Trono de la Arcana Mágica - Capítulo 888
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888: La enigmática Ciudad Kufuray 888: La enigmática Ciudad Kufuray Editor: Adrastea Works Fernando agarró el cuaderno y conjuró “Sigilo (Avanzado)” sobre sí mismo, desapareciendo del estudio.
Escuchó los pasos que llegaban en silencio.
Uno, dos, tres…
Más y más personas se acercaban a la puerta.
—¿Por qué hay tanta gente?
¿Por qué son tan sigilosos?
—Fernando creó ojos espías y los dispersó para vigilar toda la casa.
A pesar de que el hechizo tenía un alcance limitado, todo en la casa de Tuck seguía estando en vigilancia porque era antiguo y pequeño.
En un rincón, una bola de cristal brilló de repente y mostró lo que había en el pasillo.
Incluso “Sigilo (Avanzado)” no podía cubrir semejante efecto.
En la sala, los hombres y mujeres vestidos de civil caminaron despacio como fantasmas, como si temieran despertar al dueño de la casa.
Había alrededor de una decena de ellos.
Se dispersaron alrededor de un hombre de aspecto espeluznante como centro.
El hombre tenía el pelo fino y de color escarlata, una frente prominente, cejas abiertas, le faltaba media nariz, y labios y ojos blanquecinos.
Era tan extrañamente espantoso que parecía una muñeca que una niña traviesa cosía por su cuenta, o un monstruo que solo aparecería en los sueños incoherentes.
Miró al techo con sus ojos cegados, y sus orejas, las cuales parecían haber sido mordidas por perros, temblaron ligeramente.
Después de que la decena de extraños se detuvieron en sus respectivas posiciones, abrió la boca de repente.
—Dios salva a la gente.
Su voz no era tan desagradable como él parecía.
Era distante e intimidante, como si viniera de las alturas infinitas.
—Dios, por favor sálvanos —los hombres y las mujeres se cogieron de los brazos y lentamente se inclinaron hacia adelante en una postura extraña.
Continuando con el tono anterior, el hombre dijo gravemente.
—Todo el mundo sufre y paga sus pecados después de nacer.
Todo el mundo sufre hambre, traumas, celos y traición sin un día de felicidad.
Apenas pueden recuperar el aliento bajo la infinita presión.
Además, nadie puede escapar de la muerte al final.
Solo pueden caminar hacia su destino con miedo.
—No obstante, Dios nos dice que la muerte es eterna, pacífica y carente de miserias y dolores.
Ante la muerte, debemos dar las gracias a Dios por Su bendición, para que así no tengamos que hundirnos en este sucio y repugnante mundo…
A medida que avanzaba, el pasillo estaba cubierto de una atmósfera tranquilizadora y seductora.
La decena de hombres y mujeres escuchaban atentamente y parecían haber entendido la verdad de la muerte.
—¿Una iglesia hereje que cree en el Dios de la Muerte está predicando aquí?
—Fernando prácticamente se percató de lo que estaba sucediendo en la sala a través del ojo espía.
Puesto que en esa ciudad se habían infiltrado las iglesias herejes, tal condición debería ser perfectamente normal.
En el momento en el que emergió la idea, sintió de repente que algo no iba bien.
—¿Pero por qué celebran un ritual en la casa de Tuck?
¿Sabían que la casa de Tuck estaba vacía?
Con los enigmas aumentando, Fernando identificó a las personas con cautela y no encontró a Tuck, quien intentaba estudiar la fe.
Furan había creado una imagen de Tuck con sus recuerdos para que le fuera más sencillo encontrarlo.
—Qué extraño.
¿Están relacionados con la “desaparición” de Tuck?
—Fernando observó a esos “creyentes” con aún más detenimiento.
—Siempre que consigamos la bendición de Dios, disfrutaremos de la indolora inmortalidad en la muerte…
—el sacerdote alzó la voz y su mano derecha de repente.
Tras levantar su mano derecha, la decena de hombres y mujeres se levantaron del suelo y bailaron una danza extraña que Fernando nunca antes había visto.
Sus posturas eran tan extrañas que no parecían estar preocupados por los daños en las articulaciones ni por el dolor.
—No es como un ritual religioso común…
—Fernando sabía una cosa o dos al respecto—.
¿Tan especiales son los creyentes del Dios de la Muerte?
A medida que la danza se hacía cada vez más extraña, la atmósfera en el salón se volvió caótica.
Todos se quitaron la ropa y se arrastraron desnudos ante el sacerdote.
El sacerdote bajó su mano derecha, pero ahora había una daga afilada que emitía un gélido brillo.
Fernando pensó que el sacerdote cosecharía la vida de los creyentes para complacer al Dios de la Muerte, pero el sacerdote giró su mano derecha y clavó la daga en su propio pecho.
La sangre brotó de inmediato.
—¿Eh?
—Fernando estaba completamente aturdido.
Conocía muchos rituales de sacrificio, ¡pero ninguno de ellos requería en primera instancia el suicidio del anfitrión!
La sangre goteaba sobre el inmundo suelo.
Un hombre en el suelo, como invocado por el dios, extendió la lengua de repente y lamió la sangre.
Entonces, con ruidos incomprensibles de su garganta, se abalanzó contra el sacerdote que se desplomaba como un lobo y mordió brutalmente su cuello, arrancando un trozo de carne y tragándoselo con urgencia.
El resto de los seguidores también enloquecieron.
Se abalanzaron sobre el sacerdote, royeron su carne y la masticaron de la forma más reverencial.
Fernando sintió unas náuseas incontrolables mientras observaba la sangre, la piel y la carne destrozada en la boca de los creyentes.
Había estudiado nigromancia antes, pero jamás había visto una escena tan repugnante.
Se desperdiciaba mucha sangre cuando competían como locos por la comida.
Se congregó en un charco debajo del cadáver.
La sangre encharcada se vaporizó de repente, creando una neblina de sangre por doquier.
En la niebla de sangre, un rostro reptaba de modo peligroso.
El enrojecimiento estaba fijo en el rostro firmemente como si fuera un velo.
Solo podían verse las partes superiores, como los globos oculares, la nariz y la boca, lo cual hacía que el rostro fuera increíblemente espeluznante.
El hombre gritó toscamente.
—¡Ayudadme!
Incitado por la voz, Fernando tembló con fuerza, y el adormecimiento que surgió en algún momento abandonó su cuerpo.
No fue hasta ese momento cuando se percató de que el sacerdote seguía recitando la oración y que los creyentes seguían bailando en la bola de cristal.
—¿Qué me acaba de pasar?
—Fernando se preguntó de forma inconsciente.
¡Se percató enseguida de que fue afectado por las ilusiones y entró en un sueño sin que se diera cuenta!
Miró a su alrededor con cautela y pensó.
«Es un hechicero de rango sénior al menos, o puede que un archimago, quien me hizo entrar en un sueño en la escena anterior.
¿Qué es exactamente lo que quiere?» Entonces, pensó con sorpresa.
«¿Fue el archimago que creó el sueño el que pedía ayuda?
¿Creó el sueño solo para enviar una llamada de auxilio?» Fernando no salió corriendo para investigar a la decena de creyentes herejes, pues la persona que llamó pidiendo ayuda de esa forma, obviamente, quería evitar cierta vigilancia.
Si tomara medidas de forma imprudente, podría pasarle algo.
—¿El hombre en problemas está enjaulado?
No, si está enjaulado, la filtración de su poder no podría haberme afectado en absoluto a menos que esté por encima del nivel legendario, en cuyo caso, quienquiera que sea el que lo haya enjaulado es demasiado para que me encargue de él.
Si no está enjaulado sino oculto en algún lugar de la ciudad, debe ser al menos un experto de nivel nueve quien haya puesto un archimago en tales dificultades.
El tipo puede estar cerca…
—Semejante método es hechicería manifiesta.
Entonces, ¿por qué no pide ayuda a la Oficina de Hechiceros, la cual puede comunicarse con Aalto?
Quizás, la Oficina de Hechiceros es vigilada en secreto por el experto, o quizás la gente en la Oficina de Hechiceros los ha traicionado o han sido reemplazados…
—Así que, ¿el experto en la oscuridad permitirá que la gente dejar la Ciudad Kufuray y que busque ayuda para el hechicero?
Fernando sacudió la cabeza con firmeza.
No puede ser.
Quizás fuera capturado y asesinado mientras intentaba abandonar la ciudad.
En ese momento, los creyentes que bailaban y rezaban se ralentizaron.
El ritual de esa noche parecía haber llegado a su fin.
Fernando contempló la escena, con los ojos desenfocados.
Un pensamiento destelló en su cabeza de forma repentina.
—¿El “tipo en apuros” está haciendo esto adrede para que me sienta demasiado amedrentado como para dejar Kufuray y poder solo desaparecer como Tuck?
Era muy inteligente y, por lo tanto, tenía muchas posibilidades.
Dudando, no sabía a cuál debía creer.
No obstante, puesto que recordaba a Tuck, sacó el cuaderno y leyó los siguientes registros.
«El ritual de aquí es demasiado extraño.
Es muy diferente al que conozco…
Mientras más estudio la iglesia que se desarrolla en secreto en este lugar, más miedo tengo.
¿Qué son exactamente?
No.
¿Por qué no he visto a nadie salir de la ciudad nunca?
¿Por qué las personas que traen agua y comida regresan a la puerta y nunca entran a la ciudad?
¡Necesito salir de aquí!» Después el garabato era un vacío desesperanzador.
—¿Acaso todos saben que es imposible salir de la ciudad?
—Fernando estaba aún más perplejo.
Dentro de la bola de cristal, los creyentes dejaron de rezar y estaban listos para partir bajo la instrucción del sacerdote.
Con una idea brillante, Fernando parpadeó hacia la sala y gritó.
—¿Quiénes sois?
¿Por qué estás invadiendo la casa de Tuck?
Puesto que estaba allí por Tuck, debía comportarse como si estuviera buscando a Tuck.
¡Esa era la mejor forma de ganar más tiempo sin levantar la atención ni dudas!
—Hemos sido invitados por Tuck —el sacerdote que era tan atroz como el monstruo respondió solemne y honestamente.
—¿Tuck te invitó a venir aquí?
—Fernando estaba un poco aturdido, no esperaba tal respuesta.
…
Con las credenciales que les dieron sus maestros, Furan y Antec volaron hacia la Ciudad Kufuray rápidamente.
—Bien, ¿a quién le toca vigilar el lugar en la actualidad?
—Antec no le prestó mucha atención antes.
Furan pensó durante un momento y dijo.
—A Su Excelencia el Fuego Original.
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