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Un Rudeus diferente - Capítulo 254

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Capítulo 254: Lo increíble de la vida cotidiana.

🎶Locobox, locobox locobox🎶, seré tu rey, seré tu esclavo 🎶—sonaba la música.

—Oye, Silphy, ¿quieres cambiar esa música de trolazo? —le dije.

—¿Qué es trolazo? —preguntó meneando confundida .

—Eeeeh, Tallhand es un trolazo.

—¿Y qué tiene de malo? Me gusta cómo suena esta música, me encanta el ritmo—dijo Elinalise.

—Sí, tiene buen ritmo —dijo Roxy—. ¿Qué importa si quienes cantan son enanos? No seas racista.

—No son enanos, Roxy, son eeeh, bailarines.

—Genial, ¿puedo verlos?

—Ahora no, amor —dije mientras las chicas escuchaban a Locomía.

—¿En serio les gusta esta música? Pregunté confundido.

—Sí, es muy entretenida —dijo Cliff.

Bueno, al menos no les gusta el reguetón, pensé.

—Debo decir, maestro, que esta carroza es muy cómoda para ser tan poco espaciosa — dijo Zanoba examinando cada cosa que veía Zanoba.

—Sí, bueno, varias horas con el culo en una de estas y veamos si me dices lo mismo , viejo.

—Este país se parece mucho a Asúra, en especial al norte del país —dijo Elinalise mirando las montañas .

—Técnicamente, este continente debería ser Milis; el gran bosque, el Amazonas, o algo así, aunque las montañas están de norte a sur y de este a oeste, como en el continente Milis —dije.

—Me sorprenden los caminos, y los carruajes pasan muy rápido —dijo Cliff.

—Sí, tranquilo, soy buen conductor, nad a pasará —le dije.

—¡RUDY, CUIDADO! —gritó Roxy, y tuve que frenar por culpa de una vieja que salió de una calle lateral sin mirar, así que me puse al lado de él y saqué la cabeza por la ventana.

—¿Dónde aprendiste a conducir, vieja con@$#&? ¿No viste que venía, estúpida de mierda? Te regalaron el permiso de conducir, vieja ciega, malparida y la con&$@#?%.

—Rudy, esa boca —me dijo Ariel.

—Lo siento, cariño. ¿Están bien, chicos? —dije mirando por el espejo retrovisor, pero los chicos venían pálidos, lo mismo que Zanoba; solo Eris tenía una sonrisa por lo que había pasado.

—¿Todo bien, Cliff? —le dije, ya que estaba callado.

—Sí, estoy bien.

—Ya relájate, por eso hay que estar muy atento al conducir, no falta la vieja imprudente.

—Deja de decir eso, ¿dices que conducía mal solo por ser mujer? —me dijo Ariel con mala cara.

—No, amor, es que justo esa era una vieja.

—Ummm —dijo cruzándose de brazos.

—Ya no te enojes, miren, haremos lo siguiente: iremos a la ciudad, compraremos algunas cosas para comer y dar una vuelta, y los llevaré a un parque cerca de aquí y les enseñaré a conducir, ¿qué les parece? —les dije.

Todos me dieron una gran sonrisa.

—Maestro, ¿qué es eso? Parece esa bicicleta que invocó Nanahoshi y estamos tratando de replicar, pero mucho más grande y veloz.

—Es una moto. No me gustan, son peligrosas Zanoba.

—Son geniales, Rudy.

—Ni lo pienses, Eris. Hace muchos años, tenía un amigo de universidad en este mundo, se llamaba Ricardo. Él siempre iba a la universidad en una de esas. Un día, después de una fiesta, regresó a casa y se mató estrellándose contra un árbol. Ni siquiera pudimos ver su cuerpo, sellaron el ataúd, se reventó la cabeza en una de esas malditas cosas. Él solo tenía 19 años.

—Lo siento, Rudy —me dijo Eris.

—No lo sientas, no quiero esas cosas en nuestro mundo, además no es necesario con los círculos de transporte, y no quiero construir nada que pueda caer en manos de Laplace; de un auto a construir un tanque es un pequeño paso —dije.

—Ya veo —dijo Eris.

—En fin, ¿qué les parece mi antiguo mundo? —dije.

—Es increíble, maestro. Bueno, el paisaje es bastante común es como estar en el continente central o Milis , pero me sorprenden las máquinas, es como sus libros de fantasía.

—Aunque hay muchas casas pequeñas, se parece a nuestro mundo; también se ven algunas bastante humildes.

—Sí, bueno, también hay pobreza en este mundo, Cliff, eso es universal. Hasta en Japón vi pobreza cuando estuve ahí, supongo que es algo que costará mucho erradicar en todos los mundos.

—¿Es primavera? Veo muchos árboles en flor, pregunto Elinalise.

—Eeeh, déjame ver —dije sacando mi celular—. Sí, es finales de agosto, casi entramos en primavera.

—Como en Milis —dijo Cliff con una sonrisa.

—Maestro, ¿puedo ver ese aparato? —dijo Zanoba babeando.

—Claro, ten cuidado.

—No entiendo para qué se usa.

—Pues para llamar a los amigos, jugar, escuchar música y entrar a Internet.

—Sí, cuando estuvimos aquí la última vez jamás lo usaste, Rudy. Solo nos lo mostraste a la pasada —dijo Eris.

—Sí, bueno, habían muchas cosas que te llamaron la atención y lo olvidaste, amor.

—¿Y cómo llamas a las personas? Preguntó Ariel.

—Pues apretó este botón y aquí están la personas con quien suelo llamarme .

—¿Cuál botón? La pantalla es plana, de cristal, preguntó Zanoba.

—Es que es touch.

—¿Qué es touch?

—Tiene sensores, Zanoba.

—Esto, esto, esto es maravilloso. Ni en 100 vidas podríamos lograr algo así —dijo Zanoba.

—Quiero ver cómo llamas a alguien —dijo Cliff—. No creo que eso sea cierto.

—¿Y a quién demonios llamo? —dije.

—Llama a alguno de tus amigos, Rudy, al greñudo o al feo .

—Claro que no, Silphy, ¿estas loca? .

—Vamos, hazlo. Nunca te he visto interactuar con ellos —dijo Ariel.

—Claro que no, son unos lunáticos.

—¿Qué tienen de malo? —me preguntó Cliff.

—Nada, solo que, hablan de manera que pueden sentirse incómodos .

—No quiere que los veamos porque no quiere sepamos sus secretos de esta vida —dijo Eris.

—No es eso, bien, llamaré a Sergio —dije marcando el número, pero sonó y sonó y me mandó al buzón de voz.

—No estaba, ¿contenta? .

—Pfff, mentiroso, apuesto a que no es real —dijo Cliff.

—Bien, llamaré a otro amigo —dije marcando un número.

—Creo que no hay nadie —dije, pero justo en ese momento contestaron.

—Hola, Paulo, ¡waaaaaaza!, ¿qué pasa? ¿Vamos a beber algunas cervecitas y comer algo?

—JEJE —reí nervioso—. Hola, Lucho, ¿cómo estás?

—¿Solo llamas para preguntar eso? Pues Bien, de hecho, te contaré un secreto, justo vengo saliendo de un motel con la Stefanny.

—Rudy, ¿qué es un motel? —me preguntó Roxy.

—Eeeeeh, donde… eeeeeh… se come… eeeeeh… carne, ehhhhh… cruda.

—Oye, Lucho, estás en altavoz, no hables estupideces. Estoy con mis esposas, ¿recuerdas?.

Espera un maldito segundo, ¿la Stefanny, tu ex esposa ? ¿Que no tenías de novia a una tal Yajaira?

—Sí, bueno, tuve una recaída con mi ex, sabes como soy .

—¿Y ella está contigo ahora, volvieron a estar juntos ?

—No, ella se fue primero del motel, sería peligroso que su nuevo marido nos descubra.

—¡Hay, dios mío, Lucho, dios mío!

—¿Esa clase de amigos tenías en esta vida ? Ja, con razón eres así —me dijo Cliff.

—Hey, ¿quién fue el idiota que habló por ahí? —preguntó Lucho.

—Un amigo, un amigo cura, le dije .

—Uuups, perdón, padre Morales no sabía que estaba con Paulo.

—No es el pelado Gustavo, es otro cura, se llama Cliff.

—Ah, qué bueno, porque él Morales es el menos indicado para darme un sermón. Yo sé que se está sirviendo a una feligresa, lo atrapé el otro día saliendo de un motel, jejeje.

—Lucho, ¿puedes cerrar la maldita boca?

—¿Y para qué mierda me llamas entonces si sabes como soy?

—Nada, mis esposas no creían que un celular sirve para llamar a otra persona e insistieron en que llamara a algún idiota .

—¿Y de dónde vienen ellas?, ¿de la edad media? Espera ¿como qué idiota?.

—Ya Cállate, feo —le dijo Eris.

—Reconozco esa voz, es la pelirroja sexy de mal carácter ¿cierto?

—No le digas así a mi Eris, imbécil.

—¿Viniste con la chica duende mágica también?

—No me digas duende hombre horrendo —le dijo Silphy.

—Deja de hablar, Lucho, por favor.

—Bien, pero no sabía que tenías otro amigo cura.

—Soy el padre Cliff Grimoire, mucho gusto —dijo Cliff.

—Si De seguro eres francés. Como sea, padre, mucho gusto, espero que no se acueste con las feligresas como el padre Morales.

—Soy casado —dijo Cliff.

—Oooh, ya veo, de seguro es mormón. Bueno, Paulo, ¿bebemos unas cervezas esta noche? ¿O que?

—Claro que no, iré con los chicos al parque.

—Eres un aburrido, bien, nos vemos entonces , vete al demonio, maricón.

—Adiós, cuida tu marrón culo.

Y así se terminó la llamada.

—Qué vulgar conversación, maestro —dijo Zanoba.

—Sí, bueno. No éramos tan formales en este mundo, le dije .

—¡Qué vulgar eres, Rúdeus ! ¿Qué manera es esa de despedirse de un amigo, diciendo que cuide su trasero ? —me regañó Silphy.

—A mí me pareció un tipo simpático —dijo Elinalise riendo .

—Es un dewlenguqdo igual que este. Como sea Rúdeus, no sabía que también tenías un amigo sacerdote —me dijo Cliff.

—No era amigo amigo. Estudió con nosotros, se hizo cura y lo mandaron de vuelta a la parroquia de la ciudad. La verdad, nunca pensé que sería cura, era un demente cuando estudiábamos en la escuela.

—Bien, ya estamos llegando —dije.

—¿Esta es tu ciudad natal Rúdeus ? Me dijo Elinalise.

—Sí.

—Me imaginaba algo más espectacular, maestro. No es fea, pero los edificios son sencillos.

—Sí, bueno, nuestro mundo se parece a Europa, aquí es diferente, hasta hace 200 años eramos colonias españolas, somos países nuevos .

—¿De qué hablan? ¡Me encanta esta ciudad! No huele a orina, esta limpia y llena de cosas dulces, además el clima es muy agradable —dijo Roxy.

—Sí, y hay varios árboles. Nunca vi árboles color púrpura —dijo Elinalise.

—Son ciruelos, sus hojas son así.

—Vaya, ese sí es un edificio grande —dijo Cliff viendo un edificio de departamentos.

—Sí, aún no llegamos al centro. Esa es la entrada de la ciudad, pero primero pasaremos a comprar algo para ir al parque.

—Espera, ¿esa es una iglesia?

—Sí, Cliff.

—Vaya, esa sí se parece a un edificio de nuestro mundo.

—Sí, es la catedral de la ciudad, es estilo gótico, es bonita, ¿cierto?

—¡Maravillosa! Quiero entrar —dijo Cliff.

—Son católicos, Cliff, no son Milis.

—¿Y qué? Yo Quiero entrar dijo casi haciendo un berrinche.

—Rudeus, déjalo entrar, si no va a estar molesto todo el día y quiero disfrutar este viaje, por favor, solo un rato —dijo Elinalise.

—Maldita sea, esta bien —dije entrando al gran patio de la catedral.

—Bien, vamos a entrar, pero no vas a hablar con el cura, Cliff, ni dirás que eres sacerdote, ni hablarás de Milis ¿entiendes? .

—¿Por que ? Me dijo enojado.

—Porque estamos en otro mundo, aquí siguen a Jesús, y él nunca se casó y lo mataron en la cruz.

—¡Santo dios! Eso hicieron con el Milis de este mundo.

—No fuimos nosotros, fueron los romanos. Lo que quiero decir es que si aparece un cura, nada de idioteces. Solo di que eres un extranjero y estás mirando el edificio porque es bonito, ¿entendiste?

—Sí, sí, sí.

—Hablo en serio, tonto, no quiero problemas.

—Está bien, no diré nada, pero quiero ver la iglesia.

—Maldita sea, bien, bajemos —dije.

—Puuf, qué aburrido, en vez de estar jugando Nintendo o viendo películas nos vinimos a meter a una iglesia —dijo Eris fastidiada.

—Vamos, Eris, hay que probar de todo —le dijo Ariel dándole una coqueta sonrisa.

—Y ustedes nada de lesbianismo, en este mundo a los curas católicos no les gusta mucho el amor bisexual.

—Uuuf, qué aburridos son —dijo Ariel.

Cuando entramos a la catedral había algunos fieles rezando, Cliff estaba maravillado.

—Es una iglesia hermosa, ese campanario es fascinante, si bien carece del color del mármol de Milis tiene algo impactante —dijo sentándose en una banca.

—Dios, ¿quién es esa figura de un hombre atlético que sufre en la cruz? —preguntó Elinalise.

—Es el flaco inri, quiero decir Jesús, murió hace 2000 años, tres días después resucitó entre los muertos y vagó 30 días antes de irse al cielo.

—Wow, ¿en serio? —dijo Cliff.

—No lo sé, eso dice la Biblia. Hubo varios testigos, sus discípulos, incluso un romano que lo perseguía, Saulo de Tarso, él se convirtió al cristianismo.

—Fascinante —dijo Cliff—. Nadie tiene la capacidad de resucitar, al menos no los humanos en nuestro mundo.

—¿Y esa mujer en posición de penitencia quien es ? Preguntó Elinalise.

—Esa es María, la madre de Jesús, Roxy, y en los vitrales se ven partes de la vida de Jesús.

—¿Tú aún crees en esta religión? —me dijo Cliff.

—No, reencarno y vivo en otro mundo, obviamente no pasó lo que decía esta religión qué se suponía que pasaba al morir .

—¿Y qué decía? —me preguntó Silphy.

—Que si morías y fuiste bueno ibas al cielo.

—Bueno, Rudy, creo que sí es verdadera porque fuiste al cielo, te acuestas con nosotras cinco al mismo tiempo, eso es el cielo para mí —dijo Ariel.

—Jejejejeje aucht —dije por un golpe que me dio Cliff.

—No sean sacrílegos en una iglesia, por el amor De Milis—nos regañó.

—¿Paulo eres tú? —me dijeron de pronto. Al voltear era el padre Morales.

—¡Hoola, pelado Morales ! ¿Cómo estás?

—Oye, oye, oye, respeta la sotana, dime padre Gustavo.

—Ni en mil años, pelado Morales, no te hagas el santo conmigo por usar sotana, se muy bien quien eres .

—No te pongas tonto Paulo , hablo en serio, estamos en la casa de Dios.

—Ja tu lo dijiste la casa de dios, no la tuya. Por cierto el negro Lucho me dijo que no eres muy santo, pelado caliente .

—Cof, cof, cof, shiiii, cierra la boca, Paulo. Dios, ¿qué haces aquí?¿Viniste para burlarte ?

—No te creas tan importante peluca de verano, vine a rezar , ¿qué crees que hago metido en una iglesia?

—No te hagas el chistoso conmigo, tú nunca vienes a la iglesia, cuando niño ibas a la capilla del pueblo solo en navidad a beber chocolate o cuando se moría alguien.

—Púdrete, tú hacías lo mismo.

—¿Quiénes son estas personas? ¡Dios mío, qué le pasó a ese hombre en el ojo! Dijo mirando a Cliff.

—Se lo volaron en la guerra, es un veterano.

—¿Es gringo? Welcome my friends.

—No, no son gringos, son… eeeh, serbios.

—¡Oooh, ya veo! ¿Creo que ahí eran ortodoxos? ¿Qué hacen en una iglesia católica?

—¿Qué te importa pelado cabeza de miembro? Es la casa de Dios, déjalos en paz.

—Oye, Paulo, no te pases.

En eso dirigió su atención a mis esposas y amigos. —Mucho gusto, soy el padre Gustavo Morales —dijo el pelado a mis amigos y las chicas aunque estoy seguro que le miraba las tetas.

—Es un gusto, padre —le dijo Cliff.

—Paulo aquí , me dice que ustedes son de Serbia en la ex Yugoslavia .

—No, somos de la Sharia —le dijo Silphy.

—Pero yo soy de Asúra —dijo Ariel.

—Y yo de Milis —agregó Cliff.

—¿No Me dijiste que eran de Serbia ? Paulo.

—Sí, lo son. No hablan bien el español, son ciudades de Serbia, pelado.

—Paulo, última vez, dime padre.

—Ni en tus sueños, pelado.

—Disculpe a Rúdeus, padre, él siempre ha sido así —le dijo Cliff.

—¿Quién es Rudeus?

—Soy yo, ellos me llaman así, le dije.

—Oh, ya veo. ¿Y qué haces con estas personas?

—Eeeh, intercambio de trabajo, le dije, los saque a conocer la ciudad .

—Oh, ya veo, vaya, ¡estás embarazada! Felicitaciones —le dijo a Ariel.

—Gracias, sacerdote, sí, será mi tercer hijo.

—Ya veo, me alegro mucho. ¿Y alguno de ellos es su esposo?

—No, no me he casado.

—Oooooh…

—¡Ay, pongas esa cara y no te hagas el idiota, pelado! No te pongas cura estricto con eso.

—No lo hago y deja de decirme pelado, imbécil, ya me tienes harto .

—Padre, ¿podemos hablar? —le dijo Cliff.

—Claro, hijo, ven.

Mientras iba con el cura, tomé del brazo a Cliff.

—Nada de idioteces, Cliff. Si le dices que estamos en un sueño, podrías colapsar todo esto, ¿entiendes?

—Ya lo sé, ya me lo dijiste antes de dormir y me lo has repetido todo el maldito día. No soy estúpido.

—Bien, ve.

Y ahí nos quedamos hablando en silencio, esperando a Cliff.

—¿Cómo puedes ser tan irrespetuoso? ¿Por qué llamas “pelado” a ese sacerdote?

—Porque es pelado Ariel, qué querias ¿qué le dijera greñudo? .

—Me refiero a esa familiaridad.

—Estudié 13 años con el bastardo y no es un santo. Era más loco que Lucho. Una vez se robó un auto para ir con unas chicas a la costa y lo dejó botado en la playa, porque según el era gracioso. Estuvo preso 2 meses por ese chiste.

Fue a ante de la mujer de un policía, casi lo mata el tipo cuando lo descubrió con su esposa en pleno acto , le disparo mientras el pelado saltaba desnudo por la ventana, y estuvo ocultándose en la casa de los papás de Lucho por un mes . Fue microtraficante, vendío marihuana un tiempo, dejó embarazada a la prima, y los separaron. La chica al final perdió el bebé, pero fue un gran escándalo en su familia. Puedes creerlo, el degenerado se tiraba a la prima.

—Cof, cof, cof —tosió Eris incómoda.

—¡Ay, por favor! Primos cuartos, Eris. Gustavo y Gabriela eran primos hermanos. Y después se metió al seminario y ahora es cura, jaja, cínico de mierda.

—Pero cambió, Rudy, deberías tener más fe en tus amigos.

—Por favor, Silphy, Lucho lo atrapó con una feligresa saliendo de una habitación, tu que crees que hacían? Persinarla con el miembro seguramente .

—Jajaja, este mundo no es tan diferente al nuestro —dijo Elinalise.

—Sí, como sea —dije mientras estuvimos ahí sentados media hora, mientras Cliff dejaba de hablar con el cura y regresaba a nosotros.

—Bien, será mejor irnos —dijo Cliff.

—¿Respondió a tus dudas?

—Así es, es muy parecido a San Milis, fascinante.

—Bien, vamos a comprar algo —dije.

—Ah, ¿ya te vas, Paulo?, me dijo el padre.

—Sí, pelado, nos vemos.

—Deja de llamarme así y bien, cuídense, que Dios los bendiga.

—Sí, chao, pelado .

—Rúdeus , más respeto con el padre, me regaño Cliff.

—¿Qué respeto? Apuesto que ahora mismo le está mirando el culo a las chicas.

En ese momento, Eris volteo y efectivamente el pelado les miraba el culo, pero el cura se hizo el tonto, se dio media vuelta y fue hacia el altar.

—Uuuf, Rudy, en todas tus vidas solo te haces amigos de pobres idiotas —me dijo Eris provocando que Cliff y Zanoba la miraran.

—Bien, iremos a comprar cosas para ir de paseo, dije .

—Rudy, ¿podemos ir a comer pasteles? —me dijo Ariel.

—¿No sé cuánto llevamos en el sueño?

—Unas 7 horas, ¿por qué no ha oscurecido? —dijo Cliff.

—Si bueno son mis recuerdos, peor a la vez es un sueño, puedo controlar eso, Cliff.

—Vamos, Rudy, tengo antojos, no vas a dejar a tu hijo con antojos, ¿cierto? —me dijo Ariel.

—Estamos soñando.

—Y que se siente real, me dijo Ariel.

—Bien, ¡maldita sea, vamos al Vagon!, no quiero que le pase nada al pequeño Goku. —dije.

—Ya te dije que no lo vas a llamar asi. —Me dijo Ariel con las Mejillas infladas.

Así que llegamos al lugar, y ahí estuvimos un rato mientras las chicas comían pasteles, jugos y café, mientras reían y hablaban alegres entre ellas.

Mientras mis esposas y Liz llamaban mucho la atención por su belleza, nosotros nos comíamos un sándwich y una jarra de cerveza casa uno .

—¡Qué lugar tan hermoso, viejo!

—Sí, sí, sí, siempre dice lo mismo de este lugar, le dije a Cliff.

—Pero lo es, maestro. Había dicho que los edificios eran la verdad bastante básicos, pero por dentro, ¡wow! Espejos, barras de madera, esas vitrinas llenas de delicias, la música de fondo, esto es más que lujoso.

—La verdad, Zanoba, a este lugar podía exceder cualquier persona, no es un lugar caro —le dije.

—Aun más Maravilloso, maestro .

—Oye, Rúdeus, ¿vas a terminar tu sándwich? —me dijo Eris.

—Bueno, la verdad…

—Gracias —dijo arrebatándomelo y comiéndoselo.

—Uuuf, siempre hace lo mismo —pensé.

—Un lugar así sería un éxito, Rúdeus, deberías decirle a Nanahoshi que invoque esas máquinas para hacer música, creamos una vitrina refrigerada y hacemos este concepto y nos haremos ricos —dijo Cliff.

—Vaya, no sabían que tenías mente de tiburón, Cliff.

—¿Qué dices, Zanoba? —dijo Cliff—. ¿Zanoba?

—Es una buena idea, pero mejor que lo hagan las chicas, no se me da atender al público dijo el flaco.

—Lo siento, chicos, no sabría cómo hacer funcionar los equipos electrónicos con maná, yo no sé de electrónica, les dije .

—Al menos invoca esos tocadiscos, podemos crear algo que gire con maná, dijo Cliff .

—Veré qué hago —dije.

—Sí, y me das uno a mí, amor —me dijo Ariel que escuchaba nuestra conversación.

—Eres una niña caprichosa, ¿sabías?

—Lo sé —dijo mientras ordenaba otro pastel y otro jugo.

—¿Trajiste monedas, Rúdeus?, porque yo no traje dinero —me preguntó Cliff.

—Tranquilo, traje mi tarjeta de débito.

—¿Y qué es eso?

—Con lo que pagaré, ya verás.

—¿No hay dinero en este mundo?

—Claro que si, Mira, aquí hay una moneda.

—Vaya, de oro y plata juntas, qué tecnología, nadie puede hacer una figura así en nuestro mundo.

—JAJA, es una aleación de cobre, estaño y otros metales, no tiene nada de oro ni plata y vale menos que una moneda pequeña de cobre de nuestro mundo, le dije .

—¿En serio?, eso en la Sharia valdría mucho.

—Pagamos con esto —dije sacando un billete, que Zaniba me arrebató.

—Esto es papel, pero dios maestro, cómo dibujaron a este rey en esta imagen, el artista debió ser muy hábil.

—Eso no lo dibuja un artista —dijo Eris con orgullo—, eso lo hace una máquina en masa y equivale a una moneda grande de cobre.

—Vaya, ¿aún recuerdas eso? —le dije.

—Claro que sí.

—Sorprendente.

—¿Qué quieres decir, Rúdeus, que soy estúpida? Me dijo enojada.

—No, amor, es que no pensé que habías puesto atención a esto.

—Bueno, cuando éramos niños siempre me decías que debía prestar atención al dinero para que no nos estafaran, ¿recuerdas?

—Sí, lo recuerdo —le dije sonriendo.

En eso llegó la mesera.

—¿Van a ordenar algo más?

—Uuuf, no, estoy que reviento —le dijo Ariel.

—¿Cómo van a pagar?

—Yo pago, con débito, por favor —dije.

—Claro —dijo la mesera, que trajo la máquina.

Cuando saqué la tarjeta, Zanoba, Cliff y Elinalise miraban como idiotas cuando pasé la tarjeta por la ranura, puse la clave y pagué, y después como de la máquina salió la boleta.

—Bien, vamos, chicos —dije.

—Espera, espera, ¿para qué demonios fue eso? —preguntó Cliff.

—Ya pagó, con esa tarjeta a Rudy le descontaron el dinero del banco y se lo transfirió a este lugar —le dijo Roxy con una postura de sabelotodo.

—¿Eso es magia, maestro?

—No, Zanoba —y así regresamos a la camioneta mientras le explicaba cómo funcionaba una transferencia bancaria, dejando a Cliff, Zaniba y Elinalise muy confundidos.

—Vaya, en este lugar de la ciudad , la arquitectura es más fascinante —dijo Zanoba mientras caminábamos por el centro.

—Sí, ese edificio de cristal es fascinante, dijo Cliff .

—Sí, es un restaurante —dije.

—¿Y qué tal es?

—Eeeh, la verdad no es muy bueno Ariel , es para presumidos, la comida es regular y Cara, siempre iba a almorzar a otro lugar, algo más humilde pero más rico —dije.

—Este lugar es muy bonito —dijo Elinalise.

—Sí, es la plaza. Ahí venden helados, ¿quieren? —les dije.

Pero cuando los miré, todos incluidos mis esposas miraban al cielo mientras se escuchaba un fuerte ruido.

—¿Qué demonios es eso? —dijo Cliff.

—Ooh, es un helicóptero —dije justo cuando pasaba por nuestras cabezas.

—¿Es como un dragón? Dijo Elinalise.

—Jajajaja jajaja.

—No te rías, imbécil, ¿qué rayos es?

—Es una máquina voladora, por el color era de la policía, ya tranquilos, dejen de mirar así, la gente empieza a mirarlos raro.

—¿Cómo pueden no impresionarse por eso, maestro?

—Porque existen desde hace 80 años, Zanoba.

¿Quieren helado o no?

—Sí, claro —dijeron, así que con mis esposas fuimos a comprar unos conos, y dejé a los chicos sentados en la plaza, como era de esperar, Zanoba se fue a mirar los bustos de bronce de los próceres de la independencia que estaban ahí.

—Tomen, les va a gustar, siempre los comía cuando estaba en la escuela —le dije.

—Umm, qué rico —dijo Roxy.

—¿Y Zanoba ?

—Está por allá, mirando esos bustos de bronce, dijo Roxy .

—Uuuf, déjalo ahí un rato —dije.

—Oye, Rúdeus, ¿qué llevan los chicos jóvenes en las orejas?

—Audífonos, están escuchando música.

—¿Y por qué no se oye?

—Pues por respeto, verás, no a todos les gusta la misma música así que se ponen eso en sus oídos y escuchan su música favorita para ellos mismos.

—Fascinante.

—Por cierto ¿Qué hablaste con el pelado Morales? Cliff

—No llames así al padre, pecador, me habló de su religión, es fascinante, no puedo creer que mataran al pobre Jesús de esa manera tan horrible.

—Sí, bueno, no fui yo, Cliff.

—Si resucitó, ¿habrá sido de nuestro mundo?

—No lo sé, Cliff, tengo teorías pero no quiero insultar tu fe.

—¿crees que es Milis que reencarnó en nuestro mundo? Cierto

—Puede ser, la estructura de ambas iglesias es casi idéntica a la iglesia católica medieval.

—No lo sé, pero es fascinante, y esa iglesia era hermosa.

—Sí, lo es —dije.

—Tú has estado callado, Elinalise.

—Nada, solo veo esos carros moverse, es hipnótico, ¿para qué son esas luces?

—Es un semáforo.

—¿Y para qué sirve?

—Pues (…) —y así tuve que explicarle.

—Me encanta esta época del año —dijo Cliff—, ¿porque se ve todo tan festivo?.

—Por que hay fiestas al Inicio de la primavera y la agente se está preparando.

—Ya veo. Oye, ¿qué es eso en el cielo que suena como un trueno? ¿En esa gaviota? —dijo de pronto Cliff algo asustado.

—Tranquilo, es un avión como el que viste en la tele.

—¿Nos va a lanzar magia de ataque, cierto?

—Jajaja No, es de transporte, no de guerra. Trae gente de otros países u otros continentes.

—Vaya, es increíble, dijo Cliff mirando con su ojo demoníaco, pero obviamente este no identifico nada .

—Sí, si existieran en nuestro mundo, demorarías unas 15 horas en llegar de Millishion a la Sharia —le dije.

—Eso es muy poco.

—Claro que sí, antiguamente en barco tardaban meses, dije .

—Aunque si dejas de lado las cosas raras. La verdad este lugar , sí se parece mucho a nuestro mundo —dijo Elinalise—, ¿pero hay algún lugar como el continente demoníaco?

—Eeee, esa sería América del Norte, pero no es un desierto. Cada continente tiene áreas desérticas, pero no todo el continente, aunque Begarit sí es parecido a Australia, aunque eso del desierto debe ser pokr el mana, aquí no existe, no es una fuerza de la naturaleza—dije.

—Ummm, qué rico está esto —dijo Ariel, a quien le. Importaba poco y nada nuestra conversación—. Debo decir que es más suave que los helados que haces tú Rudy .

—Sí, bueno, los hace una máquina que los bate todo el día, le Expliqué .

En eso llegó Zanoba con un busto de bronce. Cuando lo vi, casi me dio diarrea.

—¿Qué demonios crees que haces, Zanoba?

—Me lo llevo, maestro.

—Ve a devolverlo inmediatamente , demente. Si nos atrapa la policía. Con eso , tendremos problemas.

—Pero, maestro…

—Pero nada, ve a devolverlo.

Zanoba se acomodó sus gafas y lo fue a dejarlo donde mismo.

—¿Qué demonios estabas pensando? —le dije, dándole el helado.

—Llevármelo, maestro.

—Estamos en un sueño, ¿cómo se supone que te lo llevaras? Además, ese tipo era un héroe nacional, sacarlos es un delito grave.

—Lo siento, maestro.

Justo en ese momento vi que paraba una patrulla policíal .

—Vámonos de aquí antes de que lleguen. Si nos llevan presos, deberé matarlos a todos para despertar, les dije .

—¿Tenías que sacar eso, no? —le dijo Cliff molesto.

—No pude evitarlo era de bronce, lo hicieron con un molde, era fantástico .

—Ya, vámonos —dije.

—Lo siento, maestro dijo el flaco apenado .

—Está bien, Zanoba, pero no debes arrancar los bustos de las plazas ni de lugares públicos, de ningún lugar, entiendes.

—¿Y ahora qué? Dijo Eris.

—Pues iremos a comprar algunas cosas para ir al parque, donde les enseñaré a conducir.

Todos dieron grandes sonrisas por eso.

Así que pasé a la carnicería y compré varios cortes , luego compré muchas empanadas y pan , y finalmente fuimos a un supermercado.

—Wow, esto siempre me sorprende —dijo Ariel.

—Sí, sí, ya vamos, dejen de mirar raro, pareciera que vivieran en la jungla y jamás hubieran visto uno, le dije.

—porque jamás vimos uno, imbécil—me dijo Cliff.

—Ya, ya, vengan, la gente los mira raro.

—Ummm, ¿qué llevamos, Rudy? —dijo Silphy, pero no alcancé a decir nada cuando Roxy, Ariel y Eris ya habían tirado al carrito jugos, gaseosas, vino, frutas, frutas en almíbar, galletas, dulces, chucherías etc etc.

—Wow, ¿qué es todo eso? Se ve maravilloso —dijo Elinalise.

—Tranquila, tú saca, Rudy paga —le dijo Silphy.

—Sí, Rudy paga. Menos mal las conocí en el otro mundo, acá me hubiera dejado en la quiebra, decía entre dientes.

—¿Qué murmuras, Rudy? —me dijo Silphy con una falsa sonrisa.

—Jeje, nada, orejitas.

—¿Y qué llevamos? —dijo Cliff.

—Pues ahí hay cervezas, le dije .

—Fascinante, en botellas de vidrio y latas de metal. ¿No la venden en barril, maestro?

—No, Zanoba.

—Ummm, ¿podemos llevar varias?

—Claro, amigo, tú solo tírale al carro.

—Rudy, llevemos helado —le dijo Roxy.

—Se va a derretir, amor.

—No importa, lo guardamos en tu casa y lo comemos al regreso.

—Uuuf, está bien.

—¿Qué es esto? —dijo de pronto Cliff tomando un tubo. ¡Phhhs!, justo en el ojo.

—¡Aaagh, arde! ¿Qué demonios?

—Idiota, es un desodorante Jajajaja, jajajaja.

—Voy a quedar ciego.

—No, tranquilo, solo te arderá, estarás bien. Jajajaja.

—Deja de reírte, idiota. ¿Para qué demonios crean algo así?

—Eso es para echárselo en las axilas después del baño, es para no tener mal olor, le Explique

—Vaya, eso sería útil para los del gremio de aventureros, en especial para los de la el continente demoníaco —dijo Elinalise, quien estaba cerca de Cliff mientras se lanzaba magia de curación.

Cuando miré el carro, estaba lleno, así que solo agaché la cabeza y pasé por caja. Mientras pasaban y pasaban las cosas, veía cómo se iban subiendo los números.

—Bien, señor, son […..], el equivalente a 1000 dólares.

—¿Cuánto? Dije asustado.

—Son […..], el equivalente a mil dólares.

Así que tuve que pasar la tarjeta cabizbajo y pagar todo callado .

—Oh, deja de poner esa cara, ni siquiera es real, es Un maldito sueño —me dijo Eris de mal humor.

—Sí, no seas tacaño —me dijo Elinalise.

—Si este fuera mi antiguo mundo real, tendríamos una seria conversación nosotros cinco —les dije a mis chicas.

—Vamos, deja de quejarte tacaño , yo quiero conducir —dijo Eris con su gran sonrisa que me hizo olvidar .

Una vez cargamos las cosas, partimos rumbo a casa.

—Me sorprende lo rápido de esta cosa —dijo Elinalise.

—Sí, bueno, el camino ayuda en el viaje —le dije.

—Rudy, déjame ver tu cosa —me dijo Roxy.

—Ahora no, pervertida, a la noche.

—No me refiero a eso, degenerado , es esa cosa con la que llamas a tus amigos.

—Oh, toma —dije pasándole mi celular .

Mientras curioseaba con las chicas atrás, rápidamente casi se forma una pelea, porque todas querían verlo.

Una vez llegamos a casa, y me di cuenta por qué en este mundo siempre mis amigos me decían que no me casara. Entramos a casa, y estacioné la camioneta.

—Iré a guardar el helado —dijo Roxy, mientras yo iba a buscar sillas y una mesita. Cuando de pronto sentí que algo estaba mal.

—Roxy espera, no entres aún .

—¿Qué pasa, Rudy? Me dijo asustada.

—Mira a los perros, algo está mal.

Cuando los chicos los miraron, Homero Simpson y Maradona miraban por la ventana hacia la casa y movían la cola.

—¿Qué pasa, Rudy? —dijo Silphy acumulando maná en su mano.

—¿El Hombre Dios? —dijo Eris, quien también acumulaba mana ta que no teníamos espadas.

—No, mi brazalete no lo deja vernos.

—¿Y qué pasa entonces ? Dijo Cliff.

—Alguien está aquí, dijo Elinalise .

—Tal vez es mi hermano y mis sobrinos, los perros mueven la cola. Si fuera alguien malo, estarían ladrando, dije .

—Uuuf, qué susto, dijo Roxy más calmada .

—Esperen, chicos, Eris, Silphy, acompáñenme. Ariel, quédate aquí con los chicos.

—¿Pasa algo?

—No, solo es precaución. Debe ser mi hermano o mis amigos de este mundo, pero quédate aquí, solo por si acaso.

—Claro —dijo acercándose a Elinalise.

—Me desataré las orejas, ya me duelen —dijo Silphy.

Cuando entramos a casa, Roxy rápidamente guardó el helado, como si fuera lo más importante, Silphy la miró con reproche.

Cuando llegamos a la sala, la TV estaba encendida junto con el Super Nintendo y decía “Game Over”, estaban jugando Super Mario World. Deben ser mis sobrinos pensé.

—¿Ale? ¿Cristóbal? ¿Álvaro? Hermano, niños, soy yo, Paulo, ¿dónde están? —dije prendiendo la luz, pero no había nadie. En la mesita habían dos latas de gaseosa abiertas y unas galletas, se notaba que se habían comido varias.

—Qué raro —dije—, ¿se habrán ido?

—Pero… es un sueño, ¿qué harían aquí? Los invocaste, Rudy —me dijo Eris.

—No, no quiero hacer eso, aunque aveces aparecen sin que piense en ellos .

Pero es raro. Mis sobrinos nunca venían solos aquí, y menos cuando yo no estaba, qué raro.

—Tal vez son los tarados de tus amigos, jugando te una broma, su salen de un cuarto gritando para que asustarnos los voy a golpear —me dijo Eris.

—Ellos jamás se esconderían, hubieran estado bebiendo cervezas y viendo una porno.

—¡Rúdeus ! —dijo Silphy enojada.

—Quise decir una película de acción.

Dije mirando cuarto por cuarto, pero no había nadie.

—Mira, la manilla de tu habitación, Rudy, está cubierta de chocolate —dijo Silphy.

—Muy graciosos, chicos, ya basta con la broma —dije entrando al cuarto, pero no había nadie, y estaba pasado a perfume.

En mi cama estaba la botella casi sin líquido, la había utilizado toda.

—¿Qué demonios? —dije entrando al baño y al clóset, donde estaban todo desordenado, y la radio estaba prendida, con poco volumen, peor yo la había apagado antes de salir, que raro .

Aquí No hay nadie, les dije a mis esposas .

De pronto Eris miró bajo la cama.

—Hey, ¿qué demonios hacen ustedes aquí? —dijo metiéndose bajo la cama, y agarrando a alguien.

Pensé que eran mis amigos haciéndose los graciosos, o tal vez mis sobrinos. Peor Escuché el grito de dos niñas cuando Eris las sacó de una pierna a cada una. Eran Lucy y Lara quienes al verme, me dieron una sonrisa de esas nerviosas cuando uno hace algo muy malo.

Fuente: Webnovel.com, actualizado en Leernovelas.com

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