Volviéndose hermosa luego de la ruptura - Capítulo 81
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Capítulo 41: ¡Llegaron demasiado tarde!
Capítulo 41: ¡Llegaron demasiado tarde!
Los tres estaban mirando a la cámara.
Sin embargo, desde que los dos niños se dieron cuenta de la verdad, habían empezado a llevar mascarillas a propósito siempre que estaban en los pasillos para evitar que nadie los descubriera.
Además, la resolución de la cámara era muy baja, por lo que era imposible reconocer a los dos niños de inmediato.
Justin dudó un momento.
Luego, señaló primero a uno de los niños y dijo: —Este parece ser Pete… Nora se burló: —Esa es mi hija… A decir verdad, no sólo tenían exactamente la misma altura, sino que su físico era idéntico.
Nora sólo pudo reconocer a Cherry por el traje de Spiderman que llevaba.
Poco convencido, Justin preguntó: —¿De verdad?
No podía diferenciarlos.
Entonces, fijó su mirada en Chester.
Cuando lo hizo, una feroz aura asesina surgió de él.
La voz sarcástica de Nora sonó a su lado.
—Ese parece ser su hermano menor, Sr.
Hunt.
—… Al otro lado de la puerta, tres cabezas se alineaban por turnos, ladeadas.
Tenían las orejas pegadas a la puerta mientras escuchaban en silencio los sonidos de la habitación.
¡Pam!
¡Clang!
¡Bam!
La conmoción en el interior de la habitación hizo que los tres se quedaran perplejos.
Desconcertados, Cherry y Pete miraron a Chester.
—Tío Chester, ¿qué están haciendo papá y mamá?
¿Están derribando el lugar?
Chester respondió triunfal: —¡Están «peleando»!
¡No es algo que los niños tengan que entender!
En cualquier caso, ¡su relación mejorará después de la pelea!
Cherry estaba un poco preocupada.
Preguntó: —¿Se supone que la pelea debe ser tan intensa?
Chester enarcó una ceja y respondió: —¡Por supuesto!
Puede que incluso haya vidas «en juego»!
¡Y se nota que ambos tienen experiencia!
—… Cherry estaba confundida.
Frunció el ceño y volvió a preguntar: —¿Pero qué pasa si mamá le pega tanto a papá, que lo lastima?
Un Pete de aspecto hosco se empezó a enfadar: —¿Cómo puede papá levantar la mano contra una mujer?
¡Es poco caballeroso!
No me extraña que no pueda cortejar a mamá con éxito… Chester estaba confundido.
Luego, continuó escuchando los sonidos de la habitación durante un rato con gran interés mientras se impresionaba secretamente; después de todo, Justin era Justin.
El revuelo que armaban seguro era enorme.
Sin embargo, los sonidos cesaron al poco tiempo.
Apretó la oreja contra la puerta y preguntó en voz baja: —No puedo evitar sentirme mal por ayudar a ocultar la verdad a Justin.
¿Cuándo le van a decir la verdad?
Aunque Cherry era rápida, no tenía ninguna opinión concreta sobre el asunto.
Así, miró a su hermano, quien frunció los labios y respondió: —Se lo contaré todo después de que mamá cure la enfermedad de la bisabuela.
Pete lo había pensado muy bien.
Mantener eso en secreto a ciegas era una falta de respeto hacia sus padres, en especial cuando su madre seguía buscándolo por todo el mundo mientras pasaba por un tormento inimaginable.
Si no se enamoraban el uno del otro incluso después de pasar los siguientes días juntos, entonces no los forzaría más.
Justo cuando Chester iba a decir algo, la puerta tembló de repente: alguien golpeaba desde dentro.
De inmediato, una voz furiosa llegó desde el interior de la habitación: —¡Chester, abre esta puerta ahora mismo!
—… Un minuto después, el candado metálico se abrió.
Un furioso Justin llevó a Pete y a Chester arriba.
A Nora no le importaba cómo iba a castigar al hombre.
En cambio, estaba sentada en el sofá y miraba fijamente a Cherry.
Preguntó con severidad: —¿Por qué has hecho eso, Cherry?
Cherry agachó la cabeza y se miró los dedos, tan intimidada que no se atrevió a hablar.
Nora suavizó su tono y volvió a intentar: —¿Quieres que me junte con Justin Hunt?
Cherry asintió y contestó: —Mami, si logras que pa…
quiero decir, que Justin se convierta en tu marido, ¡sería impresionante!
No sólo es guapo, sino que también es rico!
¿No quieres eso?
Nora se quedó sin palabras.
Se frotó las sienes y preguntó: —¿De quién fue esta pésima idea?
Cherry no dudó en exponer a su tío: —¡Chesty!
Chester miró con inquietud a Justin, que estaba sentado en el sofá con aspecto serio.
Tragó saliva y dijo: —J-Justin, mi intención era buena.
No has estado con ninguna mujer durante tantos años.
¿Y si te vuelves loco por la abstinencia?
Estaba tan asustado que sus piernas se sentían de gelatina.
Intentó enderezarse cuando escuchó la profunda voz de Justin.
—Como castigo, nada de gastos de manutención para ti durante medio año.
Sus palabras lo dejaron atónito, y soltó: —¿Eso es todo?
Había pensado que por haber conspirado contra su hermano, y teniendo en cuenta lo tirano que era, lo habría castrado y convertido en un inválido de cintura para abajo.
Justin levantó una ceja y preguntó: —¿Qué, lo encuentras demasiado indulgente?
Chester reaccionó de inmediato y saltó hacia atrás con ansiedad.
Respondió: —¡No, claro que no!
¡Medio año de gastos de manutención!
¿Cómo voy a comprar créditos para el juego?
No puede ser peor que eso… Tras su huida, Justin se apoyó en el sofá.
Sin embargo, la escena que pasó por su mente fue la de él sujetando los hombros de la mujer que se alojaba abajo y besándola.
Se tocó los labios; la sensación de suavidad aún parecía permanecer.
Entonces, sin darse cuenta, pensó en cuando la toalla de baño se había caído de repente…
No, no había visto nada.
Absolutamente nada… – — Al día siguiente.
Nora hizo que la Sra.
Lewis empacara sus pertenencias temprano en la mañana.
Luego, fue al aeropuerto al mediodía.
Al saber que ella iba a Nueva York con Justin, Simon y Melissa decidieron tomar el mismo vuelo.
A su regreso, el primero sería trasladado al Hospital Finest de Nueva York.
Allí, el nivel de atención médica era mucho mejor que en California.
Al llegar al aeropuerto, Nora se enteró de que iban a tomar un jet privado.
Una impresionada Melissa comentó con un suspiro: —Los aviones privados tienen que programarse con antelación, así que todos los demás tienen que hacer reservas por adelantado.
Que Justin organice todo esto tan rápido… los Hunt sí que hacen honor a su reputación de familia número uno.
Ante la mención de los Hunt, los ojos de Nora parpadearon con incomodidad.
A partir de entonces, ella también pudo darse cuenta de lo meticuloso que era Justin.
Él le había preparado una habitación que no sólo tenía una cama grande y cómoda, sino que también contaba con un cuarto de ducha para que sus necesidades fisiológicas estuvieran totalmente cubiertas.
Durmió todo el camino, y dos horas después, llegaron a Nueva York.
Melissa se fue primero a casa con Cherry y el equipaje, mientras que Nora y el personal del hospital que fue a recogerlos acompañaron a Simon y Justin al Hospital Finest.
Cuando llegaron, Nora ayudó a Simon a instalarse en la sala VIP.
Después, se dirigió a la sala de la UCI.
Justin ya le había enviado el historial médico de la vieja señora Hunt, en California, cuando aceptó tratar su enfermedad.
Ella no quería perder el tiempo.
El día en que salvaba la vida de la anciana sería el día en que su hijo regresaría.
Por ello, quería ir a echar un vistazo y programar la operación lo antes posible.
Pero no esperaba escuchar un pitido urgente procedente del monitor de ritmo cardíaco dentro de la sala de la UCI en el momento en que llegó.
En la puerta, algunas personas del lado de la familia de Howard se enfrentaban a Justin y Pete.
El segundo, que llevaba una máscara y una gorra, miraba la sala con ansiedad.
El tío segundo de Justin señalaba a Pete y le gritaba: —¡Tu bisabuela entró en estado crítico en cuanto volviste!
¡Dado su estado actual, no podrá ser operada aunque encontremos a Anti!
Es demasiado tarde… Los ojos de Pete enrojecieron mientras apretaba sus pequeños puños.
«¡Bisabuela, tienes que aguantar!», pensaba.
Justin frunció el ceño.
Tenía una expresión de consternación en todo su semblante.
Evidentemente, su abuela había estado en un estado estable.
¿Por qué su salud se había deteriorado tan rápido?
¡Bip!
De repente, una voz aguda les llegó desde el interior de la sala de la UCI.
El grito del médico hizo eco en la sala: —¡La estamos perdiendo!
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