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Trono de la Arcana Mágica - Capítulo 904

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  3. Capítulo 904 - 904 Estoy aquí para recogerte
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904: Estoy aquí para recogerte 904: Estoy aquí para recogerte Editor: Adrastea Works Una cabaña, ubicada en lo profundo de las montañas, estaba rodeada de árboles extraños, rocas bizarras, bestias que aullaban y aves que trinaban.

Fernando estaba caminando de un lado a otro en la cabaña de manera deprimente, pensando en qué debería decirles a los líderes de Danza Histérica, y cómo debería evitar burlarse de ellos.

Si era posible, también debería visitar al Ojo de Maldiciones.

Aunque el sujeto no pertenecía a los líderes de la organización, todos sabían que él era el jefe tras bambalinas.

Repentinamente, él percibió con su poder espiritual que docenas de hechiceros estaban volando en su dirección.

Se sintió bastante impactado.

Un muro transparente de un campo de fuerza apareció instantáneamente a su lado, y los hechizos para romper barreras espaciales estaban listos.

«¿Qué están haciendo?

¿Tantas personas me están atacando?

¿Pero por qué lo están haciendo tan evidente, dándome la oportunidad de escapar?» Preguntas aparecieron en la mente de Fernando.

Sus preocupaciones no desaparecieron hasta que este vio a varios conocidos en la multitud mostrándose serios, pero no hostiles, aunque siguió sintiéndose bastante perplejo.

—Fernando, ¿es cierto que eres muy bueno en el cálculo?

—¿Puedes decirme la solución de este problema?

—¿Cuál es tu opinión respecto a la gravedad?

Las preguntas de los hechiceros se acumularon para volverse ruidos incluso más increíbles que los aullidos y trinos.

Los oídos de Fernando estaban zumbando, y este no pudo haberse sentido más agitado.

—¡Suficiente!

—Un grito estruendoso se desató, atenuando todos los demás ruidos.

Fernando no era ni de lejos tan amable y considerado como Erica.

Gritar era su más grande especialidad.

Todos se quedaron en silencio.

Él habló, deprimido: —¿Cómo puedo enseñarles cálculo si no paran de hablar?

¿Y cómo puedo conocer su progreso ahora mismo?

Sin considerar que se encontraba en su territorio, o que entre ellos había varios hechiceros de rango superior e incluso archimagos más poderosos que él, Fernando se comportó como un profesor estricto.

Él solamente respetaba el nivel de conocimiento de arcana.

¡La identidad y el poder importaban poco!

Tras silenciar a los hechiceros, Fernando habló con seriedad: —Estoy aquí para conversar ciertos temas con el presidente de Danza Histérica.

Al terminar, me quedaré aquí por un par de días y enseñaré los conceptos básicos del cálculo desde cero si así lo desean.

Y respecto a la gravedad, ustedes deberían esperar hasta comprender las partes anteriores.

Como un hechicero experimentado, él sabía cuán valioso era Principios Matemáticos de Filosofía Mágica y el gran impacto que generaría en los hechiceros.

Por lo tanto, había previsto semejante reacción.

Sin embargo, ¡lo que no esperaba era el grado de su conmoción!

¡Parecía que no fue lo suficientemente atrevido en su predicción!

Sus palabras hicieron que los hechiceros de Danza Histérica vuelvan a la normalidad.

No pudieron haber estado más sorprendidos.

El que ellos estuvieran preguntando con atrevimiento era una cosa, pero era un asunto totalmente diferente que el sujeto estuviera dispuesto a enseñarles tan francamente.

«¿Los conceptos como el cálculo y la gravedad no deberían ser sus más grandes secretos?

¿Van a enseñarnos, así como así, sin pedir nada a cambio?» Sin estar completamente convencido, uno de los hechiceros les recordó información vital: —Su Excelencia, el Ojo de Maldiciones, reestructuró Danza Histérica para convertirla en Familia de Hechiceros.

Se supone que es una asociación de todas las organizaciones.

—¿Y su líder es…?

—Preguntó Fernando directamente.

Entonces, otro hechicero se acercó volando desde la lejanía.

Él gritó: —Señor Fernando, el Ojo de Maldiciones lo invitó a reunirse con él.

Tras quedarse pasmado brevemente, Fernando asintió.

—De acuerdo.

Eso no estaba mal.

Tendría que volver a reunirse con Atlant incluso si convencía primero al presidente.

La reunión no se llevó a cabo en el semiplano de Atlant, sino en un jardín repleto de toda clase de flores.

—Para ser honesto, estaba pensando en capturarte y sonsacarte todo el conocimiento sobre el cálculo y la interpretación detallada de la gravedad —con los ojos cerrados, Atlant habló en un tono tranquilizador.

Fernando resolló, sin estar nervioso en lo más mínimo delante de una leyenda.

—Ellos sí merecen tu esfuerzo.

Sin embargo, el conocimiento será compartido con todos los hechiceros.

—¿Todos los hechiceros?

—Preguntó Atlant sonriendo, como si todo se encontrara bajo su control.

Fernando rió entre dientes.

—Sí, Douglas cree que se necesita más gente y más comunicación para identificar mejor el mundo, comprender las leyes de la naturaleza y analizar los mecanismos detrás de las cosas.

Por lo tanto, él ha definido este campo de conocimiento como arcana, la cual debe ser compartida con otros hechiceros.

Y respecto al conocimiento mágico detallado y aplicado, como los modelos mágicos, piensa que son secreto personals que alguien puede guardarse.

—¿Arcana?

—Por primera vez, Atlant pensó profundamente, sin sonreír—.

¿Me da la impresión de que Douglas está intentando instaurar una organización que exclusivamente dedicada a la difusión de la arcana?

¿Es esa su definición y categorización?

—Aún no hemos decidido los detalles, pero ese es ciertamente nuestro deseo.

Además, esperamos formar un “edificio mágico” estable que tenga como base dicha organización.

Juntos, recibirán el nombre de “Congreso de la Magia”, el cual tendrá el fin de oponer resistencia a la Iglesia en conjunto —Fernando no ocultó su propósito ni abordó el tema con engaños, sino que confesó todo de manera directa.

Atlant asintió.

—Estoy muy interesado en la organización que se dedica explícitamente a la difusión de la arcana.

Veremos qué pasa con tu “edificio mágico”.

Con Principios Matemáticos de Filosofía Mágica, uno de los libros más importantes de la historia de la magia, no había hechicero que no se sintiera atraído por una organización de difusión de la arcana.

Claramente, ellos decidirían qué parte de sus conocimientos compartirían según las verdaderas circunstancias.

—No me sorprende tu respuesta.

De verdad —dijo Fernando en un tono ligeramente burlón.

Una de las causas importantes del colapso del Imperio Mágico fue el egoísmo y la irresponsabilidad de la gente—.

Mi propósito es unir Danza Histérica; bueno, Familia de Hechiceros, al grupo.

Respecto al futuro, creo que tomarás la decisión correcta.

Además, después del éxito de la difusión de arcana, la organización académica sería congruente, y las personas estarían dispuestas a mantenerla.

Sería más sencillo hacer que se unan más adelante.

Atlant conocía muy bien el plan de Douglas y Fernando, pero no podía resistirse a este.

Él abrió los ojos repentinamente, los cuales eran tan profundos como el cosmos.

«Los estaré esperando.

Douglas ya debe haberse convertido en una leyenda, ¿verdad?» —Sí, el “Elegido de la Magia” —Fernando intentó resistir la mirada de Atlant.

Su comunicación fue sencilla y rápida, y ambos llegaron a un acuerdo muy pronto.

Cuando Fernando se fue del jardín, se sintió repentinamente desconcertado.

Al inicio, el Viejo Zorro se tomó la gran molestia de hablar con las leyendas para solicitar su cooperación, pero su persuasión fue muy eficaz.

Además de la influencia de Principios Matemáticos de Filosofía Mágica, ello también se debió a que él tenía a un hechicero legendario respaldándolo, y el Viejo Zorro no.

…

Un año más tarde, sin haber visitado aquel lado del Estrecho de Tormentas por un largo tiempo, Fernando regresó a la Mansión Hull provista por Hathaway y volvió a ver a Douglas.

—¿Cuál es la postura de los del infierno?

—Fernando señaló sus preocupaciones sin dar rodeos.

Quizá porque estaba demasiado exhausto, el cabello de Douglas se había vuelto parcialmente gris.

Este habló con seriedad: —Pasé medio año en la Metrópolis Ardiente antes de que se me exigiera retirarme del infierno.

No me reuní con Maltimus, el Señor del Infierno.

Ni siquiera pude visitar a los varios duques del infierno.

—¿Maltimus quiere decir con ello que no está dispuesto a intervenir en el mundo material principal?

—Fernando frunció el ceño—.

Considerando su personalidad amante de las conspiraciones, ¿cómo pudo dejar ir un cambio tan grande e ignorar los asuntos del mundo material principal?

¿El Papa le ha dado una lección?

¿O es que está ocultando algo?

—Si Maltimus estuviera ocultando algo, y teniendo en cuenta su agudeza, él me habría prometido deshacerse de mí sin hablar en serio, pero no hizo nada, lo que hace que la gente se pregunte si está ocultando algo.

Definitivamente no es su estilo.

Entonces, quizá su actitud contenga la información que de verdad nos quiere transmitir.

Por ejemplo, con semejante actitud, quiere decirme que está formulando un gran plan que no debe filtrarse o ser descrito, y que no está muy lejos de tener éxito.

Nos está pidiendo que nos preparemos para cooperar con él.

Tras considerarlo brevemente, Douglas comunicó su análisis a Fernando.

Pensándolo detenidamente, este último respondió: —Esa posibilidad es la que más se apega a la forma de hacer las cosas de Maltimus.

—Entonces, no debemos ser perezosos.

En una década, si es algo corto, o un siglo, si es algo largo, algo grande podría ocurrir —le recordó Douglas a Fernando.

…

Veinte años más tarde, en el año 398 del Santo Calendario, al interior del pantano más grande del Ducado de Calais…

Un hombre vistiendo una túnica mágica negra estaba vagando sobre el lodo.

Él no llevaba puesta ninguna capucha, revelando su rostro, el cual no era nada más que un montón de huesos.

Él era tan terriblemente delgado y pálido que resultaba imposible adivinar su verdadera edad.

Su mano izquierda había perdido todos los colores propios de la vida.

Pálida y apagada, se encontraba cubierta por un tenue aire de muerte.

En el momento en que él la presionó contra una lombriz de pantano de siete cabezas, el insecto se descompuso, brotando pus de su interior, hasta quedar convertido en una criatura no viva.

Levantando la cabeza que solo estaba un poco mejor que la de un esqueleto, el hombre observó el cielo y habló para sí toscamente: «Shirley, estoy aquí para recogerte.

Perdón por la tardanza.» Mientras hablaba, dio un paso hacia adelante.

El profundo lodo negro del pantano empezó a burbujear repentinamente como si se tratara de agua hirviendo.

Entonces, el lodo se elevó y salió disparado hacia el cielo, derramándose por todos lados, ¡y monstruos que se habían podrido hasta los huesos se levantaron!

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