lauren y Douglas como un furioso cúmulo de tormentas.
Sus ojos rojos se abrieron mucho.
Obviamente, estaba indignado.
Douglas frunció ligeramente el ceño pero pronto desanudó las cejas.
Vio a Fernando bajar corriendo a la cámara secreta.
—¡Fernando!
—Lauren por fin se dio cuenta, y rápidamente gritó—.
¡No discutas con el Señor Liga!
“¡Bang!” Fernando cerró la puerta de la cámara secreta de golpe y mantuvo la conversación dentro.
—¿Qué vamos a hacer?
¡Fernando hará enfadar al Señor Liga!
—Lauren le pidió ayuda a Douglas.
Solo Douglas, quien tenía buenos modales y poder, podía detener esa discusión en aquel momento.
Douglas asintió.
—Si algo sale mal, lo detendré.
Pero expresarse es derecho de Fernando.
—¡Pero está desafiando al vicepresidente!
—Lauren no podía entender la actitud de Douglas.
En opinión de Lauren, Douglas era muy poderoso, competente y especialmente talentoso en matemáticas, pero la forma de pensar de Douglas podría ser bastante extraña.
Douglas era un gran admirador de preguntar porqués y algunas de sus opiniones eran bastante difíciles de aceptar.
Por ejemplo, la jerarquía, un sistema el cual fuera respetado y seguido por todos los hechiceros, parecía ser bastante insignificante para Douglas.
Douglas estaba sonriendo pero no dijo nada.
En ese momento, escucharon el rugido de Fernando desde la cámara secreta.
La puerta no era suficiente para mantener su furia dentro.
Y era cada vez más fuerte, lo cual hizo que Lauren empezara a sentirse preocupado de que los muros pudieran derrumbarse en cualquier momento.
Escuchó atentamente, tratando de entender qué estaba diciendo Fernando.
En ese momento, la puerta de la cámara secreta se abrió ferozmente y Liga salió.
Su expresión parecía bastante descontenta mientras caminaba por las escaleras.
—¡Soy el presidente de la sede en el Condado de Paphos y tengo derecho!
¡No te necesito, viejo!
—Fernando persiguió a Liga y gritó.
Liga detuvo sus pasos y se dio la vuelta.
Su voz era tan fría como el hielo.
—Ya no lo eres.
—¿Y qué?
¡Cuando tomé la decisión, todavía lo era!
—Fernando miró directamente a los ojos de Liga con enfado.
—Perro loco…
—murmuró Liga y entonces siguió caminando.
Fernando agitó los brazos y grito.
—¡Vieja antigualla!
¡Aunque me equivoque, esto no tiene nada que ver con Douglas!
¡Solo estaba obedeciendo mis órdenes!
¡No sabía nada del cuartel general!
Lauren estaba sorprendido, viéndolos discutir.
A pesar de que conocía el mal genio de Fernando, ¡nunca se le ocurrió que Fernando fuera a gritarle al vicepresidente!
Solo había tres vicepresidentes en la Unión, ¡e incluso el presidente tenía que ser muy cortés con ellos!
Estaba a punto de detenerlos, pero mientras seguían discutiendo, Lauren se percató de la intención de Fernando.
No estaba discutiendo con Liga por él mismo, pues estaba mentalmente preparado para el castigo cuando lo propuso; en su lugar, estaba discutiendo por Douglas, pues no entendía que Douglas debiera ser responsabilizado de aquello.
En ese momento, Liga pasó junto a Douglas.
Contuvo el aliento y entonces dijo.
—Douglas, olvidé decírtelo.
Como archimago del noveno círculo, estás capacitado para asistir a la reunión esencial que se celebrará dentro de cinco días.
Así que no irás a Allyn hasta la próxima semana.
—Claro —Douglas no preguntó nada, solo asintió cortésmente.
—¡Viejo!
¡No aceptes a Douglas si tienes valor!
¡Montones de organizaciones quieren tener un archimago!
—Fernando no se detendría.
Esos hechiceros legendarios estaban ocupados protegiéndose, así que un archimago del noveno círculo debería ser considerado una fuerza superior para todas las organizaciones, excepto para la Cabaña de Palmeira, el cual era un grupo legendario.
Hasta la fecha, toda la Unión de Hechiceros solo tenía dos novenos círculos: uno era el presidente Arnold y el otro era Liga.
Los dos vicepresidentes estaban solo en el rango sénior que trabajaban para alcanzar el octavo círculo.
Liga resopló, reacio a ser condescendiente para discutir con Fernando.
Pasó a toda prisa junto a Lauren y se dirigió a la habitación de Anciano Verde.
—¡Viejo!
¡Todavía estás pensando en tu poder y recursos ante un peligro tan grande!
Me uní a la Unión por la idea que promoviste: ¡dejar de lado las sospechas y los prejuicios y aceptar a todos los grupos y hechiceros!
¡Debería darte vergüenza!
¡Un hechicero de rango sénior puede ir a cualquier parte!
—Fernando rugió a espaldas de Liga.
Lauren tenía un sudor frío en la espalda.
Se preguntó si Fernando se había preocupado alguna vez por una posible venganza contra sí en el futuro, puesto que seguía actuando de ese modo.
¡Fingiría que nunca escuchó esas palabras de Fernando!
Liga se detuvo un momento, y después aceleró el paso y desapareció a la vuelta de la esquina.
—Fernando, ¿cómo has podido hablar así?
—Lauren estaba bastante nervioso—.
¡Puede darte una misión simple en apariencia pero bastante peligrosa!
—¡A menos que pueda matarme de un solo ataque, o le haré saber lo peligrosa que puede ser una tormenta!
—Fernando resopló—.
Además, no se lleva tan bien con el presidente.
Lauren estaba sorprendido.
No esperaba que hubiera un motivo tras el furioso rugido de su amigo.
¿Entonces el rugido fue real?
¿O solo estaba fingiendo?
—No es de extrañar si no tienes miedo del Señor Liga…
—murmuró Lauren.
Fernando hizo una pausa y dijo.
—Esto no tenía nada que ver con el miedo.
¡Si hubiera sido el presidente el que estuviera frente a mí, hubiera hecho lo mismo!
De acuerdo, seguía siendo que Fernando que Lauren conocía.
Lauren se sintió algo relajado, pero también un poco triste.
Fernando respiró hondo y se peinó con la mano.
—En esa época, podríamos morir en cualquier momento por culpa de los perros de garras negras o los clérigos.
Así que no debemos temer a la muerte, pues la muerte es nuestro destino y condena final.
Y si no tenemos miedo a la muerte, ¿por qué deberíamos tenerle miedo a un presidente o vicepresidente?
Douglas había estado escuchando su conversación en silencio.
En ese momento, sonrió y dijo.
—Gracias.
—¡Es solo que no me gusta cómo tratan a las personas injustamente!
—Fernando miró hacia el techo veteado.
…
En los días posteriores, mientras Lauren estaba ocupado con las tareas que tenía asignadas, las cuales eran en su mayoría contactar con los alrededores, Douglas y Fernando permanecieron inactivos.
A Douglas y a Fernando, sin embargo, no les importó.
Incluso se divirtieron entre ellos durante esos tres días porque siguieron hablando e intercambiando ideas.
Y ambos acordaron que el sistema mágico actual tenía graves problemas imposibles de solucionar.
A pesar de que Fernando siguió escuchando y aprendiendo en su conversación, su talento en matemáticas y magia hizo que sus comentarios fueran bastante inspiradores para Douglas.
Por lo tanto, Douglas no solo estaba enseñando a Fernando, sino que juntos pasaron un buen rato.
Cuando era casi de noche, aún estaban trabajando en un problema de matemáticas, a pesar de que ya estaba muy oscuro en el vestíbulo del hotel.
No obstante, ambos habían conjurado el hechizo en sus ojos para poder ver a través de la oscuridad.
Tenían un pescado asado con miel a su lado, pero el pescado no era su centro de atención.
Un hechicero de rango medio se quedó al lado para escuchar su conversación por curiosidad, pero se alejó enseguida, encontrándose bastante mareado.
En ese momento, la puerta del hotel que estaba medio cerrada se abrió y la brisa fresca de la noche alejó al instante el aire húmedo y cálido del vestíbulo.
—¡Verde, dos pescados asados!
—La ronca y profunda voz llegó primero antes de que la persona se mostrara.
Regresando tras terminar su misión, Lauren se sentó.
Creía que Fernando por fin tenía un competidor en términos de rugido.
Douglas y Fernando levantaron la vista al mismo tiempo porque habían sentido que el hombre era un caballero.
¿Era el amigo de Verde?
Por culpa de Verde, a muchos caballeros les gustaba venir a ese lugar, lo cual hacía que los hechiceros se sintieran bastante inseguros, pero eso también los había ayudado a esconderse de la búsqueda de la Iglesia.
Además, Verde se reservaba el derecho de admisión: si un caballero fuera bastante hostil con los hechiceros o sensible a los temas relacionados con la magia, encontraría una excusa para cabrearse y echaría al caballero del hotel para siempre.
Si había un caballero en el hotel, Anciano Verde pondría un cartel secreto fuera del hotel para que los hechiceros que entraran pudieran prepararse.
Cuando llegaron Fernando y Douglas, no había caballeros en el hotel.
¡Nadie jamás esperaría que un lugar de reunión para caballeros fuera de hecho un cuartel secreto de enlace para hechiceros!
“¡Bang!” Al escuchar la voz, la taza de madera que Verde estaba limpiando cayó de sus manos sobre el mostrador.
Miró fijamente la entrada, ¡y su ojo verde sin vida liberó círculos de ondas que podrían afectar el entorno físico!
—¿Qué te trae por aquí?
—Preguntó Anciano Verde.
Mientras tanto, echó una mirada de advertencia a Douglas y Fernando.
La captaron de inmediato y escondieron sus hojas de proyectos.
—No quieres ni título ni tesoro.
¿Lo único que quieres es un hotel que venda pescado asado con miel?
¿Vas a renunciar a tu título de caballero, Ojo Izquierdo Mortífero?
—Un hombre alto y fuerte entró, quien vestía un ajustado traje de caballero gris.
Sus cejas eran gruesas, y su nariz era bastante respingona.
Parecía bastante joven, pero si uno miraba más de cerca, vería finas arrugas.
Solo sus ojos azules estaban llenos de energía, como los ojos risueños de un adolescente.
Detrás de él había una niña de unos once o doce años.
Tenía una cara hermosa pero pretendía ser bastante seria.
Tenía un pulcro flequillo en su frente, lo cual la hacía parecer una delicada muñeca.
La pesada espada que portaba era incluso más alta que ella.
En ese momento estaba teniendo dificultades arrastrando la espada que llevaba.
No obstante, sus ojos también eran muy impresionantes.
Tenía los ojos gris plateados, y eran fríos e incisivos.
—¿Y ella es?
—Preguntó el Anciano Verde confundido.
El hombre cuyos ojos azules parecían bastante jóvenes sonrió.
—Ahora soy su maestro, estoy entrenándola para ser caballero.
La niña cuadró un poco su hombro.
Pero su pie derecho tropezó con su pie izquierdo y entonces tuvo una mala caída.
—Jaja, ni siquiera puede caminar.
¿Cómo va s ser escudero?
—Fernando sonrió y comentó.
La niña todavía estaba sujetando la pesada espada.
En el suelo, levantó la vista y sus cejas bonitas fruncieron el ceño, enfadada.
—¡Nadie sabe cómo caminar antes de aprenderlo!
¿Umm?
Fernando no lo entendió en el acto.
—Entonces ella es descendiente de…
—la expresión en el rostro de Anciano Verde se había vuelto bastante extraña.
Parecía serio y divertido.
El hombre de hermosos ojos sonrió.
—Sí, no me esperaba esto en absoluto.
Entonces se volvió y le dijo a la joven.
—De acuerdo, levántate lentamente, Hathaway.
Te harás más fuerte algún día.
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