Trono de la Arcana Mágica - Capítulo 863
- Inicio
- Trono de la Arcana Mágica
- Capítulo 863 - 863 Todo el mundo tiene algo en lo que confía
Tamaño de Fuente
Tipo de Fuente
Color de Fondo
863: Todo el mundo tiene algo en lo que confía 863: Todo el mundo tiene algo en lo que confía Editor: Adrastea Works —¡Sí!
—El pequeña, llamada Hathaway, se meneó e intentó volver a ponerse de pie, pero aun así no soltó la espada gigante en sus manos, como si fuera lo más importante para ella en ese momento.
Por lo tanto, le era imposible ponerse de pie solo con los codos.
Después de que por fin se levantara del suelo, se cayó de nuevo.
Una y otra vez, Hathaway no pudo levantarse, y su maestro de caballero simplemente observó sin decir nada, como si le estuviera dando a entender que no podía contar con nadie más que ella para convertirse en caballero.
Poco a poco, los fríos pero hermosos ojos de Hathaway parecían estar cubiertos de niebla, pero se mordió los rojos labios y frunció el ceño con fuerza, sin dejar salir sonido alguno de dolor o angustia.
Incluso a Anciano Verde le resultaba insoportable seguir mirando.
Dijo con voz áspera.
—Sharp…
Apenas había llamado al hombre cuando Douglas, quien había estado observando en silencio, abrió la boca con suavidad.
—A veces, dejas caer las cosas temporalmente para sujetarlas mejor en el futuro.
No te impongas demasiada presión.
Hathaway levantó la cabeza y miró a Douglas con sus brumosos ojos grises, como si estuviera pensando qué quería decir.
Fernando se rio.
—Si te aferras a tu espada gigante, por supuesto, jamás podrás volver a ponerte de pie.
¡Nunca he visto a una niña tan tonta como tú!
—¡Es una misión!
—Hathaway vomitó sus palabras una tras otra.
Estaba demasiado enfadada y aún no sabía hablar con lógica.
Fernando dijo, no de buen humor.
—Lanza la espada al suelo, y recógela de nuevo tras ponerte de pie.
De lo contrario, con la coordinación de tu cuerpo, ¡te será imposible volver a ponerte de pie!
Había visto el verdadero problema de Hathaway, pero lo remarcó de la forma más directa.
Mientras tanto, añadió por su cuenta.
—¡Tu capacidad lingüística también necesita mejorar!
La expresión de Hathaway se ensombreció y entristeció de nuevo.
No se podía ver nada excepto la indiferencia y la terquedad.
Además, no siguió el sutil consejo tras de la burla de Fernando, sino que siguió intentándolo.
Se apoyó y cayó una y otra vez.
Al final, después de innumerables fracasos, se sentó de rodillas y levantó la espada gigante, poniéndose de pie lentamente apoyándose en ella.
Mirando esa escena, Anciano Verde parecía emocionado.
—¡Además del color de sus ojos, tiene la determinación en su sangre!
—Sí.
De lo contrario, no habría aceptado la misión, a pesar de que fue entregada por ese pez gordo en persona —su maestro de caballero, quien se llamaba Sharp, sonrió con consuelo y sentimientos encontrados.
Sus ojos azules eran tan serenos como un océano sin viento.
La carita de Hathaway estaba manchada por la suciedad, y su cabello estaba despeinado.
Sujetando la espada gigante, giró la cabeza y miró a Fernando.
No dijo nada ni resopló, pero sus indiferentes ojos fueron suficientes para oscurecer la cara de Fernando.
Murmuró.
—Hay una posibilidad de tener éxito mediante la reiteración cuando se trata de cosas tan pequeñas.
Si fuera cualquier otra cosa, un enfoque tan estúpido habría matado en los primeros intentos.
Es imposible empezar desde cero.
Con el rostro sin cambios, Hathaway se volvió hacia Douglas y se inclinó con respeto.
—Gracias.
Su voz era gentil y gélida.
—La determinación es una gran cualidad —Douglas la elogió antes de continuar—.
No obstante, debes aprender a reconocer tus errores.
La persistencia no significa que tengas que persistir en los errores.
Debes pensar siempre y gestionar los problemas en función de los hechos.
Hathaway asintió con la cabeza, medio confundida.
Tropezó con su maestro Sharp con la espada gigante.
Sharp sonrió y le dijo a Anciano Verde.
—Me sorprende ver a un invitado tan filosófico en tu casa.
Solo he escuchado cosas similares de los cardenales teólogos.
No obstante, decían lo contrario, alegando que la persistencia significa persistir en la verdad, y que la verdad es el Señor enseñando.
En el pasado, gracias a la longeva vida de muchas criaturas inteligentes, pasaban los ratos libres planteando preguntas metafísicas, y así fue como nació la filosofía.
Entonces, muchos eruditos corrientes se unieron a ellos, sin renunciar al pensamiento solo porque su vida era corta.
Eran conocidos como filósofos o pensadores.
No obstante, a medida que la Guerra del Alba avanzó y la Iglesia dominó el mundo, los filósofos que no les gustaban fueron erradicados.
—A decir verdad, todos piensan mientras viven.
Es decir, si no es una criatura inferior —Fernando volvió a interrumpir con su mezquina boca.
Sharp se dio la vuelta y lo miró, la sonrisa en su rostro desapareció repentinamente.
La atmósfera en el vestíbulo del pequeño hotel se congeló de súbito, y el sonido del agua de mar surgió vagamente.
La cara de Hathaway se suavizó de repente, como si estuviera esperando con interés lo que sucedería después.
—Cof —Anciano Verde tosió y rompió el silencio—.
Sharp, no seas mezquino con los niños.
Él siempre es así.
No es nada personal.
A pesar de que Fernando no podía revelar su energía como hechicero de rango sénior, aún miraba a Sharp de mala gana y sin retroceder.
—Jajaja, jajaja —Sharp se echó a reír de repente—.
Interesante.
Es muy parecido a mí cuando era joven.
Solía despreciar y burlarme de otras personas, testarudas e desagradables.
Fernando aspiró y se dio la vuelta, ignorando al tipo.
No sintió nada parecido entre ellos.
Sharp se sentó en una silla elevada frente al mostrador de madera, y Anciano Verde le sirvió un vaso de licor fuerte sin que él dijera nada.
—¡Bah!
¡Sigues teniendo solo esta receta!
¡Ha pasado mucho tiempo desde que probé un licor tan fuerte!
—Sharp bebió y se rio—.
Me civilicé después de que casi fuera asesinado a golpes por él en varias ocasiones.
Parecía que realmente estaba decidido a darle una lección a Fernando en ese momento.
Fernando aspiró de nuevo pero no volvió a comportarse mal, pues sabía muy bien que era mejor no exponer sus capacidades mágicas en Rentato a menos que tuviera absoluta confianza.
De lo contrario, ¡tanto él como su compañero podrían ser asesinados!
Sharp terminó el vaso de licor y se volvió hacia la niña Hathaway.
—Busca un asiento y espera tu pescado asado con miel.
Bueno, ya puedes dejar la espada gigante.
Hathaway asintió y dejó la espada sobre la mesa.
Entonces, sacó una silla tan hábilmente como un ciervo y se sentó, antes de sacar un libro forrado en azul de su zurrón mágico.
Al pasar las páginas, empezó a leer detenidamente.
La indiferencia en su rostro desapareció poco a poco, y curvaba sus labios y fruncía el ceño de vez en cuando.
La animó y la hizo más parecida a una niña tranquila y corriente de su edad en lugar de la única como la de hacía un rato.
—¿Crónicas de Antiffler?
—Con un par de ojos agudos, Fernando no pudo evitar leer el título del libro de Hathaway—.
Te volverás cada vez más estúpida si lees esta clase de libros a una edad tan joven.
Hathaway levantó la cabeza y lo miró.
Entonces, sin decir nada, se enterró de nuevo en el libro.
Douglas se estaba divirtiendo con eso, y le resultó imposible ignorar el comportamiento de Fernando.
Lauren se rio y se sentó junto a Douglas.
Dijo en voz baja.
—¿Sientes que es diferente a Fernando?
En realidad, siempre ha sido así.
Es mezquino, sarcástico e impaciente cuando se trata de asuntos importantes, pero también le gusta jugar con niños y hacer bromas inapropiadas con otras personas.
Lo entenderás mejor después de conocerlo.
Ignoraba por completo la mirada de Fernando.
—Ess decir que tiene una mentalidad joven —Douglas se rio—.
No obstante, creo que es mejor alentar a los niños…
Lauren continuó con voz baja.
—Fernando tenía una hermana que murió “accidentalmente” a los doce años.
Por lo tanto, siempre le han gustado los niños pequeños, si bien nunca lo admite y prefiere meterse con ellos…
“Paf.” Fernando dio un golpe en la mesa con fuerza e interrumpió la traición de Lauren.
—Jeje —Sharp parecía tener un oído perfecto a pesar de estaba bebiendo sin parar.
Se rio a tiempo, dando a entender que escuchó todo.
Hathaway pasó las páginas mucho más despacio, como si también escuchara las palabras de Lauren.
Entonces, su tenso rostro estaba muy relajado.
Lauren sonrió con satisfacción.
Era exactamente lo que esperaba, para que así los dos grupos no estallaran en una pelea, y sus identidades como hechiceros no fueran expuestas.
Fernando miró a Lauren sin pestañear, como si estuviera considerando cómo tratar con el tipo esa noche.
Después de leer Crónicas de Antiffler durante un rato, Hathaway lo guardó y sacó otro libro grueso con una portada negra, varias hojas de papel, una pluma y una delicada botella de tinta.
Al abrir el libro, Hathaway escribió y dibujó con atención, emanando el más atractivo resplandor de confianza, ¡lo cual era precisamente lo que más le faltaba anteriormente!
—Conceptos Básicos de las Matemáticas…
—Fernando vio el título en él.
No le sorprendió.
Las matemáticas eran el único conocimiento relacionado con la magia que la Iglesia permitía aprender en público.
Fue porque algunos nobles querían asegurarse de que sus contables no les engañaran.
Pero por supuesto, la mayoría de los nobles aún estaban orgullosos de su incapacidad para hacer cálculos.
Douglas también podía ver claramente en la penumbra.
Sonrió.
—A decir verdad, hay formas más sencillas.
Estaba demasiado encantado como para controlarse.
—¿De verdad?
—Hathaway prosiguió sin rodeos, como si le resultara difícil de creer.
Ahora que ya lo había dicho, Douglas no retrocedió.
Se acercó a ella y se sentó, cogiendo la pluma, le ofreció otra solución creativa y práctica.
Hathaway miró el papel ante ella, aturdida.
Tras unos pocos segundos, sus indiferentes ojos plateados se revitalizaron, y asintió afirmativamente.
—Es real.
Mientras hablaba, repitió el método y lo examinó durante un momento.
Entonces, pasó las páginas del libro rápidamente a una página concreta y empujó el libro hacia Douglas.
Su rostro todavía era indiferente, pero dijo con expectativas en sus ojos —¿Qué pasa con este?
Douglas lo leyó.
Antes de decir cualquier cosa, Fernando, quien se había acercado en cierto momento, ya estaba burlándose.
—¿No sabes cómo resolver una cuestión tan sencilla?
Introdujo la solución rápidamente.
Hathaway frunció primero sus hermosas cejas, pero después de su cálculo, sus cejas se relajaron poco a poco.
Entonces, pasó las páginas del libro rápidamente a otra página.
Sin decir nada, simplemente miró a Douglas y Fernando.
Fuente: Webnovel.com, actualizado en Leernovelas.com