Trono de la Arcana Mágica - Capítulo 900
900: No eran más que perros 900: No eran más que perros Editor: Adrastea Works Shirley se sobresaltó y estuvo a punto de gritar.
Miró a toda prisa a su alrededor y entonces dio un paso adelante.
Sujetó la mano de Vicente.
Su reacción confundió a Vicente.
Shirley trató de mantener baja la voz venciendo su miedo y nerviosismo.
—Vicente, tienes que huir.
Los vigilantes nocturnos encontraron los cadáveres en tu sótano.
—¿Qué?
—Vicente no podía creer lo que escuchaba a pesar de que fue Shirley quien le dijo aquello, y Shirley era la persona a la que más amaba y en quien confiaba en el mundo—.
Imposible…
Esto es imposible.
¿Cómo los han encontrado?
¿Cómo lo han sabido?
Era imposible que los vigilantes nocturnos pudieran registrar cada casa en una zona porque su número era demasiado pequeño para eso.
Al ver que Vicente estaba entrando en pánico, Shirley le contó lo que sucedió de la forma más breve que pudo.
—Andrew se sintió humillado, así que buscaron a los vigilantes nocturnos para que te mataran en la sala de interrogatorios.
Mi criada los escuchó conspirando.
—Ya veo, ya veo…
No soy un hechicero.
Nunca quise…
Por qué me fuerzan…
—Vicente estaba tanto enfadado como nervioso.
Estaba al borde de un ataque de nervios.
Shirley trató de ser breve.
—No te preocupes.
Le pediré a mi padre que te ayude.
Solo tendrás que aceptar una inspección y el señor sabrá que no eres un hechicero.
Pero tienes que esconderte en el pantano durante unos días, para que así mi padre pueda tratar con ello.
Su clara explicación y su tono sereno consolaron a Vicente.
—Vale.
Te haré caso, Shirley —dijo Vicente.
En ese momento, tenía que confiar en el Barón Brenzell.
Ya en el pasado sucedió que un noble sobresalió para proteger a un hechicero sospechoso; no obstante, por supuesto, el sospechoso pasó por una estricta investigación de todas formas e hizo creer a la iglesia que fue un error.
—No tengo tiempo suficiente para prepararte ropa y comida.
Ten cuidado en los próximos días.
Si todo va bien por parte de mi padre, le pediré a un guardia que haga cortes en los árboles a lo largo del límite del pantano con el símbolo que acordamos previamente —dijo Shirley Al principio, el barón no aceptó que Shirley y Vicente estuvieran juntos e incluso interrumpieron la correspondencia entre ellos.
Así pues, los jóvenes amantes habían acordado previamente algunos símbolos sencillos para informarse entre ellos sobre cómo les iba.
Ahora, los símbolos se habían vuelto útiles otra vez.
En ese momento, Vicente parecía muy nervioso de repente, —Veo gente venir…
Tenía dos ojos tan agudos como los de los gatos, y podía ver mucho mejor que la gente corriente.
En ese momento estaban escondidos en el jardín y rodeados de muchas plantas y arbustos, así que para las personas que venían del exterior era difícil descubrirlos.
—Vienen los vigilantes nocturnos…
—murmuró Shirley.
Como prometida de Vicente, había previsto que los vigilantes nocturnos fueran a investigar, pero no sabía que serían así de rápidos.
Vicente estaba muy nervioso.
Una vez que los vigilantes nocturnos entraran, ¡los dos serían vistos!
Tampoco podía esconderse en una habitación de esa mansión, ¡pues los vigilantes nocturnos seguramente buscarían en las habitaciones una por una!
¿O debería esconderse allí para esperar una oportunidad?
En ese momento, Shirley alzó la vista de repente.
—Vicente, quédate aquí.
Los distraeré.
Dentro de cinco minutos, vas al pantano a través de la puerta lateral de la mansión.
—¡Es peligroso!
—dijo Vicente.
En la mente de la gente corriente, esos vigilantes nocturnos eran tan terroríficos como los hechiceros, los demonios, y los diablos.
Shirley negó con la cabeza con decisión y dijo.
—Soy una noble.
No me harán nada.
¡Vete y escóndete, ya!
…
En el exterior de la mansión, el líder de los vigilantes nocturnos, cuyo nombre en clave era Perro Loco, dijo al resto de los vigilantes nocturnos.
—Id a diferentes direcciones y vigilad todo lo que haya.
Iré a la mansión con Tamer.
Bajo semejante circunstancia, el vigilante nocturno llamado Tamer era mucho más útil que el resto gracias a las muchas criaturas mágicas que entrenó.
—Señor, dicen que Vicente se ha ido al pantano, y estamos aquí solo para descubrir las zonas del pantano que Vicente visita con más frecuencia.
¿Hace falta hacer esto tan grande?
—Un vigilante nocturno creía que deberían ir al pantano lo antes posible, en lugar de pasar tanto tiempo en la mansión.
A pesar de que se llamaba Perro Loco, era bastante cauteloso en ese momento.
—No importa cuándo, bloqueamos una zona y después entramos.
Es nuestro criterio.
¿Puedes asegurar que solo está Vicente en esta mansión?
¿Cómo sabes que su prometida no ha sido engañada?
¿Cómo sabes si el barón está apoyando en secreto a los hechiceros o no?
El vigilante nocturno que hizo la pregunta se disculpó.
No era de extrañar que su líder se hubiera llevado a todo el equipo.
Perro Loco estaba preocupado de que hubiera nobles involucrados en eso.
—Según la investigación previa, Vicente y la Señorita Brenzell son muy íntimos.
Si la vigilamos de cerca, quizás no tengamos que buscar en el pantano —añadió Tamer.
En ese momento, Perro Loco detectó algo y ordenó de repente.
—¡Ocultaos!
El equipo siguió su orden de inmediato y se ocultó en los campos y árboles.
Medio minuto después, una dama apareció junto a la puerta de la mansión.
Vestía como una sirvienta, pero llevaba una cofia negra.
El pendiente velo cubría su rostro.
Echó un vistazo a su alrededor y se aseguró de que no hubiera nadie.
Entonces se dio prisa en partir al pantano.
—Es Shirley.
No puede esconderse de mi olfato —Perro Loco sonrió a Tamer.
Tamer también esbozó una sonrisa espeluznante.
—Debe ir a informar a Vicente.
No puede pedir a sus criadas o guardias que lo hagan.
Había muchas posibilidades de que sus criadas y guardias la traicionaran si decidiera hacerlo.
—Tienes razón.
Parece que la tarea será bastante sencilla —Perro Loco tenía una sonrisa cruel en su rostro, pues ganarían la recompensa tanto de la inquisición como de Andrew.
Si pudieran agrandar aún más aquello y hacer que la gente se involucrara, ¡hasta ganarían más!
Cuando Shirley se alejó un poco, Perro Loco silbó y reunió al equipo de nuevo.
—Vamos a seguirla.
Tamer, quédate aquí y vigila la mansión, por si acaso —ordenó Perro Loco.
—Sí, jefe —dijo Tamer con educación.
Tenía muchas “mascotas”.
Si bien no podía vigilar toda la mansión, vigilar la puerta principal y vigilar al barón no debería ser un problema.
Perro Loco decidió llevar a todo el equipo por temor a que Vicente tuviera ayudantes.
En secreto, siguieron a Shirley a través del verde campo, árboles ralos, y al final llegaron al pantano repleto de miasma.
En ese momento, los ojos de Perro Loco se abrieron de repente, ¡porque vio que Shirley había empezado a caminar de regreso!
¿Qué había hecho?
¿Cómo le informó?
¡No!
¡Los había engañado!
Perro Loco estaba furioso, pero sabía que sería demasiado tarde si se llevara a todo el equipo de regreso.
Entonces, él y su equipo salieron directamente y se acercaron a Shirley.
—¡Quiénes sois!
¡Qué queréis!
—Shirley gritó.
Perro Loco dijo con tristeza.
—Señorita Shirley, ¿dónde está Vicente?
—No lo sé.
¿Cómo voy a saberlo?
Todavía no ha regresado del pantano —dijo Shirley tan tranquilamente como pudo.
—¿Entonces porque estáis aquí?
—Perro Loco estaba a punto de perder el control.
Shirley respondió con frialdad.
—Venir a buscarlo.
Pero cuando miro el pantano, supe que era imposible que pudiera encontrarlo en este lugar.
¡Soy una dama noble!
Así que decidí regresar.
Debería morir allí.
—Si no cambias de opinión, tendré que llevarte de vuelta a la inquisición —los ojos de Perro Loco empezaron a enrojecer.
—¡Atrévete!
¡Soy una noble!
—Dijo Shirley en voz alta.
Perro Loco se burló.
—¿Y qué?
Siempre que un noble esté relacionado con un hechicero, también irá a la horca.
—¡Cogedla!
—Ordenó Perro Loco—.
¡Conocerá cómo es un interrogatorio en la inquisición!
—¡Perros locos!
Mi padre protestará ante la Iglesia.
¡Todos vosotros seréis severamente castigados!
—Shirley gritó, pues no podía creer lo que oía.
—¡Proceded!
—Perro Loco no iba a cambiar de opinión.
…
—¿Los vigilantes nocturnos han llevado a Shirley a la inquisición?
—Preguntó el Barón Brenzell con gran sorpresa e ira.
Tras confirmar la información, montó en cólera.
—¡Esos lunáticos!
¡Ni siquiera obedecen las leyes!
¡Voy a ver al vizconde!
—Entonces salió corriendo hecho una furia.
Medio día después, el barón regresó con una mirada de extrema sorpresa en su rostro.
Frente a su esposa, quien seguía preguntando qué estaba pasando, el barón por fin dijo.
—No lo sé.
Nunca esperé esto.
A la Iglesia le daba igual las opiniones de los nobles.
Ellos…
Incluso me amenazaron.
Dijeron que también me prenderían si encontraban algo en mi contra.
—¿Están locos?
¡Los nobles protestarán juntos!
—La esposa del barón no podía creerlo.
Brenzell sacudió la cabeza con desánimo.
—¿Protesta?
¿Cómo?
No podemos vencer a la Iglesia.
…
En la sala de interrogatorios, los gritos de una joven dama persistieron.
—¿Aún no ha dicho nada?
—Preguntó Perro Loco.
El interrogador respondió con pesimismo.
—Todavía no.
Es más leal que cualquiera que haya visto.
Prácticamente hemos hecho el daño más severo a su cuerpo, pero sigue sin decir una palabra.
—Usa hechizos divinos entonces —dijo Perro Loco desesperado.
El interrogador se sorprendió.
—Morirá.
Es una noble.
—Está bien.
Es solo una noble —dijo Perro Loco.
La mentalidad que la Iglesia mostraba en la actualidad apoyaba de forma incondicional a Perro Loco e hizo que enloqueciera aún más.
En su opinión, una dama noble que estaba dispuesta a casarse con un hechicero no era inocente, así como tampoco su familia.
Creía que el señor también estaría de su parte.
El interrogador finalmente puso una sonrisa maligna y ladina.
—De acuerdo.
Es hora de que los nobles entiendan quiénes son.
Son solo perros criados por nosotros.
Entró en la sala de interrogatorios a grandes zancadas.
Entonces, los gritos de la mujer se convirtieron lentamente en lamentos espeluznantes como una pesadilla.
Al final, incluso los lamentos habían desaparecido.
—Muerta.
Qué lástima.
Tenía una cara muy hermosa —el interrogador salió con la mirada emocionada aún en su rostro.
Obviamente, disfrutó del proceso.
Todo estaba en paz ya en la cámara de interrogatorios, como si una chica llamada Shirley nunca hubiera sido enviada a ese lugar.
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