Un Rudeus diferente - Capítulo 258
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258: La calma y el Miedo 258: La calma y el Miedo —Esta perdida, orejona.
—Inténtalo, idiota —dijo la elfa.
Ars se abalanzó sobre ella solo para ser desarmado y golpeado en el estómago.
—¡Aaaagh, maldita sea!
—dijo Ars golpeando el piso—.
¿Por qué no puedo derrotarla?
—Tu postura ha mejorado, aún no eres tan rápido —le dijo Eris.
—¿Qué problema tengo, mamá roja?
—Pues piensas demasiado, eres como tu padre cuando era un niño, por eso le costó aprender la espada de luz.
No pienses tanto, Ars, el estilo dios de la espada es atacar primero y ser más rápido, pero hay pequeños detalles que te hacen perder.
Eres más rápido que Lucy, sin embargo, es demasiado obvio cuando vas a atacar, por eso tu hermana te derrota.
—Maldita sea, bien, una vez más, dijo Ars.
—Bien —dijo Lucy poniéndose en posición.
—Empiecen —dijo Eris dando la orden de combate.
Lucy rápidamente atacó, pero Ars le lanzó magia de viento en silencio y se impulsó con ayuda de esta a una gran velocidad.
—Maldito tramposo, estilo del Dios del Cauce —dijo rechazando apenas el ataque—.
Distorsión mágica —dijo ejecutando el hechizo para trabarse en combate con Ars, pero el combate terminó en un empate ya que ambos se golpearon los brazos rompiéndoselos.
—Maldito tramposo —dijo Lucy curándose el brazo, mientras Ars se curaba y también iba hacia Lucy para agarrarse a golpes de puños.
—¡Basta los dos!
—dijo Eris—.
Están estudiando estilo dios del filo, nada de magia ni estilo dios del cauce, hagan eso cuando practiquen con su padre.
—Lo siento, mamá Roja.
—Huy, no sabía que se podía hacer eso —dijo Lara al lado de Eris lanzándole una bola de agua en la cara a cada uno, dejándolos aún más molestos.
—Vas a pagar por esto, Lara —le gritó Lucy.
—Silencio, sigan practicando —los regañó Eris—.
Y tú compórtate, ¿o quieres ser castigada como cuando entraron a la mente de Rúdeus sin permiso?
—Lo siento, mami.
Mientras Eris regañaba a Lara , Christina llegó a su lado.
—Mamá, ¿hasta cuándo debo balancear una espada?
—Hasta que mejores tu postura.
—Esto no me gusta, me duelen las manitos, míralas, están feas como las tuyas, y Lily me pegó en la cabeza, me dolió.
—Debes hacerlo, amor, todos tus hermanos entrenan.
—Uum, yo quiero ser una dama, quiero estar con mami blanca, tú eres mala —le dijo Christina a Eris.
—Yo no soy mala, ¿por qué te enojas conmigo y cuando entrenas con tu padre no dices nada?
—Es que papi es cariñoso, si me equivoco me sonríe, me dice cómo hacerlo y cuando me duelen las manitos él me cura, y cuando tengo calor me lleva bajo un árbol y me da agua, tú me tienes a todo sol, eso arruina mi piel.
—Uuuuf, creo que saliste a mi madre —dijo Eris dando un suspiro.
Mientras miraba a Christina, Ars volvía a morder el polvo a manos de Lucy.
—¡Maldición!
—gritó Ars dando un puñetazo al suelo.
—Ya basta, ustedes dos, Ars ven aquí … es tu turno, Lara.
—Es que no quiero mami Roja .
—Es que vas a tener que querer —le dijo Eris con mala cara.
Lara solo tragó saliva y se puso frente a Lucy.
Mientras Ars estaba a su lado frustrado.
—Deja de ponerte así, apenas tienes 7 años, a tu edad me habrías derrotado, te queda mucho por crecer, además dominas el estilo dios del cauce y dios del norte y lanzas magia en silencio.
—Quiero ser fuerte como papá, como tú, y ckkmo el tío Alek, quiero ser el Dios del filo.
—Suerte con eso, Ars, Jinno Britts derrotó a mi maestro Gal Farion, deberás entrenar mucho para derrotarlo en ese estilo.
—¿Papá podría ganarle?
—Si tu papá usa todo su poder, sí podría ganarle, de hecho, sí podría ganarle, tu papá derrotó a Gal Farion, solo perdió esa pelea porque el imbécil de Aleksander interfirió.
—¿Y por qué el tío Alek pasó de ser malo a ser bueno?
—Porque tu papá le dio una paliza, luego Orsted le dio una paliza y luego Aisha le dio un paliza —dijo Eris sonriendo.
—No entiendo, ¿Tía Aisha es solo una santa del norte, cómo pudo ganarle?
—Las mujeres tenemos otras maneras de someter a un hombre.
—No entiendo, oye papá, ¿es cierto que eres un sometido?
—dijo de pronto Ars mirando hacia atrás, mientras Eris se puso roja de la vergüenza, ya que no había notado la.
Presencia de Rúdeus.
—Si, bueno hijo, para casarse con 5 hermosas mujeres debes ser un sometido —dijo abrazando a Eris y besando su mejilla.
—¿Así que sometido?
Le dije a Eris al oído.
—Lo eres, tú sabes que sí —me dijo Eris sonriendo.
—Deja a papi tranquilo —dijo Chris saltando a mis brazos mientras empujaba a Eris.
—Él es mío —le dijo Eris.
—No.
Es mío, lárgate.
—Oye, más respeto, yo soy tu madre —la regañó Eris.
—Ya tranquilas, ¿dónde está Lily?
—Estaba aquí conmigo…
no sé dónde está, ha se perdió, dijo Chris .
—Uuuf, maldición, ya se perdió.
Leo, muchacho, ve por Lily y tráela aquí —le ordené.
Leo ladró y salió rápidamente.
La encontró llorando, perdida en una de las habitaciones de la casa.
—Esa niña sacó lo despistado de ti y de Roxy —dijo Eris.
—Yo no soy despistado.
—Ja, pregúntale eso a Ariel, o cuando te escribí una carta porque me iré unos años y cuando llegué estabas casado.
—Deja de fastidiar, eso fue tu culpa.
—Cállate.
—¿Y Siegh?
—Fue con Silphy y Nana al mercado, ya sabes, las ayuda con las compras.
Ese niño carga calabazas y sacos de patatas como si fuera aire.
—Dios , solo tiene poco más de 5 años, no deberían sobrecargarlo, le dije .
—Hay, por favor, Rúdeus, en los entrenamientos derrota a todos, aunque en dios del filo no es tan bueno, pero las espadas de madera se hacen trizas en su cuerpo y sus ataques son devastadores, y eso que se controla.
—Ya veo, ¿y a ti qué te pasa?
¿Por qué esa mala cara?
—le pregunté a Ars.
—No puedo derrotar a Lucy.
—Pues, es obvio , ella es 3 años mayor que tú, ha entrenado más, domina mejor la magia, es más ágil, pero ya vas a mejorar.
—Quiero ir a estudiar con el Dios del Filo a la tierra sagrada de la espada.
—Cuando tengas 15 y te gradúes de la Universidad, le dije.
—¿Por qué a esa edad?
—Porque yo lo hice a esa edad, le dijo Eris.
—Ya deja de quejarte, Ars, serás muy fuerte, pero todo es a su tiempo, le dije .
—Te hiciste Santo del Norte a los 11, papá.
—Sí, pero eso es poco común —le dijo Eris.
—Ya deja fastidiar y refunfuñar, si quieres ser más fuerte concéntrate y entrena más .
—Él quiere ser el Dios del Filo —me dijo Eris.
—Sí, bueno, debes tener motivación, hijo.
—¿Qué motivación tuvo el Dios del Filo para derrotar al anterior, a Gal Farion?
Preguntó Ars.
—Pues quería coger a Ni(…).
—Eris —la regañé.—Lo que tu mamá quiso decir es que se quería casar con su esposa, que es hija del anterior Dios del Filo, y Gal Farion le dijo que debía hacerse fuerte.
—Ya veo, pero, no será necesario derrotar al papá de Tona para casarme con ella papá .
—Dios hijo mio, eres tal como tu bisabuelo Sáurus.
Escucha, eres muy joven aún, debes ir a la universidad y hacerte santo en varias escuelas y, si tienes talento, Orsted puede enseñarte magia a nivel real emperador, y cuando te gradúes yo mismo te iré a dejar a la tierra de la espada sagrada.
—Sí, creo que soy bueno en magia de viento y fuego.
—Pues enfócate, hijo.
—Maldita, vas a pagarlo —escuché de pronto cuando Lara reía y huía sobre Leo y Lucy la perseguía toda mojada.
—¿Qué pasó?
—Usó magia de agua, maldita, estábamos solo en dios del filo.
Solo di un suspiro.
—Vengan, vamos a comer helado —les dije.
—¡Sí!
—Pero Rúdeus —me dijo Eris.
—Ya tranquila, vamos dentro antes de que lleguen las regañonas de Silphy y Nana —dije sonriendo.
Mientras entrábamos y comíamos helado, los niños fueron a jugar al salón y me quedé solo con Eris.
Era de esos raros momentos en que estábamos solos en casa y no teniendo sexo como locos, ni bañándonos juntos, ni entrenando.
Estábamos ahí, en la cocina, comiendo, como una pareja.
—¿Dónde estabas Rudy ?
—En la fábrica de Zanoba.
Estábamos desarmando la bicicleta y creando una con magia de tierra.
Creé un polímero que funciona como el caucho y podríamos… —No entiendo nada.
—Bien, pero ya traeremos la que invocó Nana y podrás usarla.
—Eso es genial… Oye, Rudy, estaba pensando en algo, no se que opinas .
—¿En qué?
—En vacaciones podríamos enviar un mes a entrenar a Ars en la Tierra Santa de la Espada.
Quería hablarlo con Nina cuando vayamos ahí.
—Bueno, veremos qué dice.
La mayoría de esos tipos son unos idiotas violentos que atacan primero y preguntan después.
AUCHT—No lo decía por ti, Eris, hablo de los otros idiotas violentos.
—Ummm, ¿crees que soy violenta?
—¿Es una broma?
—Entonces dices que lo soy.
—Claro que sí.
—Mentira, jamás he golpeado a las chicas o a los niños.
Bueno, solo palmadas en el culo para disciplinarlos, y nalgadas a las chicas pero en la cama y por placer, pero jamás palizas a puño o patadas.
—¿Qué hay de mí?
—Bueno, tú me sacas de quicio, además eres hombre.
—No me gusta que me golpees, siempre te lo he dicho.
—Bueno, devuélveme el golpe.
—Jamás te golpearía, Eris, no soy un imbécil que abusa de la mujer que ama.
—Lo sé, pero te golpeó de cariño, es mi manera de decir “te amo”.
—Preferiría que me dieras un beso.
Así que ella me abrazó y me besó.
—¡Wuacala, qué asco!
—dijeron de pronto.
Era Chris que nos vio besándonos, y rápidamente se subió en mis brazos—.
Oye, deja de besar a papi.
—Yo lo beso cuando quiero, tu papi es mi novio —le dijo Eris, que le hacía cosquillas.
—No quiero que lo beses ni nadie.
Tampoco me gusta que mis otras mamis lo hagan.
—Eso es normal, cuando estés casada también besarás a tu novio, le dijo Eris .
—Yo me voy a casar con papi.
—Jajaja, mi niña, soy tu papi.
Cuando crezcas te vas a enamorar y también tendrás un novio.
—No quiero, voy a estar contigo hasta que estés viejito, papi.
Solo le sonreí y la abracé.
—Por cierto, Ariel va a dar a luz pronto, ¿ya eligieron un nombre?
—me dijo Eris.
—Pues no le gustó ninguno de los que le propuse.
—¿Y cuáles eran tus ideas, Rudy?
—Kanon, Goku, Rick Hunter, Tony, Clark, Bruce, Anakin, Saga, y ninguno le gustó.
—Pfff, eran buenos nombres.
¿Y cómo lo van a llamar?
—Christina, cariño, ve con tus hermanos.
Mamá y papá deben hablar a solas —le dije mientras Christina obedientemente se fue a la sala—.
Ella quería llamarlo Rúdeus, pero sería demasiado obvio.
—Déjala, todo el mundo ya lo sabe.
—No lo sé.
Grabel aún conspira en las sombras, y los Silva igual.
Incluso hay rumores de que vieron a Philemon entrando a la mansión del nuevo jefe de los Silva.
—Deberías matarlos a todos, Rúdeus.
—No, Ariel no quiere derramar más sangre y llevar a una rebelión entre altos nobles por la sucesión .
—¿Y que?
los matarías rápido.
—Aun así, y la verdad yo también estoy aburrido de pelear y derramar sangre , quiero estar en paz.
—Cobarde.
—Oh, cállate, déjame ser feliz.
Desde que acabó la guerra he estado muy feliz.
—Lo sé, oye, ¿no es raro que nosotras no nos hayamos embarazado nuevamente?
—Tal vez el destino dicta que solo tendremos dos hijos, amor.
—Ya veo.
—No me digas que te dan celos que Ariel tendrá otro hijo.
—No, no es eso, de todos modos ya dos hijos son suficientes.
Ya tengo 30 años, estoy vieja.
—Jajajaja.
—¿De qué te ríes?
—me dijo molesta.
—Eris, te ves más hermosa que nunca.
Además, yo envejeceré contigo, algo que no podré hacer con las chicas y eso me hace muy feliz.
—¿Y me vas a amar cuando esté vieja y arrugada?
—¡Claro que sí!
Además, cuando deje este mundo, tú me seguirás pronto al otro mundo y ahí te estaré esperando, a ti y a las chicas, para nacer nuevamente y encontrarnos en la otra vida.
—Tú ya pasaste por eso, ¿crees que recordemos esto?
—No lo sé, amor, solo sé que de alguna manera las voy a encontrar en el otro mundo.
—¿Y si nos vemos diferente?
¿Cómo me vas a reconocer?
—Por tus ojos, tu mirada de malvada y tu sonrisa maniática , amor.
—Eso espero, yo también te voy a buscar.
—Lo sé —dije besándola, para ser nuevamente separados por Christina, que cuando nos vio desde la sala vino corriendo a separarnos.
Pasaron unos meses, y Ars entró en la universidad.
Como siempre, Jinas ofreció hacerlo alumno especial, y esta vez Ars aceptó, ya que, según él, solo estudiaría magia de ataque (pues ya sabe los hechizos de curación), lo que además le dejaría tiempo para la esgrima.
Durante uno de esos días, fui a visitar a Ariel, que ya estaba por dar a luz.
Todas las veces ella había avisado, pero esta vez quería estar con ella, así que fuimos a Ars en compañía de Silphy.
—¿Cómo te sientes, Ariel?
—Como un maldito globo.
Debo mear a cada rato, mis tetas están sensibles y las mojo con leche.
Esto es horrible.
—Es tu tercer hijo, ya tienes más experiencia que nosotras —le dijo Silphy.
—¡Váyanse al diablo!
Me van a quedar las tetas casi en el ombligo.
—¡Ay, por favor!
Casi ni les das tetas.
Estás solo 1 mes y luego contratas una nodriza.
—Cállate Rudy , tú tienes la culpa de esto, tú pusiste este bebé en mi vientre maldito lechero.
—Claro, ¿cierto que Yo te puse una espada en el cuello y te obligué a participar de esa orgia ?
.
Además, tú no quisiste que me pusiera un condón.
—Es que con las chicas lo hacías sin condón, se siente horrible con esa cosa en tu muñeco cuando lo usaste la otras veces conmigo .
—Es porque me gustaría embarazarme de nuevo por eso lo hacemos sin anticonceptivos, ademas Ariel tu decías que no era bien momento para embarazarte y después le quitabas el condon a Rudy —le dijo Silphy.
—Es que no me gusta —dijo Ariel.
—Entonces, deja de quejarte —le dije.
—No me hables así, soy la reina.
—Rudy, cálmala por favor, está insoportable —me dijo Silphy.
Así que tomé a Ariel y le di un largo beso.
—¿Más calmada?
—Sí, gracias, amor.
Uuuf, extraño el sexo.
—Sí, vamos a usar condón de ahora en adelante.
—¡Vete al demonio!
No me gusta con condón.
¿Me trajiste golosinas?
—Sí —dije, sacando una cajita con chocolates.
—Ufff, ¡qué rico!.
—Creo que iré a ver a mis hijos.
—No son tus hijos —me dijo Ariel mientras salía de la habitación.
—Mentira —le dije.
—¿Hasta cuándo vas a mentirle?, le dijo Silphy.
—Hasta que Edward cumpla 15 años y tome sus deberes reales.
Mientras, yo salía, me topé con Isolte.
—Hola, señora Doga.
—Muy gracioso, mi señor Reidar .
¿Cómo estás?
—Bien.
Oye, dentro de 2 meses quiero ir a la tierra sagrada de la espada a hablar con Jino Britts, ¿quieres venir?
—Sí, ¿pero cuánto tiempo?
—Solo una semana.
—Sí, creo que sí.
No quiero separarme mucho de Doga, queremos intentar ser padres.
—Vaya, felicidades.
¿Y cómo está el grandote?
—Bien, en casa, durmiendo.
Tuvo turno de noche.
—Ya veo…oye Él está más delgado ¿Lo tienes a dieta?
—No.
—Oooh, ya veo, jajajajaja.
—Mi señor, no insinúe eso.
—Yo no insinúo nada, tu cara de felicidad te delata.
—No quiero hablar de eso con su permiso, mi señor —me dijo y se fue por un pasillo.
Roja como un tomate .
“Pobre Doga, de seguro Isolte es salvaje como Eris”, pensé.
Finalmente llegué donde Edward y Sariel quienes practicaban esgrima con Ghislaine, cuando Sariel me vio dejó la espada tirada y corrió a mis brazos.
—Papi, ¿cómo estás?
Te extrañé mucho.
—Yo igual, mi princesa.
—No hemos podido ir a casa porque mami está por tener a mi hermanito.
—Sí, de hecho, vine para estar con tu mami.
Hola, hijo, ¿cómo estás?
—le dije a Edward .
—Bien, papá.
—El próximo año entras en la universidad, ¿cómo te sientes?
—Pues, uuuf, la verdad preferiría ir a Ranoa, papá, siento que allá me siento más cómodo.
Aquí, es como si…
—¿Como si todos quisieran ser tus amigos porque eres el príncipe?
—Sí, en Ranoa me siento normal.
—Bueno, eres el príncipe, hijo, ademas iras los últimos 3 años a Ranoa, y vivirás conmigo un tiempo .
—Oye, Rúdeus, basta de hablar, estamos en medio de una práctica —dijo Ghislaine con una sonrisa.
—Lo siento, maestra.
Ya, niños, vayan con la maestra Ghislaine, ella me entrenaba cuando era un niño, y casi fue mi madre, así que respétenla como si fuera su abuela.
—¿Por qué casi fue tu mami, papá?
—me dijo Sariel.
—Bueno, la maestra y el abuelo Paul fueron novios.
—Yo no fui novia de esa cucaracha, no le cuentes estas estupideces a sus majestades, Rúdeus, o te delataré con la reina.
—Jaja, lo siento, maestra.
—¿Dónde está Christina, papá?
—me preguntó Edward.
—En casa, empezó a practicar la espada con Lily pero lo odia, creo que salió a Lady Hilda —dije mirando a Ghislaine, que sonrió.
—Yo creo que se parece a Lady Hilda pero con el carácter de tu madre —me dijo Ghislaine.
—Jajajaj, sigan practicando, les di be mientras iba a regresar .
—Espera, papá, debo preguntar algo —me dijo Edward.
—Sí, ¿qué cosa?
—Mamá aún me dice que tú no eres mi padre, yo aun así te amo como si lo fueras.
—Uuuf, otra vez, ¿le temes a Orsted?
—¿Eeh, no, por qué?
—¿Lo has visto sin casco?
—Sí, me intimidó un poco, mira muy feo, pero solo abrió su cajón y me regaló varios dulces.
—¿Pero te dieron ganas de llorar o huir o atacarlo?
—No, fue solo como ver a alguien que está enojado.
—Jajaja, lo sé, sé que no le temes —dije acariciando su cabello—.
Tú eres mi hijo, no le hagas caso a tu madre.
—Pero mmmm, está bien.
—¿Por qué dijiste eso, Edward?
—¿Qué cosa, papá?
—Ese suspiro, ¿como si ser mi hijo te hubiera decepcionado?
—No es eso.
—Eres mi hijo, Sariel es mi hija y el bebé que lleva tu madre en el vientre también, así como Ars, Siegh, Lara, Lucy, Lily y Christina.
—¿Así que Christina es mi hermana?
—Claro que sí, ella quería venir a jugar con ustedes pero se la lleva peleando con Sariel, así que se quedó entrenando.
Ya, ven con la maestra que lme está mirando feo y después me acusa con tu madre.
—¿Le temes a mamá porque es la reina?
—No, hijo, le temo porque cuando está enojada se pone como una niña malcriada.
—Bien, papá, iré a practicar.
—Claro, mi niño, te veo pronto, y cuando vayas a casa les tengo una sorpresa.
Él me miró y sonrió.
Pero qué raro, antes se ponía a llorar cuando Ariel le decía que no soy su padre y ahora se veía triste cuando le dije que él es mi hijo porque no le teme a Orsted, qué raro, pensé para mí mismo, bueno, debe ser que está creciendo.
Pensaba en eso cuando de pronto Silphy llegó corriendo a mi lado.
—¿Qué pasó, orejitas?
—Es Ariel, entró en trabajo de parto.
—Mierda, ¿dónde está Kleene y el anillo?
—dije corriendo hacia donde estaba Ariel.
Cuando llegábamos, Ariel estaba recién con dolores y el médico no había llegado, mientras las sirvientas cambiaban las sábanas y preparaban todo.
—¿Estás bien?
—dije, acariciando su rostro.
—¡Claro que no, imbécil!
Me duele, ¡aaaagh!, por favor, lánzame curación Rudy .
—Claro —dije.
—¡Eeeh!
No debe desnudar a su alteza — me dijo una de las parteras.
—Solo háganlo —dijo Ariel—.
Obviamente no la iba a mirar; si bien todo el mundo sabe que la hago gritar cuando la visito, no voy a ser tan sinvergüenza de mirarla mientras le cambian la ropa y mirar su panza y sus tetas lactantes, no tego ese fetiche, a pesar de que muchas veces las chicas de broma me despertaban tirándome leche materna en la cara cuando aun amamantaban, aun qué me decían que hacían eso por venganza, no le voy a explicar porque se vengaban de esa manera, se los dejare a su imaginación .
Mientras, En ese momento llegaron Tristina y Kleene con el médico, que cuando me vio, simplemente se hizo el idiota.
—Muchas gracias, general, pero la reina debe estar sola —me dijo Kleene agarrándome de un brazo y llevándome a la salida —.
Además, ya va a venir un sanador de Milis.
—¡Aaaagh, maldita sea, solo déjalo, Kleene!
Él me estaba curando, le ordenó Ariel .
—Pero, alteza…
—¡Solo déjalo, Aaaaaagh, me duele !
—Ya tranquila, majestad —le decía Silphy, que le secaba el sudor del rostro.
—Esto es horrible, Silphy.
OK, OK, OK, este es el último, no más sexo, se acabó, se cerró la fábrica, decía Ariel, no pude dejar de sonreír por esa afirmación.
Así qube me hacer que y le susurré al oído: —Eso dijiste la última vez Ariel, y al mes ya estabas arriba del (…).
Pero Ariel de alguna manera estiró su mano y me dio un terrible pellizco en un brazo, tan fuerte que me dolió tanto como cuando Eris lo hace y eso me hizo cerrar la boca, tenía razón no era un momento para bromas.
De pronto vi al médico pálido y que se puso de pie y nos dio una mirada qué me hizo helar la sangre .
—¿Qué pasa?
—dije asustado.
—El niño viene en mala posición.
—Bueno, hay curación, si viene de trasero pueden sacarlo, le dije .
—No puedo, está de costado , lo siento, alteza, la única manera sería matar al bebé para salvar su vida.
—¿Qué te has vuelto loco?
¿Vas a matar a mi hijo?
—le dije poniéndome de pie y ecarandolo .
—Ya cálmate —me dijo Tris, que trataba de contenerme, mientras todos en la habitación a pesar de lo que dije estaban asustados por la situación.
—Rudy, tengo miedo, no dejes que nuestro hijo muera, me dijo Ariel.
—Si hace eso, su majestad corre riesgo de morir —le dijo Tris al medico .
—Rudy, mamá murió así, no me dejes morir —me dijo Ariel qué empezó a llorar de susto.
—No hay nada que hacer, señor Greyrat, solo habría que matar al bebé, cortarlo en pedazos sacarlo de su vientre y curarla, es un procedimiento largo y no hay certeza de que su majestad viva, yo lo siento, no hay otra opción me dijo con genuina angustia.
—Rudy, por favor no, salvanos—me decía Ariel llorando.
Yo estaba asustado, y no tengo conocimientos médicos, osea se que hay que hacer en una situación así, y solo lo vi por un video cuando nació Cristibal, mi sobrino d ela otra vida , pero no puedo dejar a la mujer que amo ni al bebé morir, ak demonio, no tengo tiempo si lo sigo pensando ambos van a Morir .
—Ariel, ¿confías en mí?, le dije —Sí, gata la muerte Rudy.
—Esto te va a doler, pero te voy a curar, lo juro, se valiente y resiste .
—Ella asintió con la cabeza.
—¿Qué vas a hacer, Rudy?¿ Te has vuelto loco?
Me dijo mientrasyo iba hacia el medico —me dijo Silphy asustada.
—Deme eso —le dije al doctor arrebatándole un cuchillo que usa como bisturí.
—Esto te va a doler, amor —le dije.
—Qué vas a hacer me dijo Kleene poniendose entre yo y Ariel, asustada al verme con el cuchillo en mi mano —Déjalo Kleene ¡Hazlo, Rudy, salva al bebé!
Aguantaré el.
Dolor, me dijo Ariel.
—¡SILPHY, NO LA CURES, HASTA QUE TE LO Diga!
¿Entiendes?
—¿Rudy, qué vas a hacer?
—me dijo pálida, pero rápidamente efectué un corte sobre el pubis de Ariel y corté con cuidado.
Ariel gritaba de dolor, y el médico estaba pálido, de hecho, trataron de detenerme, pero Tris los detuvo .
De pronto llegué al canal y saqué el bebé por la insicion , mientras el bebé gritaba y lloraba, ni siquiera vi si era niño o niña cuando u a enfermera lo recibio y el doctor cortaba el cordón umbilical .
Luego de eso le dije a Silphy que curara a Ariel, pero su magia era solo avanzada, y los hechizos Milis están prohibidos, así que no tuve otra opción que lanzar magia real de curación, cerrando la herida y dejando a Ariel sana, mientras el doctor le decía que pujara la placenta, algo que casi hace desmayarme, mientras las parteras secaban al bebé, una vez Ariel termino el parto le Silphy termino de curarla, pero aún así Ariel estaba agotada .
—¿Cómo está el bebé ?
—dijo Ariel muy débil.
—Está bien, alteza, es un varón, un fuerte varón de cabello castaño claro y ojos verdes —dijo el médico que se lo pasaba a Ariel, mientras yo caía al suelo desmayado.
Rudy alcance a escuchar que Silphy me gritaba.
Cuando abrí los ojos, estaba en otra habitación y el doctor, Tris y Luke estaban a mi lado.
—¿Dónde está Ariel?
—dije asustado poniéndome de pie.
—Tranquilo, señor Greyrat, se desmayó.
Estuvo inconsciente una hora.
Su majestad me envió a observarlo, recuéstese, por favor.
—¿Cómo está Ariel?
¿Dónde está Silphy?
Dije.
—Ellas están bien, están en la habitación de su alteza —me dijo Tris.
—¿Y el bebé?
—Está bien, tranquilo —me dijo el médico, ya cálmese .
—¿Cómo te puedes desmayar por un parto ?
Has visto la muerte a tus ojos —me dijo Luke.
—No es lo mismo, una cosa es quitar una vida de un enemigo y la otra es ver a quienes amas en peligro de morir.
—¿Dónde aprendió esa técnica?
—me preguntó el doctor—.
Eso fue muy arriesgado.
—Lo sé, lo lamento, pero si no lo hacía usted iba a matar al niño y poner en riesgo la vida de su alteza.
—Lo siento, es el procedimiento, pero jamás vi algo así, ¿dónde aprendió eso?
—Eeeh, anatomía humana, y eeeh vi a los demonios hacer eso cuando estuve ahí, y los elfos del gran bosque también usan esa técnica , dije mintiendo .
—Eso fue arriesgado, general —me regañó el médico, pero finalmente dio un suspiro—.
Pero gracias a usted, su majestad y el príncipe están con vida, no diré nada de la magia real, no se preocupe.
—Guarde cuidado, soy un Latreia, y esos hechizos me los enseñó el Dios Dragón Orsted.
¿Luke, tienes licor?
Necesito un trago, le dije .
—Claro —me dijo dándome un vaso el cual bebí de un sorbo.
—Otro más, por favor.
—No te pongas ebrio —me regañó Tris.
—Lo siento, aún estoy nervioso —dije mientras temblaba.
—Ya tranquilo, le salvaste la vida —me dijo Luke.
—Santo dios, dije agarrándome la cabeza .
—Ya esta todo bien, muchacho —me dijo el doctor dándome un golpecito en el hombro—.
Iré a ver a su alteza y me iré a mi guardia , gracias por salvar a su majestad.
—No, gracias a usted doc —dije— y siento haberlo asustado.
Y así quedé solo con Tris y Luke.
—Eso fue aterrador, dijo Tris .
—Ni que lo digas —dije.
—Ven, vamos a ver al bebé —me dijo Tris.
—¿Y los niños?
—Están asustados, vieron a mucha gente correr, están en su habitación.
—Iré con ellos —dije dejando a los chicos atrás.
Cuando llegué a la habitación ambos estaban sentados y callados, así que llegué junto a ellos y los abracé.
—¿Mamá está bien?
—me dijo Edward asustado.
—Sí, tranquilo, está bien —le dije sonriendo—.
Lo que pasa es que el bebé venía en mala posición, pero todo salió bien, no se asusten.
—Pensé que mami estaba enfermita —me dijo Sariel.
—Está algo cansada, pero eso pasa cuando tienes un bebé, vengan, vamos a ver a mamá —dije tomando a cada uno de la mano y partí con ellos a la sala de su majestad donde Isolte hacía guardia, ella rápidamente nos dejó pasar.
Cuando entramos, Ariel le estaba dando teta al bebé, los niños rápidamente se soltaron de mis manos y corrieron hacia su madre.
—¡Qué lindo!
—dijo Sariel—.
Se parece a papi.
—¿Qué?
—dije confundido.
Cuando llegué y lo miré, sí, se parecía a mí, mismo color de cabello y ojos, aunque su rostro era el de Ariel.
—Está bien, Rudy —me dijo Silphy.
—Sí, eso creo —dije mientras Kleene me daba un café cargado.
—Eso fue muy arriesgado —me dijo Kleene con una cara pétrea, pero sin embargo después me sonrió y me susurró al oído: —Gracias por salvar a su majestad.
—¿Cómo se va a llamar, mami?
—le preguntó Sariel.
—Ummm, bueno, ¿qué les parece Káel?
—Dijiste Kal-el —le dije con una sonrisa.
—No, Kal-el, dije Káel.
—A mí me suena Kal-el.
—A mí me gusta, mami —dijo Sariel.
—Pues él es príncipe Káel Anemoi Asúra —dijo Ariel pasándomelo en mis brazos, me senté en la cama y lo miré.
—Kleene, puedes llevar a los niños afuera, debo hablar con Rudy —dijo Ariel.
—Claro, alteza.
—Pero mamá —dijo Edward.
—Ya tranquilo, ya vendrás a verlo, es que debo hablar con Rudy.
—Está bien —dijeron saliendo, cuando lo hicieron Ariel rompió en llanto.
—Está bien —le dije.
—Sí, es que pensé que íbamos a morir.
—No los iba a dejar morir —dije abrazándola.
—Dame al bebé —dijo abrazando a nuestro hijo.
—Se parece a ti Rudy —me dijo Silphy.
—Sí, es básicamente Edward con mis ojos y color de cabello, ¿vas a seguir negando que Edward es mi hijo, Ariel?
—Casi muero, deja de fastidiarme —me dijo, mientras sacaba una teta.
—Lo siento.
—Rudy, eso fue peligroso —le dijo Silphy.
—Lo sé.
—¿Habías hecho eso antes?
—No, pero cuando nació Lara estuve a punto de hacer lo mismo con Roxy cuando tuvo problemas.
—Eso fue aterrador —dijo Silphy.
—Lo importante es que estamos bien, creo que ya te debo la vida nuevamente, ya he perdido la cuenta de las veces que me has salvado la vida, Rudy —me dijo Ariel.
—Dejemos de hablar de eso —dije acurrucándome al lado de Ariel y quedándome dormido.
—Vaya, nunca lo vi así —dijo Ariel quien le acariciaba el cabello a Rúdeus .
—Sí, le pasa cuando se asusta, cuando se relaja se queda dormido —dijo Silphy que se acurrucó al lado de Ariel mientras esta amamantaba a Káel.
Me quedé cerca de una semana con Ariel, cuidándola y dormía en su habitación por noches atendiendo el bebé para que Ariel descansara, las chicas se turnaron para visitarnos, solo regresé a casa cuando me aseguré de que el bebé y Ariel estaban bien, este fue uno de los peores sustos de mi vida.
Cuando pasó un mes y Ariel ya estaba bien, planifiqué mi viaje a la tierra santa de la espada.
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