Volviéndose hermosa luego de la ruptura - Capítulo 25
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Capítulo 13: Cherry busca a su papá Capítulo 13: Cherry busca a su papá —Ese niño…
Papá fue el que lo manejó.
Nunca me lo dijo.
No sé nada…
El discurso de la sollozante Angela no era claro.
Como los demás estaban lejos de ella, no podían oírla con claridad.
Nora frunció el ceño, asustándola tanto que volvió a hablar: —¡De verdad, no lo sé!
¡Lo juro!
Si estoy mintiendo, ¡que mi cara se llene de viruelas!
¡Ay!
Angela siempre había sido vanidosa desde que era una niña.
El hecho de que hubiera hecho un juramento tan despiadado demostraba que no lo sabía.
Nora no pudo ocultar su decepción.
No se molestó en perder más tiempo, se levantó y salió.
Cuando pasó al lado de Justin, pensó en cómo, al final, había sido violenta hace un momento y había terminado por avergonzarlo.
Quería explicarse, así que lo miró.
El hombre también la miraba, con ojos profundos e insondables.
Ella se quedó pensando un rato.
Después de pensar en qué decir, sus labios se separaron.
Sin embargo, en el momento en que abrió la boca, no pudo evitar bostezar.
Justin se quedó sin palabras.
A su lado, Lawrence estaba furioso.
No importaba que ella hubiera golpeado a alguien, pero ¿incluso estaba bostezando tan arrogantemente ante el Sr.
Hunt?
¿Estaba presumiendo?
Tan pronto como lo pensó, la mujer inexpresiva habló: —Quiero que sepa que no estaba tratando de provocarlo, Sr.
Hunt.
Las comisuras de los labios de Lawrence sufrieron un pequeño espasmo.
¡Solo un tonto creería eso!
Estaba a punto de darle una respuesta sarcástica cuando escuchó la gélida respuesta de su jefe: —Está bien.
Lawrence estaba confundido.
Después de explicarse, Nora pasó por delante de él a paso lento.
Justin la miró desde atrás y entrecerró los ojos.
Las acciones de la mujer habían sido decisivas y directas y no habían sido descuidadas en lo más mínimo.
Fue salvaje y ferviente.
Pero parecía que no había conseguido lo que quería, por lo que s veía un poco triste.
Su aspecto desganado le hizo querer ayudarla.
En cuanto pensó en eso, oyó que Lawrence, que estaba de pie detrás de él, se quejaba: —Menos mal que les prohibiste pelear.
De lo contrario, a juzgar por la habilidad de la señorita Smith, ese grupo de niños ricos habría recibido una paliza.
—… Lawrence siguió insistiendo: —Pero seguro que no ha entendido mal y ha pensado que la estaba salvando, ¿verdad?
Ya se está ganando el favor de Pete para acercarse a ti.
Si lo malinterpreta, será aún más difícil quitársela de encima.
Justin le dirigió una mirada helada.
—Hablas demasiado.
Mientras tanto, en el café.
Cherry llevaba una camiseta pequeña, un mono, un sombrero de vaquero y gafas de sol, y parecía que iba vestida con un entrañable estilo hip-hop.
Entró en la cafetería y sacó el móvil para descubrir que Chesty le había enviado varios mensajes de texto.
—¿Ya estás aquí?
Llegas diez minutos tarde.
—¿Seguro que no te has escapado porque eres una chica súper guapa?
Cherry estaba a punto de responder cuando recibió una llamada de Chesty.
Contestó y dijo: —¡Estoy aquí, Chesty!
¡Mesa 25…
26…
28!
Un Chester muy aburrido ya estaba sentado allí con tres vasos vacíos frente a él.
—Sí, sí, la mesa 28, eso es.
¿Estás aquí?
¿Dónde estás?
—Mira hacia abajo.
Miró hacia abajo y vio un sombrero de vaquero.
Su mirada siguió bajando más allá del sombrero para ver el rostro increíblemente familiar de su sobrino, «¡¿Pete?!» Chester estaba perplejo.
Se frotó los ojos y los abrió de nuevo: la persona que tenía delante seguía allí.
Se quedó aún más confuso, y dijo inconscientemente al teléfono: —¿Líder?
—Estoy aquí, Chesty.
A su lado estaba la voz infantil de su joven sobrino.
De su teléfono móvil salía la conocida voz de una niña.
Las dos voces se superpusieron, haciendo que Chester se desplomara en la silla como si acabara de ver un fantasma.
Miró a Cherry con incredulidad y tartamudeó: —¿L-líder?
Cherry parpadeó con sus grandes y redondos ojos.
—Ajá, esa soy yo.
Tampoco esperaba que Chesty fuera su tío.
¡Los dos habían comido pizza con su padre!
Cherry colgó, se subió a la silla de enfrente y se sentó.
Luego, le dijo a la camarera: —Un vaso de leche, por favor.
Todavía estoy creciendo, así que no puedo beber café.
Gracias.
Su adorable forma de ser derritió el corazón de la camarera que respondió: —Claro, niña.
En un momento.
Luego, se fue a buscar la leche apresurada.
Chester sintió como si el cielo se cayera.
¿Era su sobrino el que siempre había sido torpe con las palabras?
¡Solo estaba fingiendo cuando peleaba con su padre!
Además, era más que suficiente tener un solo miembro de la familia que quisiera holgazanear todo el día y jugar videojuegos.
¡Pete era el único nieto!
¡Era el único hijo de Justin!
Si Justin se enterara de que había estado jugando con Pete…
Chester tragó con fuerza.
Sentía como si ya pudiera verse a sí mismo en su tumba.
Chester se estremeció.
De repente, pensó en algo y se puso en pie de un salto, ansioso: —¡Mierda!
¡Ya son las ocho y media!
¡Justin no tardará en volver!
Date prisa y vuelve a subir a hacer los deberes, ¡Pete!
Si no, ¡Nos va a matar a los dos!
Tiró 30 dólares sobre la mesa, agarró a Cherry y salió corriendo como si estuviera compitiendo en una carrera de 100 metros lisos.
Pero en cuanto corrió hacia la entrada, vio a Justin saliendo del bar con un grupo de guardaespaldas y esperando el ascensor.
Chester estaba sorprendido.
Dejó a Cherry en el suelo y enseguida dijo: —Sube las escaleras al segundo piso mientras detengo a Justin.
Después, ¡date prisa en llegar al último piso!
No dejes que nadie te encuentre.
Sin esperar a que Cherry respondiera, Chester se precipitó hacia Justin como si estuviera preparado para su muerte.
—Necesito tener una charla contigo, Justin.
Justin preguntó: —¿Qué tipo de charla?
Chester se posicionó contra su gélida mirada, se mordió la lengua antes de decir: —Una…
charla…
sincera… —No estoy disponible —rechazó Justin con frialdad y entró en el ascensor.
Chester le siguió.
Para ganar más tiempo, pulsó con pánico los botones del ascensor de cada piso.
—Solo te llevará un poco de tiempo, Justin…
Justin entrecerró los ojos y dijo con leve disgusto: —Más vale que realmente tengas algún problema del que quieras hablar conmigo.
—Justin, creo que…
Chester se devanó los sesos, pero no pudo pensar en ningún problema que tuviera.
Al final, dijo a la fuerza: —¿No me gustan las mujeres?
En cuanto dijo eso, hasta él mismo se quedó boquiabierto.
¿Qué carajo?
¿Qué acaba de decir?
Cuando vio la mirada contemplativa en los ojos de Justin, se asustó: —No, no es eso lo que quería decir, Justin.
Yo… Un Chester inquieto dijo un montón de cosas antes de que lograr pasar el obstáculo.
Cuando llegaron al último piso y abrieron la puerta, al ver a Pete sentado obedientemente en el escritorio y estudiando, respiró aliviado.
Cuando vio que Justin había entrado en el estudio, se acercó al niño y le guiñó un ojo.
—Por tu bien, dije algo horrible… Un signo de interrogación apareció en la mente de Pete cuando escuchó sus inexplicables palabras.
«¿El tío Chester se había vuelto loco?», pensó.
En la planta baja.
Una desconcertada Cherry, que vio a su padre y a su tío entrar en el ascensor, corrió tras ellos con sus cortas piernas.
Por desgracia, no llegó a entrar.
¿Su tío le dijo que fuera al piso de arriba hace un momento?
¿No había solo dos suites presidenciales en el último piso?
«Resulta que papá era el monstruo de al lado que mamá había mencionado…» Iba a ir al último piso para buscar a su padre y preguntarle por qué les había echado de la suite.
¿Ya no les caían bien?
Con eso en mente, entró en el ascensor, se puso de puntillas y pulsó el botón del último piso.
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